Cambiar la iluminación transforma al mundo
Ante la preocupación por el elevado consumo de energía, el Fide puso en marcha desde 2011 un programa para la sustitución de focos incandescentes por lámparas ahorradoras, con miras a reducir el desperdicio de energía. El objetivo del proyecto es llegar a tantas localidades como sea posible, a fin de que derive en beneficios monetarios para las familias y ambientales para el planeta
Por Karemm Danel
El Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Energía, está impulsando el programa “Ahórrate una luz”, cuyo propósito es, en palabras de José Antonio Urteaga, subdirector de Programas del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (Fide), acompañar la entrada en vigor de la norma 028, que establece el retiro paulatino de los focos incandescentes.
En 2011 se dieron los primeros pasos con el retiro de focos de 100 watts (W), en 2012 con los de 75 W y para 2014 con los de 40 y 60 W. “A fin de acompañar este proceso y dado que el precio de una lámpara ahorradora es mayor, se decidió llevar a cabo el ‘Programa nacional de sustitución de lámparas incandescentes por lámparas fluorescentes compactas en localidades de hasta 100 mil habitantes’, conocido también como ‘Luz Sustentable’, que permitió el retiro de dichos focos incandescentes y otorgar de manera gratuita focos ahorradores, a través de entregas de diferentes canales de distribución.
”Fue para diciembre de 2014 que, finalmente, se puso en marcha este Programa, el cual, en ese entonces, se dirigió a ciudades, mientras que el actual va, fundamentalmente, al sector rural y a localidades urbano-marginales”, explica Urteaga.
Siendo el sector residencial el segundo consumidor más importante de electricidad, ya que aproximadamente una cuarta parte del total de la energía eléctrica tiene como destino los hogares y dentro de los hogares aproximadamente una tercera parte se destina a la iluminación, que es el uso fundamental de la electricidad en un hogar, reemplazar lámparas o focos incandescentes por fluorescentes compactas genera un ahorro equivalente al 75 por ciento; es decir, indica el experto, que “un foco tradicional consume cuatro veces más que un foco ahorrador, así que la sustitución de este tipo de tecnología permite un ahorro en el consumo equivalente a 75 por ciento de esa tercera parte del consumo, lo que se traduce también en un ahorro económico en la facturación eléctrica. Adicionalmente, son importantes los beneficios para la economía de las familias, por el ahorro en la facturación, y para el estado en su conjunto, porque recordemos que hay subsidios en el precio de las tarifas eléctricas y estamos atendiendo, principalmente, a sectores de la población de bajo consumo cuya tarifa se encuentra subsidiada; así que hay un componente primordial en lo que se refiere a una eliminación de subsidios para tales tarifas eléctricas. Además, tenemos la reducción de gases de efecto invernadero (GEI), porque en México la generación de energía eléctrica todavía implica el uso de combustibles. Así que los programas permiten la reducción de emisiones de bióxido de carbono”.
De manera general, este programa se trata de un proceso integral, debido a que la generación de energía eléctrica requiere del uso de recursos naturales, tanto renovables como no renovables, por lo que, indica el subdirector Urteaga, existe un gran esfuerzo en términos de inversión de recursos naturales, pero también de recursos económicos y humanos; de esta manera, se busca transmitir a la sociedad la importancia de utilizar de manera más eficiente el recurso energético.
“Entonces, al ser la iluminación algo tan evidente para todas las personas, el ahorro de energía, aunado a los ahorros ya mencionados, es un vehículo relevante para transmitir este proceso de creación de una cultura del ahorro y uso eficiente de la energía. El que una familia pueda constatar en su facturación eléctrica cómo al sólo cambiar una tecnología, que es un foco incandescente, por una lámpara ahorradora reduce su consumo y su pago, permita que comprenda vivencialmente lo que significa el ahorro; porque no tiene ningún otro elemento que distorsione ni la cantidad ni la calidad de luz que recibe. Entonces, sin disminuir su nivel de confort o de satisfacción de una necesidad puede reducir su consumo, que ése es el principio de la cultura del ahorro, estar conscientes de por qué es necesario ahorrar, lo cual es algo accesible para cualquier persona”.
Procedimiento para acceder al Programa y su continuación
La manera de acceder al Programa, expresa José Antonio Urteaga, es sencilla. Sólo se requiere ser usuario activo de la Comisión Federal de Electricidad, en tarifa 1, 1A, 1B, 1C, 1D, 1E y 1F. El hecho de recibir una factura de manera periódica, pagarla y vivir en alguna localidad con máximo 100 mil habitantes da acceso a recibir las cinco lámparas.
