Esfuerzo universitario consolida proyecto fotovoltaico
La industria eléctrica mexicana lucha por aprovechar las energías renovables disponibles en el territorio nacional. El sector eólico es el más avanzado en lo que respecta al desarrollo de proyectos en México. El solar fotovoltaico comienza a ganar terreno, sobre todo a través de las instituciones educativas. Este esfuerzo por aprovechar las alternativas se muestra en un proyecto conjunto desarrollado en el sureste mexicano
Por Karemm Danel / Fotografías: cortesía de Neín Farrera
La demanda de energía a nivel mundial va en aumento, lo cual, a su vez, ha intensificado la búsqueda de fuentes alternativas de energía para cubrirla. Un crecimiento importante se ha registrado en el uso de sistemas fotovoltaicos para casa habitación, que en la actualidad atraviesan por un periodo de auge ante la reducción de sus costos y la posibilidad de autogeneración derivada de los cambios en la legislación del mercado eléctrico mexicano.
Los usuarios pequeños, sean domésticos o comerciales, a pesar de constituir casi 90 por ciento de la base total de consumidores de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), apenas demandan poco más de 25 por ciento de la energía total generada. El resto de la producción es consumido por los grandes sectores industriales.
Por otro lado, la generación de energía, aunque ha diversificado sus fuentes, todavía depende en más de 90 por ciento de los combustibles fósiles: “La mayor parte de la energía eléctrica convencional de la red eléctrica de CFE proviene de sistemas de generación que utilizan combustibles fósiles o de grandes hidroeléctricas que tienen un impacto negativo en el medioambiente, lo cual es posible traducir en emisiones de gases de efecto invernadero”, señala el doctor Neín Farrera, líder de investigación en la Universidad del Valle de México, campus Tuxtla.
A su juicio, para las instituciones es relevante participar en proyectos que contribuyan a disminuir la emisión de gases contaminantes, debido a que provocan el efecto invernadero. Esto da motivos para colaborar con centros de investigación, aspecto que simultáneamente les permite encaminarse o ratificar su condición de organizaciones socialmente responsables.
En este contexto, en fechas pasadas se consolidó el proyecto de instalación de una central fotovoltaica en el complejo de la empresa mexicana Applied Biotechnology South America, S.A. de C.V. (Abiosa), dedicada a la fabricación de productos sustentables para solucionar problemas ambientales y agrícolas. Dicho proyecto estuvo a cargo de la Universidad del Valle de México, Campus Tuxtla, y de la Universidad de Artes y Ciencias de Chiapas (Unicach).
Ambas instituciones, en su esfuerzo por motivar una conciencia ambiental ofrecen la maestría de “Materiales y sistemas energéticos renovables”, reconocida por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), aunado al diseño y desarrollo de otras tecnologías, como biodigestores, deshidratadores solares, estufas ecológicas, sistemas microhidroeléctricos, sistemas eólicos, entre otras.
En el caso del proyecto, el grupo de participantes de las dos instituciones, liderado por el doctor Farrera, se encargó de la instalación y puesta en marcha del proyecto. En entrevista con Constructor Eléctrico, el investigador de la UVM señala que la instalación proyectada se deriva de un proyecto desarrollado por un laboratorio de biotecnología, que utilizará energía solar fotovoltaica para sus procesos y actividades. La central de generación contará con una potencia de 30 kilowatts y será la más grande en el estado.
Abunda: “La empresa contactó al Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Energías Renovables (CIDTER), de la Unicach, con el propósito de realizar el proyecto, que estuvo financiado por la Secretaría de Economía y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). A través del Programa de Estímulos a la Innovación (PEI), la Unicach trabaja varios proyectos en conjunto con la UVM Tuxtla, para lo que tiene dos convenios de colaboración. Cabe resaltar que el proyecto lo realizó, principalmente, el CIDTER”.
El doctor Farrera indica que se comenzó a trabajar en el proyecto desde mediados de 2013 y se logró implementar durante el primer semestre de 2015. “Actualmente, se encuentra en su etapa de arranque, debido a que es necesario hacer la interconexión a la red eléctrica de la CFE”, expresa.
Para la generación de los 30 kilowatts previstos, la central fotovoltaica cuenta con 250 paneles solares, suministrados por la ensambladora Solarever, además de un conjunto de inversores para interconexión a red.
Su funcionamiento consiste en recibir la radiación solar de manera directa y generar energía eléctrica en forma de corriente continua, la cual se lleva a un inversor que transporta corriente alterna, tanto para el uso en la empresa (laboratorios, planta de producción y oficinas), como para enviarla a la red eléctrica y recuperarla al momento de requerirse.
El doctor Neín Farrera explica que para su óptimo funcionamiento son imprescindibles las labores de mantenimiento preventivo y correctivo, al igual que una operación adecuada por parte de especialistas. “En general, la central es robusta, funciona prácticamente de forma automática y es muy durable”, afirma.
En términos económicos, a pesar de que la central requirió de una inversión inicial considerable, advierte Farrera, es posible recuperarla en aproximadamente ocho años, mientras que su durabilidad asciende a 25 años o más.
La consolidación de este proyecto muestra que el número y la diversidad de organismos interesados en apoyar este tipo de iniciativas van en aumento, sobre todo si se considera que el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias brindó su apoyo para desarrollo del laboratorio, sin mencionar el proyecto completo solicitado por la propia empresa Abiosa.
El investigador de la UVM hace hincapié en la importancia de buscar alternativas para disminuir la quema de combustibles fósiles, “por lo que todas las tecnologías que no generen emisiones se consideran limpias y contribuyen a mitigar el cambio climático. Es el caso de la energía solar fotovoltaica. Los 30 kW que la empresa utilizará para sus procesos definen a Abiosa, prácticamente, como libre de emisiones de CO2.
Para la empresa Abiosa esto también es parte de su filosofía, ya que, además de utilizar energía limpia, sus productos son orgánicos y sustentables, lo que redondea y fortalece su competitividad”.
El informe global de 2013 del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) ofreció argumentos para sustentar que la instalación de 950 kilómetros cuadrados de paneles solares en el territorio mexicano (apenas 0.11 por ciento del territorio) bastaría para generar la electricidad que se requiere con el propósito de abastecer la demandada eléctrica actual del país e incluso sería posible generar el ciento por ciento de la demanda eléctrica que se proyecta para 2050.
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