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Seguridad, eficiencia y administración energética, los rumbos del sector

Las redes eléctricas de todo el mundo están inmersas en una dinámica vertiginosa. Las tecnologías de control y monitoreo han aceptado el reto de ayudar a cumplir con las exigencias de demanda, reducción de costos, eficiencia y seguridad, y lo están haciendo a gran velocidad. México empieza a sumarse a esta tendencia, que seguirá creciendo con ritmo acelerado

Por Christopher García

La constante innovación, propia de los equipos electrónicos, incide ya de modo significativo en la operación de las redes eléctricas. La simbiosis de ambas disciplinas ha desarrollado redes con mejores desempeños y que responden a las necesidades cambiantes de la manufactura, la operación de edificios e incluso el hogar.

México está incorporando estas soluciones, sobre todo a nivel industrial y comercial. En el primer caso, la productividad es un factor vital en términos de competencia que sólo puede garantizarse con el apoyo de automatismos. En el segundo, las edificaciones han reducido sus consumos de energía y agua con el apoyo de estos sistemas.

Pero esto no termina aquí. La tecnología sigue evolucionando y se ha logrado lo mínimo, según pronostican los especialistas. A este respecto conversa con Constructor Eléctrico Ricardo Moreno Díaz, director General de GE Industrial Solutions en México. Moreno afirma que la gran revolución de la industria eléctrica se centrará en estos elementos, sobre todo con miras a ofrecer mayor seguridad para equipos y personas en su interacción con la electricidad.

Para que suceda, en México hace falta incrementar la infraestructura de manejo y almacenaje de datos, principal respaldo para las tecnologías de la información. En el trayecto, habrá que educar a las nuevas generaciones para romper las ataduras que impiden al país demostrar lo que puede ofrecer en términos de ingeniería.

A0CE0042589Constructor Eléctrico (CE): ¿Cuál es la dinámica de la industria actual?
Ricardo Moreno (RM): La industria eléctrica, como parte de la evolución en la administración de la energía eléctrica, está enfocándose mucho en varios conceptos. Los más importantes: la seguridad de las instalaciones y de las personas; el ahorro y el uso eficiente de la energía eléctrica, y cómo la administración de la energía eléctrica, a través de control, monitoreo, interfaces hombre-máquina, va a jugar un papel muy importante en la evolución de prácticamente todos los procesos.

Vivimos nuevas tendencias en las que es de suma importancia medir todo lo que sucede. A fin de cuentas, esto permite obtener situaciones de mayo confort, por ejemplo, si se trata de una instalación que utilizarán personas, o para ofrecer mayor capacidad de prevenir fallas en un proceso productivo. Esas son las tendencias más importantes y considero que se están adoptando de buena forma y de manera acelerada también en la industria mexicana.

CE: Con la apertura del sector a la participación de distintos actores, la red eléctrica mexicana comienza a entrar en la tercera generación: la smart grid. ¿Habrá una evolución generalizada de los sistemas o será dispersa?
RM: Depende del sector que tenga el objetivo de implementar estas tecnologías. Se está haciendo un gran esfuerzo por controlar todo lo controlable. Una iniciativa de diversas empresas, llamada Industrial Internet, busca medir todo lo medible, mediante las grandes capacidades que se tienen hoy para la transmisión y el almacenaje de información, de modo que se puedan tomar decisiones de manera mucho más rápida y efectiva, y que exista una verdadera conexión entre el ser humano y todo proceso.

Esto tiene mucho que ver con el control; por ejemplo, en una ciudad en la que ciertos sectores presentan problemas de tráfico, uno se pregunta por qué no sincronizar el flujo para que sea mayor y más inteligente. En las vialidades, además de automóviles, existen postes, semáforos y otros elementos en los que se instalan cámaras de vigilancia. En esos postes, se tienen proyectos piloto en los que ponemos un dispositivo para monitorear el flujo vehicular, llevamos la información a un cerebro central, que ayuda a tomar decisiones para hacer la conmutación de los semáforos, con lo que se obtiene un flujo constante, y si en alguna arteria existe mayor densidad vehicular se le da cierta prioridad. Eso permite tener sistemas con los que controlas no sólo la energía eléctrica, sino sistemas de la vida cotidiana.

Esa forma de conocer qué controlas, cómo lo controlas, qué haces con la información y, al final, cómo te ayuda a tomar decisiones para controlar el proceso o el flujo energético, hace algo diferente. Depende de cada aplicación. Queremos llegar, por supuesto, a la gran smart city, a la smart grid, en la cual podremos tener todo conectado y ver en tiempo real cuánto realmente se tiene que generar, cuánto se tiene que transmitir, horas pico, etcétera. Hacia allá va la tecnología.

