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El LED ya es una opción justificable

La investigación ha permitido que cada día crezca el número de aplicaciones de la tecnología LED, impensable hace unos años como solución principal de iluminación. Tras décadas de desarrollo, el monto de inversión se ha reducido y su eficiencia sigue aumentando, de suerte que la tecnología hoy ofrece una alternativa viable para aplicaciones cada día más diversas

Por Christopher García

El dinamismo de los avances tecnológicos involucra a diario a un número creciente de especialidades. El rubro de la iluminación es uno de los que se han embarcado en un proceso de innovación vertiginoso, debido a las investigaciones sobre los luminarios LED, que en poco menos de cinco años se han transformado significativamente.

Todavía en la década pasada era impensable el uso de lámparas tipo LED para alumbrado público, en aplicaciones industriales, incluso para iluminación doméstica. La razón principal: el costo inicial y el tiempo de retorno de inversión.

Hace apenas un año era práctica común considerar primero la instalación de otro tipo de tecnologías, antes de optar por LED: “El año pasado todavía hablábamos de tecnologías como los aditivos metálicos. Pero, hoy, en todo el mundo estamos muy enfocados en la tecnología LED, que cada vez es más eficiente y cada vez permite controlar más el flujo luminoso”, afirma el ingeniero Guillermo Escoffié, gerente de producto para GE Lighting.

La barrera de la aceptación tecnológica por parte de los usuarios se mantenía también hasta fechas recientes como uno de los principales obstáculos para la penetración del diodo luminoso. Pero a juicio del ingeniero Escoffié, ese punto ha quedado atrás: “Hoy en día, los usuarios ya están seguros de la funcionalidad y de las eficiencias de la tecnología LED. Ahora, lo que sigue es explicarles que hay diferentes clases y calidades de LED. Esto implica diferentes clases y diferentes elementos, que no sólo es el chip, sino difusores de calor y la parte de la administración de la energía, los drivers. Todos estos elementos se convierten en un solo luminario”.

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En los proyectos de alumbrado público, el uso de tecnología LED permite reducir la periodicidad del mantenimiento, lo que repercute en el costo general de operación

TECNOLOGÍA PROBADA
¿Cuál producto es el mejor?
Que los luminarios LED hayan superado el obstáculo de la aceptación se debe, según afirman los especialistas, a su desempeño óptico y térmico, a su durabilidad y a sus beneficios económicos de largo plazo. La conjunción de éstos ha allanado el camino para la penetración de la tecnología, al tiempo que se convierten en los elementos principales para la elección de la mejor solución.

Actualmente, el usuario está rodeado de innumerables empresas que ofertan tecnología LED, basadas en la afirmación generalizada de que su producto es el mejor. Con esto en mente, el ingeniero Óscar Terminel, líder de Ventas para GE Lighting, afirma que el usuario tiene a su alcance cuatro pilares de desempeño que le permitirán distinguir entre productos de calidad y tecnologías engañosas.

Dichos pilares son el desempeño óptico, el térmico, el mecánico y el eléctrico. Sobre el primer pilar, explica el ingeniero Germán Chávez, diseñador de Iluminación en GE Lighting, “con la tecnología de LED puedes controlar mucho mejor la distribución luminosa y eso te genera más beneficios de ahorro, pues no es sólo el ahorro por eficiencia, sino por dirigir la luz exactamente hacia donde necesitas utilizarla. Eso te evita desperdicios de luz, que al mismo tiempo son desperdicios de energía, y te ofrece la posibilidad de controlarlos muy fácilmente. La fotometría tiene que estar certificada por laboratorios internacionales, que dicen que la luz se comporta como el fabricante afirma que lo hace. Esto permite contar con una evaluación imparcial y externa a la propia compañía”.

Respecto del factor térmico, uno de los principales enemigos de las tecnologías de iluminación, el ingeniero Terminel detalla que lo primero que uno debería identificar “es el rango de temperaturas que soporta ese producto y exigir al fabricante que ofrezca los certificados que avalan esas pruebas de calor. Si no es posible ir tan a fondo, uno puede ir directamente sobre la carcasa del luminario, ver que contenga más masa, también mayor capacidad de acumular y de disipar calor”.

En la parte mecánica, “si un fabricante ofrece una durabilidad de 50 mil o 100 mil horas, uno esperaría que el producto a simple vista sea robusto. Hay otras variables en esta parte, como que soporte la corrosión si está en ambiente salino o en aplicación para exteriores”, puntualiza el ingeniero Terminel.

En lo que respecta a la parte eléctrica, dado que no puede verse porque los circuitos están cubiertos, es posible recurrir al análisis de las características técnicas. Dichas características involucran diversos factores, como la seguridad ante sobretensiones y el consumo energético. “Sobre todo en la parte industrial, el usuario debería comenzar a cuestionar a los fabricantes si sus luminarios cuentan con supresores de picos de voltaje. Si cuenta con supresores, cuántos eventos de este tipo puede soportar. El estándar en el mercado son dos eventos de 6 kV. Las mejores ofertas que existen pueden resistir hasta 120 eventos”, ilustra Terminel.

“El tema de la atenuación del LED es importante”, afirma Chávez, “pues esta tecnología es atenuable por naturaleza. En el caso de las lámparas fluorescentes, para poder atenuarlas, primero necesitas deshacerte del balastro que trae el equipo, comprar un balastro atenuable, que cuesta significativamente más que los balastros convencionales, conectarlo a una interface y ésta interface conectarla a un dimmer. Entonces ya puede responder”.

