Científicos de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, crearon un microparque eólico alimentado por el movimiento natural de bacterias. De acuerdo con un estudio dado a conocer en la revista Science Advances, los investigadores concluyeron que, a futuro, estas plantas de energía podrían convertirse en motores para dispositivos autoensamblados y autoalimentados de tamaño pequeño y fabricados por el hombre.
Para ello, utilizaron simulaciones por computadora, con el fin de demostrar que el efecto caótico de enjambre de materia activa densa, como las bacterias, se puede organizar para hacer funcionar rotores cilíndricos y proporcionar una fuente de energía constante. Regularmente, las bacterias nadadoras se mueven en enjambre y sin un orden específico, lo que impediría la recolección de energía útil; sin embargo, luego de que el equipo de investigadores utilizara un entramado de 64 microrrotores simétricos en el fluido activo, las bacterias se organizaron espontáneamente e hicieron girar una serie de microrrotores vecinos en direcciones opuestas y con un patrón regular, organización estructural similar a un parque eólico, sin necesidad de turbinas microscópicas con forma de engranaje.
Como declaró el coautor de este estudio, Tyler Shendruk, los mayores desafíos energéticos se encuentran en la escala de los GWh; no obstante, hay otras necesidades de energía a menor escala que podrían ser directamente alimentadas por sistemas biológicos como poblaciones bacterianas.
Fuente: invdes.com.mx