Luminotecnia compuesta

En esta época, lo que domina en el abastecimiento del alumbrado público son las luces por vapor de sodio (luz ámbar) y la luz blanca por aditivos metálicos. Los LED son la tendencia con más difusión, y la inducción magnética está logrando penetrar en el mercado industrial.

75 municipios, de los 2 mil 441, representan 33 por ciento del consumo de iluminación.

Por Santiago Bonilla.

En México, gran parte de la iluminación exterior es de carácter gubernamental: calzadas, paseos, calles, ayuntamientos y demás. Cada municipio invierte en su alumbrado público. Lo primero que ha de considerarse en el momento de instalar o actualizar el alumbrado es que debe iluminar de acuerdo con el tipo de vialidad; es decir, considerar el tamaño de la zona y su flujo de circulación. La clase de luz que controla este modelo de alumbrado es el vapor de sodio de alta presión (resplandor amberino) y los aditivos metálicos (luz blanca). Con menor presencia se encuentra la llamada iluminación mixta (similar a la luz incandescente).

El vapor de sodio fue una solución de ahorro en su tiempo, hace más de 50 años, en contraposición a la iluminación mixta, la cual consume el aproximado de una luminaria incandescente. La incursión de nuevos métodos para el alumbrado público incluye la aplicación de luz HID (high intensity discharge), la cual proporciona fulgor blanco de ahorro y no requiere reemplazo de la luminaria entera, a diferencia de la inclusión de LED, que funciona con balastros electromagnéticos.

Sin contar las 16 delegaciones del Distrito Federal, existen 2 mil 441 municipios divididos en tres grupos: alto poder adquisitivo (75), medio y escaso. Los 75 municipios con más posibilidades económicas representan 3 por ciento de los 2 mil 441. De este 3 por ciento proviene el consumo de una tercera parte de toda la energía, en cuanto a alumbrado público de todo el país; es decir, 3 por ciento consume 33 por ciento de la iluminación total. Son los municipios donde hay más urbanización y desarrollo donde se requiere una potencia superior, ya que no sólo poseen más focos, sino que son de mayor capacidad lumínica.

La incorporación de la inducción electromagnética y los LED a la industria lumínica es un tándem de tecnologías relativamente nuevas. En el último caso, ha habido una abundante propagación para su uso; sin embargo, existen ciertos lugares donde no es idónea su aplicación. Ciertamente, los LED representan un ahorro sustancial para el alumbrado exterior; no obstante, al requerir mayor demanda energética, debe contar con una dispersión de calor muy efectiva. En esta instancia, el reto es diseñar una luminaria que asista a diseminar la energía calorífica para evitar que se fundan y mermen el ahorro planteado en el momento de considerar su empleo. La iluminación y el consumo de energía eléctrica están estrechamente vinculados. Es así que se consideran tres parámetros para definir su consumo: potencia de la lámpara (watts que utiliza), tiempo de uso y tecnología de la lámpara.

Respecto de esta cuestión, la iniciativa privada continuamente está dispuesta a ver más allá en el tiempo de inversión. Hoy en día, la proyección de ahorro se ve reflejada en un periodo a partir de cuatro años y no mayor a siete. Asimismo, el sector privado tiene la oportunidad de participar en licitaciones gubernamentales para invertir en emplazamientos eléctricos ahorradores de energía. Obsérvese, como ejemplo, la pasada licitación de la Comisión Federal de Electricidad: LO-018TOQ988-N2-2011, del expediente 119160, en la que se convocó a realizar un plan para la instalación eléctrica subterránea en el Centro Histórico de la ciudad de México.

La solución para cimentar una red eléctrica en exteriores públicos debe ser de naturaleza sostenible, suficiente iluminación y, sobre todo, que satisfaga la demanda de la población. Estas soluciones deben abordarse de manera mixta. Acaso la inducción electromagnética tenga una vida útil considerablemente mayor y una extensión lumínica superior, mientras que los LED cuenten con una mejor concentración de luz a coste de su índice de refracción del color. Es entonces cuando la industria privada puede permitirse ser innovadora y encargarse de proponer soluciones heterogéneas en luminotecnia.

En el horizonte nacional, las compañías ahora denominadas verdes se hallan en imparable expansión. Tanto en el sector eléctrico como en su ramo luminotécnico, es imperativo mantener conjuntamente un índice bajo en emisiones anuales de CO2 y un impulso a la maximización en los procedimientos utilizados y en los productos ofrecidos. Es un sector laboral que, al igual que la población, diariamente crece y requiere tener cubierta la necesidad básica de luz artificial. El correcto iluminado influye profundamente en el estado anímico de las personas y consecuentemente en su desempeño social y laboral.