El beneficiario deberá acudir a una tienda Diconsa con un foco incandescente que todavía sirva y presentar su facturación eléctrica, así como una identificación oficial. “Los beneficiaros están registrados en un padrón, así que se coteja que la información corresponda a la que tiene el padrón, firman de recibido y se le entrega el paquete con las cinco lámparas”.
Cabe resaltar que las lámparas son de las más modernas en cuanto a sus características técnicas. Son pequeñas y su vida útil equivale a 10 mil horas (ocho años), mientras que un foco tradicional dura 1 mil horas. Con ello, se espera que las familias no inviertan en cambiar sus focos tradicionales por lámparas ahorradoras con tanta frecuencia, reduciendo el gasto que canalizan al cambio de focos cuando éstos llegan al final de su vida útil.
Asimismo, resultan adecuadas para los posibles cambios de voltaje en los hogares consecuencia de la instalación eléctrica. “Conseguimos una lámpara de muy alta calidad en un proceso de licitación que nos condujo a obtener un precio muy adecuado, lo que nos permitió adquirir 40 millones de lámparas”, indica el subdirector de Programas del Fide.
El proceso incluye una orientación respecto del desecho responsable de los focos. En los paquetes se ilustra de qué manera deben depositarse. “Hoy en día, los programas del Fide han logrado sustituir 90 millones de lámparas, adicional a lo que el propio mercado va penetrando en el comercio de este tipo de tecnología”, acota el experto.
“La masificación en las ventas de una tecnología permite reducir su precio y aumentar su disponibilidad. Entonces, hay un proceso que se está impulsando a través de los programas y se va facilitando el acceso a la tecnología por medio de dicha masificación; es decir, estamos observando una mayor disponibilidad en los distintos canales de comercialización y menores precios. Al concluir los programas, me refiero a cuando las lámparas lleguen al final de su vida útil, ya no habrá ningún problema, o, mínimo, esperamos que no existan barreras significativas para que una familia encuentre las lámparas de la calidad necesaria a un precio accesible”.
Promoviendo una cultura sustentable
De acuerdo con José Antonio Urteaga, implementar un programa a nivel nacional tiene una complejidad muy alta. “Debemos llegar a 50 mil localidades, por lo que se evaluaron distintas opciones y se decidió trabajar en coordinación con Diconsa, una empresa estatal cuyo propósito es llevar bienes de consumo básico a las localidades más apartadas de México; opera a través de 27 mil tiendas a nivel nacional y con ella se lleva a cabo la entrega de las lámparas. Nuestra meta es beneficiar a 8 millones de familias mediante la entrega de cinco lámparas o focos ahorradores a cambio de, al menos, un foco incandescente”.
¿Qué se espera del Programa?
Hasta el 21 de septiembre se habían logrado entregar 12.3 millones de lámparas ahorradoras, es decir, casi la tercera parte de la meta, por lo que el Fide está redoblando esfuerzos a fin de cumplir con el total para junio de 2016.
Al cuestionarle acerca de abarcar otras localidades, Urteaga detalló que se opera a través de programas preestablecidos, aspecto que evita que se destinen a otros sectores de la población que ya se atendieron con el programa “Luz sustentable”, gracias al cual se entregaron 47.8 millones de lámparas en diversas ciudades.
El programa “Ahórrate una luz” permite que aquellas viviendas que cuentan con electricidad tengan acceso a la satisfacción de una necesidad básica. “La primera necesidad cuando tienes energía eléctrica es de iluminación y le sigue la conservación de alimentos. A las familias, el ahorro que obtienen en el pago de su facturación les sirve para comprar comida. Ésa es la importancia del Programa, que no únicamente tiene un enfoque energético, sino social. Nosotros, que vivimos en ciudad, nos encontramos un poco alejados de la realidad del país, pero, de verdad, para una familia de clase media comprar una lámpara que cuesta entre 40 y 70 pesos no es un tema relevante; sin embargo, para una familia en el sector rural, no es sencillo”, asegura.
Por el lado medioambiental, advierte que, de no prestar atención a este tema, las condiciones actuales del planeta se verían afectadas. Se trata de un aspecto que motiva el interés por reducir desperdicios y fomentar el uso de tecnologías más eficientes, y resaltan el hecho de que una lámpara ahorradora requiere 75 por ciento menos energía, convirtiéndose en una tecnología con gran potencial de ahorro.
“Es importante continuar sumando medios que nos permitan acceder a la población. Por ejemplo, para contrarrestar las altas temperaturas se utiliza aire acondicionado, el aire acondicionado requiere energía, la energía genera GEI, los GEI intensifican el cambio climático, así que hay que romper el ciclo, lo cual pasa con el trabajo consciente. Por ello, la labor de los medios de comunicación en la difusión de las opciones disponibles es fundamental”, concluye.