Además, Guillermo Escoffié pone énfasis en el tema del mantenimiento como uno de los rasgos diferenciales de esta tecnología: “Anteriormente, una lámpara tenías que cambiarla cada año, prácticamente. Con el LED, estamos hablando de ocho o nueve años de vida útil sin mantenimiento. Entonces, cuando eliminas el costo de mantenimiento, a pesar de que el costo del luminario sea más alto, se logra un equilibrio y se convierte en un proyecto sostenible”.

La calidad no depende del costo inicial
A pesar de los rasgos benéficos que describen los especialistas, el tema de la inversión inicial aún es una limitante. En la mayoría de los casos, el usuario decide su compra con base en el precio; si éste es demasiado elevado, es posible que la adquisición tecnológica no suceda.

Escoffié opina que continúa siendo un tema pendiente, porque el costo de la energía también entra en juego. Pero es donde la tecnología LED muestra parte de sus beneficios. “En este punto se tiene que hacer un análisis de cuánto se está pagando por el consumo eléctrico, cuánto se tiene que invertir en el producto y en cuánto tiempo se estima el retorno de inversión”.

Germán Chávez aborda el tema desde otra perspectiva: “Normalmente se dice que la tecnología es más costosa, pero yo considero que no es así. Reclama un poco más de inversión, pero no es más costosa. Cuando tienes un sistema de iluminación convencional, digamos que gasta una sola unidad, pero esa unidad no va a generar ningún beneficio a largo plazo; en cambio, cuando inviertes en un sistema de iluminación con tecnología LED, te reclama una mayor inversión, digamos dos unidades, pero esa inversión te va a generar una serie de beneficios en cuanto a ahorro de energía, gastos de operación y va a tener una recuperación de entre dos y tres años, algo que no ocurre con el sistema convencional. La recomendación sería buscar este tipo de indicadores, mucho antes incluso de considerar el precio”.

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Oscar Terminel afirma que el sector de la iluminación presenta un amplio potencial en la reducción de emisiones contaminantes

Comienza la diversificación
Las aplicaciones de las lámparas LED ya se encuentran en diversos sectores, desde la iluminación ornamental, que se ha puesto de moda en los últimos años, pasando por las aplicaciones para iluminación de vialidades, autopistas y naves industriales, hasta los luminarios guía empleados en centros comerciales o recintos hospitalarios.

El ingeniero Escoffié asegura que en el sector industrial el crecimiento de la tecnología LED ha sido claro, “debido a la reducción de costos de materia prima, porque la tecnología va avanzando, y también debido a la conciencia y a que las necesidades de ahorrar energía en toda la industria son temas importantes”.

A la par, en el sector de alumbrado público, el uso de luminarios LED para el reemplazo de tecnologías menos eficientes, así como en combinación con paneles fotovoltaicos para proyectos nuevos, también ha atravesado un crecimiento considerable. “Todavía existe una gran cantidad de instalaciones con tecnología anterior a los aditivos metálicos. El vapor de sodio en alta presión aún es una tecnología eficiente. Lo que se ve hoy en día es mucho reemplazo de esa tecnología. Ciertos municipios y delegaciones ya empiezan a hacer la transición”, afirma Escoffié.

Por su parte, Gemán Chávez asegura que el abanico de aplicaciones para la tecnología aun cuenta con amplias posibilidades. “Se está convirtiendo en algo dinámico, está comenzando a interactuar con los seres humanos en formas en las que la tecnología convencional no podría hacerlo. Los luminarios comienzan a ofrecer servicios más allá de sólo la iluminación; por ejemplo, en el sector de retail es posible utilizar el luminario para indicar a los usuarios los productos que desean consumir; en el caso de la iluminación para espacios públicos, se cuenta con aplicaciones para el trazado de rutas de evacuación. La tecnología LED se está diversificando y sigue creciendo su lista de cualidades”.

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Germán Chávez destaca que el LED porta en sí el germen de la eficiencia, pues ha crecido en paralelo con las exigencias ambientales

¿Qué hay del tema ambiental?
“Una cuestión crítica sería analizar el potencial de ahorro que hay a nivel mundial. Según la Agencia Internacional de Energía, 20 por ciento del consumo de energía eléctrica a escala mundial se debe a la iluminación. De ese 20 por ciento de consumo, existe un potencial de ahorro que equivale a 82 millones de toneladas de CO2”, apunta el ingeniero Terminel.

Sobre este aspecto, Germán Chávez señala que la tecnología LED se ha desarrollado en paralelo a los temas de cuidado ambiental: “Es un esfuerzo más dentro de todo lo que se hace a nivel global de diferentes maneras. La eficiencia energética puede significar muchas cosas, desde el ahorro de energía directo por el consumo del luminario en sí y la reducción del número de luminarios, que genera un impacto menor en todos los sentidos: menos producción, menos cableado, menos tubería, tableros más pequeños. Todo eso significa menos desechos en el ambiente”.

“Al reducir el consumo”, ahonda, “también se logra un impacto positivo sobre la huella de carbono, y yo agregaría que la tecnología de LED, en términos generales, es la más limpia de todas en cuanto a iluminación, pues no contiene mercurio, no contiene filamentos, no genera radiaciones extrañas. Entonces, resulta la más amigable en términos ambientales”.

“Para rematar”, abunda Chávez, “su tiempo de vida útil es mucho mayor que el de cualquier otra tecnología. Un luminario LED de la más alta calidad puede operar hasta 11.4 años, con una utilización diaria de 12 horas, y sólo pierde 15 por ciento de su flujo luminoso; puede durar 25 mil horas más (alrededor de seis años más), con una pérdida adicional de 15 por ciento de su flujo luminoso. Entonces, se va depreciando muy lentamente su capacidad, lo que significa también menos desechos al ambiente”.

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