El ingeniero Eduardo Carlos Hernández, director General de Luminnova, una empresa mexicana que desde hace siete años está en continuo desarrollo y comercializa luminarias y lámparas energéticamente eficientes, exhorta a contratistas y proyectistas a elaborar propuestas tanto mixtas como reales, al conciliar soluciones tripartitas para el consumidor final, para el cliente y para la propia compañía. El ingeniero Carlos comenta que: “ahora el panorama para las empresas innovadoras es la búsqueda de distribuidores con la capacidad para entender y extender los nuevos sistemas y tecnologías para el ahorro energético”.

Cabe aclarar que es bajo la perspectiva de distribución que la inversión acometida puede hallar la ocasión de influir en el progreso, debido a que muchas iniciativas cuentan con el apoyo de organismos gubernamentales, como la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), pues además de que la correcta iluminación de los espacios públicos es un fomento al crecimiento comunitario, una manera básica y evidente de prevenir la delincuencia; con el apoyo de los ramos 33 (Fondo para la Infraestructura Social Municipal) y 26 (Desarrollo Social y Productivo en Regiones de Pobreza), de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), entre otras, para fundamentar un abastecimiento de energía eléctrica y lumínica, moderno y sostenible. “La meta de un correcto alumbrado consta de tres puntos: lo más conveniente económicamente, lo más conveniente energéticamente y lo más sostenible posible”, dice el ingeniero Hernández. Comenta que la operación de todas las empresas lleva a este consumo, “todos somos usuarios de esto; caminando en la calle o estando en el hogar, todos somos consumidores. Entonces, es ineludible como empresa proporcionar una buena calidad lumínica porque se refleja en la calidad de vida.”

A este respecto, el proyecto de Rescate del Centro Histórico de la capital mexicana ha dado pie a que diversas empresas de carácter nacional e internacional participen en rubros varios de obra pública en labores de rencarpetamiento, distribución de energía e iluminación. Los tratados comerciales vigentes desde la década de 1990 han brindado una gran apertura para el incremento de la aportación que brinda la iniciativa privada.

Asimismo, la apertura gubernamental y, por tanto, la cooperación bilateral entre los involucrados en el desarrollo de las obras se han tornado más tangibles. Las exigencias que solicita el Gobierno del Distrito Federal no están exentas de flexibilidad, de modo que los proyectos funcionen cabalmente. Se ha puesto énfasis en la conservación de las fachadas de edificios históricos, pero la implementación de mejor cableado, sistemas y equipos se ha abordado con sencillez y eficacia.

El tipo de obras y las distintas normativas que exige la CFE en estos campos apuntan hacia la sostenibilidad y el consumo responsable de los sistemas implementados, para seguir por la senda de las tendencias vigentes. La instalación de algunas farolas, cuyo suministro proviene de fuentes renovables, comporta ventajas de índole económica y gubernamental. Las tecnologías más innovadoras se han posicionado como verdaderas opciones factibles en los nuevos desarrollos, con la bonificación de adaptarse al tipo de red existente.

“un correcto alumbrado consta de tres puntos: Conveniencia económica, energética y sostenibilidad”.

La Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee) indica las normas vigentes relacionadas con los sistemas de alumbrado público

NOM-001-SEDE-2005 Instalaciones eléctricas. Establecer las especificaciones y lineamientos de carácter técnico que deben satisfacer las instalaciones destinadas a la utilización de la energía eléctrica, con el fin de que ofrezcan condiciones adecuadas de seguridad para las personas y sus propiedades, en lo referente a la protección contra los choques eléctricos, los efectos térmicos, sobrecorrientes, las corrientes de falla y sobretensiones.

NOM-002-SEDE-2010 Requisitos de seguridad y eficiencia energética para transformadores de distribución. Establece los requisitos mínimos de seguridad y eficiencia energética que deben cumplir los transformadores de distribución, además de los métodos de prueba que deben utilizarse para evaluar estos requisitos.

NOM-058-SCFI-1999 Productos eléctricos-Balastros para lámparas de descarga eléctrica en gas-Especificaciones de seguridad. Estataliza las especificaciones de seguridad que deben cumplir los balastros para lámparas de descarga eléctrica en gas, con el propósito de prevenir y eliminar los riesgos para la incolumidad corporal de los usuarios y para la conservación de sus bienes.

NOM-064-SCFI-2000 Productos eléctricos-Luminarios para uso en interiores y exteriores-Especificaciones de seguridad y métodos de prueba. Instaura los métodos de seguridad y los requisitos de prueba aplicables a los luminarios para interiores y exteriores.

NMX-J-230-ANCE-2007 Balastros para lámparas de descarga eléctrica en gas.

NMX-J-503-ANCE-2005 Balastros para lámparas (alta intensidad y vapor de sodio baja presión).

NMX-J-507/1-ANCE-2007 Coeficiente de utilización de luminarios de vialidades.

NMX-J-510-ANCE-2003 Balastros de bajas pérdidas (alta intensidad) para alumbrado público.

NMX-J-537-ANCE-2004 Balastros de impedancia lineal para lámparas (alta intensidad y vapor de sodio en baja presión).

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