Un litro de luz
A través de un elemento tan sencillo como una botella de PET con agua, un proyecto innovador permite iluminar los hogares sin electricidad de manera eficiente y renovable.
La iniciativa Un Litro de Luz proporciona iluminación natural a viviendas de bajos recursos.
Por Antonia Tapia.
Aún hoy, a pesar de los avances asombrosos en tecnología y comunicaciones, existen en todo el planeta millones de personas que no tienen acceso a necesidades básicas, como iluminación, energía eléctrica y agua potable. Para atender a esta problemática, la Fundación My Shelter, que emplea materiales sustentables, creó el movimiento internacional Un Litro de Luz en 2011.
Esta propuesta comenzó su programa en Manila, Filipinas, y rápidamente se extendió hacia otras latitudes. En la actualidad, se encuentra en 20 ciudades. En Latinoamérica tiene presencia en Brasil, México, Guatemala, Colombia, Perú y Argentina.
Constructor Eléctrico dialogó con Illac Angelo Díaz, director ejecutivo de My Shelter, sobre esta interesante iniciativa.
“El proyecto Un Litro de Luz consiste en llevar luz natural a las viviendas de bajos recursos mediante un sistema económico y ecológico”, afirma Díaz.
Esta técnica fue descubierta por el mecánico brasilero Alfredo Moser en 2002. Luego, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) la desarrollaron, y actualmente la Fundación My Shelter se encarga de aplicarla en diferentes partes del mundo con el objetivo de desarrollar tecnologías apropiadas de bajo costo que puedan ser utilizadas por las familias de escasos ingresos.
“En este proyecto se utilizan botellas transparente de PET. Dentro de ellas se agrega agua con un poco de cloro, para evitar de esa forma la aparición de moho. Las botellas se colocan a través de los techos de lámina, material que abunda en las construcciones de escaso presupuesto. En estos tragaluces, durante el día, la luz solar se refracta a través del agua de la botella dando como una resultado luz equivalente a una bombilla de 40 a 60 watts”.
El director ejecutivo de My Shelter expresa que este proyecto surge en Filipinas debido a las grandes necesidades que tienen. En este país del sureste asiático, más de 3 millones de personas viven sin electricidad y el acceso a las tecnologías verdes está fuera del alcance de gran parte de la población. Es por eso que en diferentes comunidades se emplea este tipo de sistemas. En Manila, existen más de 20 mil hogares que utilizan estas botellas para iluminarse y rápidamente se ha extendido hacia otras regiones.
“Muchas de las casas en Filipinas están construidas muy cerca unas de otras, por lo que no es posible tener ventanas. La mayoría de las habitaciones son oscuras, incluso durante las horas del día. Las luz eléctrica no siempre está disponible, e incluso si lo está significa un gran gasto para este tipo de poblaciones que se encuentran en la pobreza extrema”.
Díaz subraya que este tipo de bombilla es la más barata del mundo, no contamina y aprovecha ciento por ciento los recursos naturales. Con ella, una habitación de 40 metros cuadrados puede ser iluminada por menos de 1 dólar, que es lo que suele costar la instalación, y el ahorro en el gasto de electricidad puede alcanzar 6 dólares mensuales.
Técnica e Instalación
“El concepto de este proyecto es utilizar materiales que son fáciles de encontrar, incluso en los barrios más pobres, que el sistema se pueda instalar de forma sencilla y ser sostenido por la comunidad. Lo que nos interesa lograr es que la tecnología continúe mucho después de que hayamos abandonado la zona, que de este sistema surjan emprendedores que continúen el programa”.
Realizar las lámparas solares es muy simple. Lo más conveniente es trabajar con botellas iguales para utilizar sólo un par de plantillas a la hora de realizar los cortes. Lo primero será trazar dos plantillas en un pedazo de cartón. Se traza un círculo con el mismo diámetro que la botella de plástico. Luego se traza otro círculo, aproximadamente 2 milímetros más pequeño que el círculo anterior.