CE: ¿Se está gestando una verdadera evolución en la industria, si bien se concibe como un sector tradicional?
RM: Lo que es típicamente la energía eléctrica no cambia. Lo que está cambiando es la forma en la que utilizamos esos principios y cómo los hacemos seguros para las instalaciones y para las personas, que sea eficiente y que permita reducir costos. Cuando tienes la información adecuada para tomar decisiones en el momento adecuado, se reducen significativamente los costos de operación.

CE: ¿Dónde existe mayor velocidad de aceptación?
RM: En los procesos industriales con gran cantidad de inversión en activos, donde el proceso productivo sufriría un quebranto muy grande si existiera un paro de planta. Se ha transformado la forma en que se ve el consumo energético para buscar ahorros. Las tecnologías han ayudado a llegar a un punto óptimo, pero necesitamos seguir reduciendo costos. ¿Qué sigue? El tiempo en el que los sistemas consumen lo que consumen, y ese tiempo se relaciona con los objetivos que se tienen. Por ejemplo, en una planta de manufactura, donde se tiene clara la cantidad de producto por obtener por hora de trabajo, siempre existen tiempos muertos; si se identifican y se controlan los procesos, puedes exigirle un poco más a los sistemas para tener mayores ahorros.

Por eso las industrias de alto contenido son las que más rápido lo adquieren. De ahí viene la pirámide, hasta llegar a la domótica de una casa. A final de cuentas, es algo muy parecido: te permite tener información de cuánto consume el refrigerador, por qué, si las luces tienen que estar encendidas o no, qué capacidad lumínica se necesita, cuándo se tiene que echar a andar la bomba para regar las plantas.

CE: El segmento de la iluminación se ha sumergido en un proceso evolutivo muy veloz. Hace algún tiempo, todavía se hablaba mucho de luminarios de vapor de sodio o fluorescentes y el cambio tecnológico llevaba cuando menos 4 o 5 años. Ahora, un año es demasiado para que se realicen estos cambios. ¿Esto podría suceder con otras tecnologías?
RM: La gran revolución se da en la capacidad de transmitir datos y de controlar. Como decía en un inicio, los principios básicos de la electricidad no cambian.

El interruptor termomagnético actual, ¿en qué se diferencia del primero que se inventó? Simplemente en la capacidad de identificar las variables que le permiten operar más rápido, cerrar cuando tenga que cerrar; en otras palabras, en el control.

Con la gran ola que significa el Big Data o el almacenaje en nube, se trata más de cuántos dispositivos puedo conectar a la nube, qué tanta información puedo transmitir y qué tan rápido hacia los centros de comando. Esos centros de comando ya pueden ser una iPad o un teléfono inteligente. La gran evolución va hacia allá.

La otra gran iniciativa es qué vamos a hacer para que los sistemas de manejo de energía sean más robustos en materia de seguridad. Hace 10 años no se hablaba de sistemas con protección contra arco eléctrico; hoy es una exigencia.

Una vez más, ¿cuál será el siguiente paso en la evolución? Bueno, cómo puedo detectar más rápido la posibilidad de que se presente un arco eléctrico para evitarlo. La evolución será hacia evitar que existan fallas, más que un cambio verdaderamente impresionante.

CE: A nivel industrial, en México están listos para el salto. Pero este sector representa apenas 15 por ciento de los usuarios de energía eléctrica. ¿Está listo el 85 por ciento restante?
RM: La infraestructura está lista para aceptar los pequeños cambios que permitirán la gran evolución. Un ejemplo: si me preguntas, ¿estamos listos para una adopción masiva de autos eléctricos? Sí; la infraestructura daría lo necesario para llevar a cabo la adopción.

Sin embargo, hay muchos factores que la frenan. Uno de ellos es que las armadoras se animen a tener una producción más grande; otra es que las autoridades regulen los incentivos para la adquisición de este tipo de autos.

Cuando pasamos a los elementos de recarga, los sistemas eléctricos en México están listos. Tenemos tecnologías que ofrecen la solución de cargar autos en el hogar, en una oficina, en la vía pública. La infraestructura eléctrica lo da; para ciertos niveles. Sin embargo, tenemos que convencer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de si esto tiene un impacto en las mediciones de generación y demanda.

Pero se tienen que dar pasos. Tendremos que ir evolucionando el sistema como la misma tecnología nos lo pida. Eso se relaciona también con cómo hacer que las nuevas generaciones que diseñen los sistemas eléctricos, de control y de monitoreo estén actualizados.

Tiene que haber un ejercicio por parte de fabricantes, instituciones educativas y asociaciones para quitarle el miedo a las nuevas generaciones y que empiecen a pensar. No estamos hablando de futuros muy lejanos, ya está sucediendo, y México no puede quedarse atrás.

