Entrevistas

Y casi todo cambió

Lejos de ser el clásico baby boomer, Enrique González Haas, director general de Schneider Electric México y Centroamérica, dirige una de las compañías más vanguardistas en cuanto al manejo de energía en el mundo

Por Darinel Becerra / Fotografías Rubén Darío Betancourt

Egresado de la Escuela Nacional Preparatoria número seis de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique González Haas, es ingeniero mecánico eléctrico, especializado en sistemas eléctricos y electrónicos, así como en electrónica y comunicación.

En Schneider sus responsabilidades van más allá de la propia empresa, pues se contemplan también en el ámbito internacional con compromisos como el del Pacto Mundial (COP). Durante la presentación del segundo Informe Anual de Comunicación sobre el Progreso de los principios de la COP, González Haas escribió lo siguiente: “[…] ante el dilema energético que enfrenta el mundo: aumentar la energía debido a la urbanización, industrialización y digitalización en proyección hacia 2050 y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de carbono, nuestro desempeño es decisivo para ayudar a proveer más energía eficiente y reducir el impacto ambiental en el planeta”.

La posición actual de nuestro entrevistado está lejos de aquella época en la que decidió estudiar ingeniería, y la principal preocupación era “aguantar” el esfuerzo académico.

Y justo en este punto es que arrancamos la plática con el director general de Schneider México y Centroamérica.

“Nuestro desempeño es decisivo para ayudar a proveer más energía eficiente y reducir el impacto ambiental en el planeta”

Constructor Eléctrico (CE): ¿Qué implica estudiar ingeniería?
Enrique González Haas (EGH): Tuve muchos compañeros que no aguantaron porque es una carrera con muchos obstáculos. Se requiere profundizar mucho en las ciencias físico-matemáticas y no es sencillo para las personas que no están acostumbradas a ser metódicas y disciplinadas. Implica esfuerzos y desvelos. Algunas veces tuve que ir a los exámenes sin dormir porque eran muchos temas. Poco a poco se van liberando esos obstáculos y se aprende, lo cual da una formación muy completa.

CE: De cuando era estudiante a la actualidad, ¿qué cambios ha tenido la industria de la construcción?
EGH: Muchos. México ha sufrido dos grandes temblores. El de 1985 fue un parteaguas en el ámbito de la construcción. Se tuvieron que hacer códigos más estrictos, donde se contemplaron salidas de emergencia y construcciones más resistentes a movimientos de mayor intensidad.

CE: ¿Cuáles son los retos para el manejo y eficiencia de la energía en México?
EGH: Hoy, el sector inmobiliario es uno de los que registran el mayor desarrollo económico y que demanda mucha energía eléctrica, sobre todo porque en la actualidad en un inmueble no sólo hay oficinas, sino también hay lugares de esparcimiento o residenciales, es decir, los desarrollos mixtos no son exclusivamente un edificio que se ocupa cinco días a la semana.

Actualmente, hay muchos desarrollos donde las personas pasan todo el tiempo, ya sea porque compraron un departamento, van al cine o a disfrutar del gimnasio o la alberca.

En México durante muchos años se podía vivir sin la necesidad del aire acondicionado, pero ahora las temperaturas se han incrementado y es necesario usar compresores y energía para tener confort.

CE: ¿Cómo ven el futuro del auto eléctrico en México?
EGH: Hemos hecho esfuerzos para desarrollar una oferta que permita cargar las baterías. Gran parte del potencial para un automóvil particular está en los momentos en que éste no está en uso, eso sucede en la noche regularmente. Hay automóviles que están empezando a tener autonomías más allá de los 200 kilómetros, lo cual es mínimo para dos o tres días en la ciudad.

CE: ¿Ustedes ya tienen algún producto?
EGH: Sí, tenemos cargadores eléctricos. Estuvimos trabajando con una empresa alemana de venta de autos y durante un tiempo entablamos un partnership en el que se dio el cargador junto con el auto y se le instalaba en su casa. Tenemos experiencia en el tema y hemos instalado electrolineras de prueba en las estaciones de recarga de algunos almacenes de prestigio en Ciudad de México.

CE: ¿Qué opina sobre la Reforma Energética?
EGH: Hemos vivido momentos críticos en el país, y también hemos tenido una buena producción petrolera que nos ha brindado bienestar y mayores ingresos a la administración. Con el paso del tiempo nos hemos ido acabando los recursos, como ha ocurrido con los pozos petroleros que se descubrieron en la zona de Campeche en los años setenta. Eso hizo que no estuviéramos preparados para buscar otras alternativas o yacimientos. Viene la Reforma Energética y los precios del petróleo caen a niveles muy bajos.

Aún no podemos apreciar los beneficios de la Reforma, pero hay algunos que se pueden percibir, como la apertura comercial del mercado de los hidrocarburos o las gasolinas, lo que desemboca en una mayor competencia; esto es un beneficio, pero en general aún no se sabe en qué ayudará, porque las inversiones siguen en espera de que los precios del petróleo vuelvan a subir y que hagan que las inversiones necesarias sean redituables con precios más altos.

Si la Reforma sigue su curso, seguramente vendrán las inversiones, aunque también vendrán otros retos, ya que cada vez habrá más tendencias y se usarán más soluciones como los autos eléctricos o el gas natural.

CE: ¿Hacia dónde se dirige la automatización y el manejo de energía?
EGH: Hay muchas tendencias. En Europa hay contrastes, por ejemplo, en Francia hay una gran capacidad de energía nuclear, la cual es muy barata una vez teniendo la inversión. Alemania busca salirse de la energía nuclear e irse más a las renovables, que no representen riesgos en el manejo de los combustibles. En México, la Reforma Energética ha permitido que hoy haya varios cambios muy interesantes. Anteriormente, nadie podía generar electricidad, ahora se tiene acceso a paneles solares en el hogar, instalarlos y generar energía eléctrica propia, y también a la posibilidad de que el excedente se pueda inyectar a la red y, de este modo, convertirnos en un proveedor-consumidor, conocido como prosumer.

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