Se toma la primera plantilla y se traza sobre un trozo de lámina galvanizada calibre 26 de aproximadamente 25 por 25 centímetros. Haciendo centro en esta plantilla, se traza el segundo círculo. Una vez trazados los círculos se recorta el círculo interior. Cuando se termina de hacer el corte circular, se hacen pequeños cortes perpendiculares hacia el círculo exterior con la circunferencia de la botella. Estos flecos se doblan en un ángulo de 45 grados hacia una de las caras de la lámina para poder sujetar la botella.
Con la superficie rugosa se coloca un sellador epóxico con ayuda de una pistola de silicón. Se delinea la circunferencia de la botella unos dos centímetros arriba del centro de la zona lijada y se coloca en la lámina. Una vez hecho esto se coloca sellador tanto por la parte superior, donde están los flecos que se doblaron, y la parte inferior para evitar goteras. Es fundamental que quede bien sellado.
Se vierten unos 10 mililitros de cloro para evitar que se formen algas en el interior de la botella. Se rellena con agua destilada para que no haya sustancias en suspensión que obstruyan la luz. Se cierra la botella con la tapa, colocando sellador en la rosca, y se cubre la tapa con un tubo de PVC, ya que éstas suelen quebrarse con el Sol.
Para la instalación se efectúa un agujero en el techo por el que se introduce la botella. Ambas láminas se taladran y se sujetan con remaches, colocando una capa de sellador entre ellas.
Beneficios
Con este tipo de sistemas, las comunidades más desfavorecidas pueden acceder a la iluminación. Se crean medios de vida que les permiten sobrevivir. Además, son seguras: con su empleo se evitan las instalaciones en malas condiciones que pueden causar incendios, intoxicaciones y algo sumamente relevante: no contaminan.
Una bombilla incandescente de 50 watts, en funcionamiento durante 14 horas en el día emite 0.77 kg por kWh de CO2; en 30 días 16.17 kg, y 200 kg al año. En cambio, con esta bombilla no se producen emisiones. Si se instalan 15 mil luces se ahorrarían 3 millones de kilogramos en un año.
Otro beneficio de estas lámparas es que crea un mercado que reactiva la productividad de muchas zonas. Por ejemplo, muchos vecinos, luego de capacitarse emprenden su propia empresa de instalación llevando la luz a otros barrios, con un costo de menos de 1 dólar la instalación.
Díaz puntualiza que, dentro de las comunidades, este tipo de proyecto no encuentra mayores resistencias, sobre todo los grupos de mujeres –especialmente en los lugares donde los medios de vida son muy escasos– los cuales demuestran mayor interés en aplicar el sistema.
Las mujeres muestran mucho interés por aplicar este sistema |
Alcances
La Fundación My Shelter cuenta con diferentes programas para reproducir este tipo de tecnología. Uno de ellos se lleva a cabo mediante la puesta en marcha y el pago a un referente designado para construir e instalar bombillas solares hasta en 500 casas. La Fundación se encarga de capacitar a estas personas, les proporciona todas las herramientas y materiales necesarios para armar las lámparas, además de que presta asistencia en el control de calidad durante las primeras instalaciones. Esta estrategia se aplica en diversos pueblos de los alrededores para crear conciencia y lograr una demanda del producto y del servicio.
Otro programa utiliza voluntarios de la comunidad y para la implementación a gran escala se recurre a patrocinadores o el gobierno local. La mayor parte de los fondos se utilizan para comprar materiales y herramientas, mientras que la mano de obra es suministrada por el voluntariado.
A principios de noviembre de 2013, Un Litro de Luz fue galardonado por Sustainia People’s Choice Award como uno de los proyectos sin fines de lucro más sustentables del año. Al respecto, Díaz afirma que es de gran importancia este reconocimiento y que les sirve de aliento para que en 2015, con la colaboración de compañías, agencias y voluntarios, se pueda llegar a más de 1 millón de lámparas instaladas en todo el mundo.
Al cierre de esta edición, Un Litro de Luz se encontraba reparando los desastres causados por el tifón Haiyan que azotó a Filipinas en noviembre de 2013.
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