CE: ¿Existe suficiente oferta de data centers para lograr la interacción hombre-máquina que se requiere?
RM: Para la demanda actual, no está ciento por ciento completa, pero puede satisfacer las necesidades. Es definitivamente un hecho que tiene que existir mucha mayor inversión en infraestructura para el transporte y el host de información.

Pero el mercado está respondiendo. Actualmente, en el marco de la Reforma en Telecomunicaciones, y de la nueva realidad y demanda del mercado, las empresas relacionadas con los data centers están invirtiendo y tienen proyectos interesantes.

Y ahí también tenemos un papel importante, porque hablamos de misión crítica. Si se van a confiar los datos de muchos usuarios a un lugar, con la gran ventaja de que van a estar accesibles inmediatamente, tienes que garantizar que realmente estén siempre accesibles.

CE: ¿Cuáles considera que son los retos principales?
RM: Dar la confianza de que las transformaciones económicas se pueden dar de forma acelerada y que realmente se cristalicen las bondades estampadas en las reformas estructurales. De igual manera, que se garantice que el plan de infraestructura trazado para México en los próximos años pueda recuperarse, porque este año se frenaron algunas inversiones en infraestructura. Es necesario dar la confianza de que esto va para adelante.

Lo siguiente es trabajar. El mercado es sumamente benévolo. Las oportunidades están ahí. Las empresas están sedientas por conocer qué nuevas tendencias existen en el sector. Nos toca a los fabricantes realmente hacerlas realidad, ponerlas a disposición de la gente, educar, informar, hacer los pequeños modelos que puedan servir como ejemplos de adopción para otros.

CE: ¿Las proyecciones son buenas?
RM: Sí. Me habría gustado que lo que se pensaba de 2015 cuando terminó el año pasado se hubiera mantenido. Este año no empezó con la dinámica que esperábamos. Mucho tiene que ver con el impacto que sufrió la industria de la construcción.

Aun así, si se analiza lo que la iniciativa privada pensaba invertir y lo que ya está invirtiendo, se ve que ha sido un año difícil, pero sigue caminando. Los planes de inversión continúan y no se deja de lado la necesidad de generar más infraestructura para una clase media que está en crecimiento y que está requiriendo muchos más servicios.

Una de las reformas más maduras, que es la de Telecomunicaciones, ya está dando sus frutos. La inversión extranjera que está llegando al país está creando más infraestructura. Nosotros, que atendemos de forma muy activa a esa industria, podemos constatar que las inversiones, por lo menos en lo que se refiere a infraestructura, para ese sector en los pasados cinco años ya fueron rebasadas en la primera mitad de éste. En la medida en que las demás reformas y los demás planes de infraestructura se concreten, veremos cómo se replica lo que está pasando en el sector de telecomunicaciones.

CE: La capacitación de las nuevas generaciones es un asunto del que México ha adolecido desde hace tiempo en muchos sectores. Para el caso del sector eléctrico, ¿existen los canales para fortalecer este eslabón?
RM: Hay apertura de parte de las autoridades y de las instituciones educativas. Pero esto se trata de que realmente las empresas que estamos en el ramo queramos hacerlo.

Por ejemplo, cuando decidimos abrir nuestro centro de ingeniería en Querétaro, comenzó con menos de 100 ingenieros; teníamos la firme intención de generar ingeniería.

Nos acercamos todas las empresas de aeronáutica y de generación de energía con las autoridades educativas locales y federales para decirles que era necesario modificar la currícula para así demostrar que México tiene buena ingeniería.

Hoy tenemos planes de atender hasta a 3 mil ingenieros. Tenemos en la actualidad cerca de 1 mil 800 ingenieros mexicanos desarrollando tecnología que impacta en el mundo entero.

Esto es una muestra de que en México se pueden hacer las cosas bien, de que no somos un país que sólo sabe manufacturar, también puede crear.

CE: ¿Qué hay de las renovables?
RM: Es un gran tema. Tenemos en nuestra geografía y litorales muchísima materia de donde sacar, lugares con vientos que permiten instalar granjas de generación importantes.

Hoy en día se sigue preguntando qué sale más barato: los fósiles, la solar, la eólica, la biomasa… pero el futuro está ahí. México ya no es un país que debe esperar a que una tecnología se haya adoptado en otro lado para ver cómo se adopta acá o esperar a la segunda generación para introducir la primera. México ya dejó eso atrás. Ya podemos ver cómo utilizar los desechos de una granja de pollos para generar electricidad, y en otros países más desarrollados no lo hacen. Están las condiciones; sólo es subir al tren a todos los participantes.

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