El papel de las pérdidas de energía en las tarifas
Las pérdidas de energía son inevitables en cualquier sistema eléctrico; sin embargo, existen actividades y herramientas que, además de minimizar este impacto, cuidan las ganancias de las empresas
Por Redacción, con información de PrimeStone
El abastecimiento de energía eléctrica para todos los entornos (residencial, industrial, comercial, etcétera) no es una tarea sencilla. De hecho, es el resultado de un total de actividades que comienzan con la generación de la misma al convertir recursos naturales como agua, gas, luz solar o viento en electricidad, que es transportada por redes de transmisión y de distribución para finalmente transformarse en energía con niveles adecuados para la comercialización.
Así, producir, transmitir, distribuir, comercializar y administrar constituyen etapas fundamentales en el servicio eléctrico, pues cada una de ellas genera gastos que deben cuantificarse para determinar los precios.
Sobre esta base se determina la estructura tarifaria, que no es otra cosa que identificar el costo del servicio y el precio que se cobra a cada suscriptor por llevarle electricidad a su hogar. De igual forma, la administración del sistema interconectado genera costos que se agregan al cálculo del Costo Unitario (CU) de prestación del servicio.
Evidentemente se trata de un proceso mucho más complejo, tanto que en él se pueden generar pérdidas importantes (técnicas y no técnicas), correspondientes a la diferencia entre la cantidad total de energía generada y la total consumida por los usuarios finales.
Como es sabido, las pérdidas técnicas son aquellas que se dan por el estado técnico o físico de los equipos e infraestructura de las redes de distribución; mientras que las no técnicas corresponden al hurto de energía y la ineficiencia de los sistemas de control, medición, facturación y recaudación de las empresas.
¿Cómo afectan estas pérdidas al bolsillo?
Aunque no lo parezca este es un tema transversal para todos los negocios, pues por las pérdidas de este recurso, en la mayoría de los países se implementa el cobro de una tarifa regulada o un valor por cada kW/hora que se comercializa.
De esta tarifa regulada se destina una fracción para reponer parte de las pérdidas eléctricas que se presentan, lo cual significa dos cosas: las empresas que generan, transmiten, distribuyen y comercializan la energía verán disminuido el porcentaje de sus utilidades y, en consecuencia, el cliente final también terminará pagando estos componentes.
¿Por qué? Porque el pago de la electricidad que un usuario recibe en su hogar depende del costo para producir esa energía, así como de la operación y administración del sistema. Por ejemplo, en el caso colombiano, la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) toma en consideración los siguientes elementos para establecer las tarifas:
- Costos fijos que genera la actividad de comercialización
- Costo de la compra de energía realizada por el comercializador
- Transporte de dicha energía de las plantas donde se genera a las redes de transmisión regionales
- Valor del transporte de energía de cada subestación perteneciente al Sistema de Transmisión Nacional hasta el usuario final
- Remuneración del margen de comercialización de la energía, incluidos aspectos esenciales como atención al usuario, reclamos, facturación y lectura de medidores
- Costos por servicios y restricciones asociados a la generación
A su vez, en Latinoamérica las medidas tarifarias tienden a ser similares; en México, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) también vela por cubrir las necesidades financieras, las de cobertura del servicio y por promover el consumo racional de energía.
Las tarifas mexicanas se ajustan tomando en cuenta y de manera independiente los rubros de: tensión de suministro, horario de aplicación, cargos por demanda, consumo o demanda contratada inicial y fecha de inicio de la vigencia, principalmente.
En Argentina, en cambio, aunque los usuarios pagan una factura única abonada a la distribuidora, además del IVA (que es el principal impuesto incluido en las tarifas), se incluyen la retribución a sólo tres actividades específicas: generación, distribución y transporte de energía.
Indicador de eficiencia
En su estudio titulado El sector eléctrico colombiano: descripción, situación actual, retos y perspectivas, el economista Luis Guillermo Vélez señala que las pérdidas de energía son consideradas un indicador de eficiencia.
Destaca que, antes de las reformas implementadas en la década de los noventa, el control de las pérdidas era una de las principales preocupaciones para quienes estaban a cargo la responsabilidad del sector eléctrico. La viabilidad financiera de las empresas y de la industria en su conjunto tropezaban con un serio obstáculo, debido a los altos índices de energía que se producían, pero que no se facturaban.
Este problema repercutía también en que fuese necesario generar más energía para poder llegar a los suscriptores del servicio. No obstante, al modificar el modelo competitivo la situación también cambió y las empresas ahora se cuidan de tener pérdidas cuantiosas.
El monto de éstas entra en la estructura de costos, pero siempre dentro de márgenes razonables, en vista de que la regulación penaliza las mermas excesivas. Así, la implementación de materiales altamente conductores representa una forma efectiva de contrarrestar la resistencia eléctrica, disminuir las pérdidas e incrementar la eficacia del sistema.
Plataformas tecnológicas
Otra tendencia mundial para reducir pérdidas es acortar la distancia entre el sitio de generación y el consumidor. Asimismo, a través de herramientas tecnológicas es posible reportar las fallas técnicas y no técnicas de las redes eléctricas y de los usuarios de energía.
Mediante un análisis se define una amplia lista de parámetros eléctricos tales como voltajes, sockets y canales para generar balances de energía, diagramas unifilares y reportes que ofrecen una visión clara de las estructuras eléctricas. Esto es un referente para diversas empresas del sector que necesitan focalizarse en controlar y detectar tempranamente las pérdidas, al igual que los desbalances, lo que permite tomar acciones correctivas y preventivas con un plan efectivo de recuperación.