Opinión

La buena y la mala para los centros comerciales

México es el país líder en Latinoamérica en desarrollo de centros comerciales. En la actualidad, existen 738 desarrollos y están en construcción 29 más. Su crecimiento anual es de 5 por ciento y la Ciudad de México es la tercera del mundo con más malls construidos.

La suma de metros cuadrados de todos los centros comerciales en nuestro país es de casi 22 millones, lo que equivale a la superficie de todo el Estado de México. El promedio de consumo anual de energía en un centro comercial oscila entre 150 y 350 kWh por metro cuadrado, aproximadamente; hasta 50 por ciento de su consumo proviene de la iluminación, 40 por ciento de A/C y el 10 por ciento restante de bombas, motores, sistemas de refrigeración y otros.

Existe una gran oportunidad para mejorar el consumo de energía mediante una gestión eficiente, lo que podría redundar en un ahorro de hasta un 20-30 por ciento, es decir, entre 2 y 3 millones de kWh. Esta cifra es equivalente a un ahorro económico anual de hasta 5 millones de pesos por centro comercial promedio (30 mil metros cuadrados) y la reducción de emisiones en 1 mil 500 toneladas de CO2 al año. Si lo multiplicamos por los más de 750 centros comerciales que habrá construidos a finales de este año en México podemos ver un número muy significativo. Para ello es necesario implementar un sistema de gestión energética, así como la norma ISO 50001:2018, que es la más reconocida a nivel internacional y está basada en el ciclo de mejora continua. Con esto, podremos identificar las áreas de oportunidad para implantar las medidas o proyectos más redituables para el centro comercial.

En este sistema no puede faltar la auditoría energética, que en países como España es obligatoria por ley desde el 2016, para las empresas con más de 250 empleados o que facturen más de 50 millones de euros.

Algunas buenas prácticas para reducir el consumo de energía son: el diseño de la envolvente del edificio; la implementación de un sistema de monitoreo energético, el cual ayuda a controlar la cantidad, calidad y fiabilidad de energía; el aprovechamiento de la luz natural; uso de iluminación eficiente; compra de A/C de alto rendimiento, así como la supervisión y mantenimiento de los mismos; certificación LEED; asegurarse del cumplimiento de las distintas NOM en materia de eficiencia y trabajar en conjunto con una consultoría de energía, ya sea para implementar medidas de ahorro como para verificar el correcto funcionamiento del sistema (commissioning). Adicionalmente, para aumentar los ahorros económicos y evitar emisiones de CO2, se puede complementar la eficiencia con la compra de energía renovable.

En resumen, hay una buena y una mala noticia. La mala es que hay un rezago importante en México en los programas de eficiencia y gestión energética de los centros comerciales; la buena es que existe una clara oportunidad de obtener ahorros económicos y disminuir los riesgos en la matriz de consumo de energía. Esto porque al aumentar el número de proveedores de suministro no se depende tanto de los aumentos en las tarifas de la CFE, o de la reducción de riesgos futuros de normatividad ambiental aplicable, debido a las emisiones de gases de efecto invernadero que producen.

 

Carmelo Santillán Ramos
Ingeniero Electrónico Industrial con tres maestrías relacionadas en sustentabilidad y un doble MBA por la Universidad de Barcelona, con más de 10 años de experiencia en QEHS. Fue subdirector de Sustentabilidad en Banorte. En la actualidad es director general en CSR Consulting y catedrático de la U-ERRE y ESADI.

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