El pilar de las renovables
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, la duplicación de la tasa mundial de mejoramiento en eficiencia energética es una meta factible que creará patrones sostenibles de consumo, promoverá mejores prácticas que asegurarán el futuro del sector a largo plazo y ayudará a mitigar el cambio climático. Para lograr esto, será fundamental invertir en el desarrollo y aprovechamiento de las fuentes renovables
Por Redacción
En años recientes, han sido posibles los avances en tecnologías renovables, incrementos en la capacidad de generación a nivel mundial, así como rápidas reducciones de costos gracias al apoyo brindado por las políticas económicas, mismas que han atraído una cantidad significativa de inversiones e impulsado la baja de costos, por medio de economías de escala.
Como determina el documento Prospectiva de Energías Renovables 2012-2026, presentado por la Secretaría de Energía (Sener), la importancia del impulso de estos recursos no sólo consiste en reducir la dependencia en la utilización de los combustibles fósiles, sino también en crear nuevas oportunidades económicas para la disposición de un mercado energético totalmente diversificado y más amigable con el ambiente.
En este sentido, el desarrollo tecnológico está extendiéndose globalmente, a la par de la legislación que, por sólo mencionar el caso de México, determinó que 35 por ciento de la energía eléctrica generada en 2018 deberá provenir de fuentes limpias, rubro en el que la solar y eólica están cobrando fuerza.
Primero lo primero
Una de las cuestiones más importantes para la consolidación de las energías limpias es el afianzamiento de las estrategias encaminadas a un mejor aprovechamiento de los recursos. “Para una correcta aplicación de las renovables se debe tener un uso eficiente de la energía, ese el paso antes de la implementación de los proyectos solares, eólicos o de cualquier tipo”, afirma Josué Cantú Flores, director general de Yarlan Energy.
La eficiencia es fundamental desde los procesos básicos, agrega el directivo. Por ejemplo, en la industria textil se emplean calderas de gas para calentar el agua hasta alcanzar 100 grados y convertirse en vapor que se transmite entre las máquinas, a 70 grados. ¿Qué se podría hacer? Calentar el agua únicamente hasta 70 grados, con eso es suficiente para ahorrar combustible, antes de proceder a la instalación de un sistema de energía sustentable.
El siguiente paso sería la instalación de colectores solares que, además de usarse para el calentamiento de agua también generen electricidad. “Se toma la energía del sol por radicación directa y se proyecta a un punto focal por medio de los espejos en forma de parábola del equipo para amplificarla. A través de un dispositivo de última generación, basado en nanotecnología, se puede tener una celda solar de alta eficiencia en un espacio de 20 por 20 centímetros, equivalente a cinco paneles solares de 1.5 kW”, explica Cantú Flores.
Así, al concentrar la energía en ese punto focal la temperatura de operación aumenta y permite calentar agua hasta 70 grados, siendo la generación de electricidad un valor agregado. “Su aplicación puede darse en cualquier tipo de comercio que requiera agua a alta temperatura como hospitales, hoteles, centros de convenciones, clubes deportivos y procesos industriales donde las calderas podrían sustituirse por equipos que no necesitan combustible”, expone el director de Yarlan Energy.
La clave, añade, está en que los dispositivos sean fáciles de operar para los usuarios finales, con requerimientos mínimos de infraestructura y mantenimiento que, a su vez, puedan interactuar con un BMS (Building Management System) o BAS (Building Automation System) en edificaciones más avanzadas, a fin de monitorear el consumo en tiempo real.
Además de analizar de qué forma se usa la energía, es necesario analizar su calidad y elementos, como el factor de potencia, para que no haya pérdidas que se vean reflejadas en el nivel de eficiencia. “Se debe revisar que los equipos no tengan pérdidas. En México, hay instalaciones que carecen de lo básico como un sistema de tierras, lo que conlleva, por ejemplo, a que los transformadores trabajen a marchas forzadas por no contar con protección adecuada”, detalla Cantú.
Los desafíos
En este panorama, el reto más grande es la educación y toda la cadena debe ser consciente de asumir la responsabilidad que le corresponde, con el objetivo de alcanzar las metas que se han establecido en diferentes programas y convenios internacionales. “El uso eficiente de la energía va más allá de apagar un foco. Para las empresas, debe incluir un estudio de eficiencia en el que se determinen aspectos relevantes como cuánto combustible gastan los colaboradores para llegar al sitio de trabajo o qué tan eficientes son los desarrollos logísticos para ahorrar en combustible. Más que saber sólo cómo se usa la luz, es conocer el impacto en la gente y la sociedad”, asegura el director.
Por ello, sostiene, la eficiencia energética es un concepto que debe involucrarse en la misión y visión de las compañías para que se consideren todas las áreas de oportunidad en cada uno de sus procesos, se establezcan objetivos medibles año con año y se ejerza la norma de calidad ISO 50001 de Sistemas de Gestión Energética.
“La eficiencia tiene que ser un compromiso, como la seguridad. La directriz debe de venir desde los directivos y de ahí permear a todas las áreas. A nivel de la sociedad también se tiene que trabajar en las escuelas para que los niños entiendan la importancia del uso eficiente de los recursos. Ésta es una labor que debe liderar la Sener, en conjunto con asociaciones, cámaras y grupos empresariales y sociales”, concluye Cantú.