Por Irayda Rodríguez
Por su ubicación geográfica, la red eléctrica de la península se distribuye en dos áreas: la Zona Costa, que abarca Tijuana, Rosarito y Tecate, y la Zona Valle, en Mexicali. Localmente, la región cuenta con seis subestaciones de potencia, entre las que destaca la Central Termoeléctrica Presidente Juárez, localizada en la playa Rosarito, con una potencia de 230 mil y 115 mil kV, mientras que el resto de las subestaciones oscilan entre los 230 mil y 169 mil kV. Todas ellas están conectadas en anillo, lo que facilita la interconexión en caso de falla.
A estas unidades, se suman 27 subestaciones de distribución conectadas de manera radial, cuatro de ellas de 115 a 13.8 kV, y el resto de 69 a 13.8 kV, además de pequeñas plantas generadoras de energía y un sistema de dos circuitos de trasmisión con conexión a la red de San Diego, de 230 mil kV cada uno, que brindan frecuencias en línea con las de Estados Unidos.
“Este sistema se llama Western Electricity Coordinating Council (WECC) y se extiende por casi todo el territorio estadunidense. Se hace un intercambio de energía que se pacta al precio por día. Esa es la única conexión que tenemos y ha sido muy exitosa”, explica Luis Alonso Gerardo, presidente de la Asociación de Constructores de Obras Eléctricas y Mecánicas de Baja California (ACOEMBC).
La mayoría de las fuentes de energía en la región, agrega, “son de ciclo combinado, si tomamos en cuenta que entre Ensenada y Tijuana está localizada una regasificadora de gas natural de Sempra Energy, empresa de dueños de San Diego Gas & Electric, quienes importan gas desde África para suministrarlo en Estados Unidos y en las turbogeneradoras de la península”.
A pesar de ser superada en número, la geotermia es el principal abasto, con una planta en Cerro Prieto, Mexicali, que se suma a la energía generada en el Parque Eólico La Rumorosa, con una capacidad instalada de más de 16 mil MW. Con todo, la capacidad total de generación con que cuenta actualmente la región suele ser superada por la demanda. De acuerdo con cifras publicadas en el sitio web del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), el promedio diario de generación en la zona norte es de 1 mil 800 MW, mientras que la demanda asciende a 2 mil 100; en la zona sur, se generan 350 MW en promedio, mientras que la demanda promedio es de 370 MW.
Una de las alternativas para cubrir el suministro sería incrementar las importaciones de electricidad; sin embargo, esto implicaría un aumento casi al doble de la capacidad instalada en la región, llevando a la construcción de nuevas plantas generadoras. Una opción más sería incrementar las fuentes renovables, pero se enfrenta el tema de la intermitencia. Esta situación, detalla el ingeniero Gerardo, plantea un escenario un tanto paradójico.
Las fuentes no renovables impactan al ambiente y eso es un gran inconveniente, mientras que las renovables representan una alternativa a su favor. No obstante, la confiabilidad de una planta de energía no renovable es mayor y sus costos de inversión son menores, además de que hay una mayor capacidad de generación”
La tercera alternativa es incorporar la red de Baja California al Sistema Interconectado Nacional, lo que aseguraría una mayor estabilidad para la región. A futuro, podría reducir significativamente los costos de generación de electricidad y enfrentar los altos costos iniciales para el desarrollo de infraestructura, que es una de las principales barreras, sobre todo ahora que el Mercado Eléctrico Mayorista está en sus primeras etapas.
Aunque el panorama parece alentador, pues desde hace varios años la Comisión Federal de Electricidad (CFE) anunció este plan, contemplado en el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen) 2016-2030, se ha postergado su ejecución. “Lo que tantos años se ha gestionado, y por motivos económicos no se ha hecho, es la conexión eléctrica física entre Sonora y Baja California. Tengo entendido que en 2017 se va a presentar la licitación para la construcción de una línea de 500 kV y capacidad de 400 MW para enlazarlas, pero todavía no hay mucha certeza ni información al respecto. Sabemos que esto nos va a ayudar a cubrir nuestras necesidades de energía y abre la posibilidad para que nosotros podamos suministrar este recurso al estar conectados a nivel nacional”, explica Gerardo Sánchez.
Se planea tender cableado submarino, a una profundidad aproximada de 700 metros y una longitud de 88 kilómetros, entre la Bahía de Kino, en Sonora, y la localidad de El Infiernito, en Baja California. Otros países han realizado con éxito proyectos similares, como la red entre Holanda y Noruega, la de mayor longitud registrada, con 580 kilómetros, 480 kV y una capacidad de 700 MW. De 2000 a la fecha se han realizado ocho conexiones de este tipo en Europa, Oriente Medio y Estados Unidos.
Este proyecto es todo un desafío, porque las temperaturas son muy altas en la zona desértica, de ahí que se haya retrasado tantos años. Al analizar las condiciones de esta conexión, se debe tener en cuenta el diseño de los cables. Estamos hablando de un conductor muy resistente que no se elongue tanto, que pueda soportar más corriente y distancias intercostales al ser más lineal”
Se busca también mantener la conexión con Estados Unidos para aprovechar el suministro eléctrico proveniente de ambos servicios. Esto planeta el desafío de la confiabilidad para que el WECC se mantenga como hasta ahora, “porque pudiera ser que les interese más si nos unimos a la red nacional. No dudo que, en un futuro, esto sea un mercado global, que podamos tener más acceso a los sistemas de Estados Unidos y ellos a los nuestros. De hecho, como ejemplo del aprovechamiento de las energías renovables, La Rumorosa está conectado a un sistema propiedad de Estados Unidos”.
La conexión podría favorecer al gremio electromecánico, aunque todavía no queda claro si la CFE lo llevaría a cabo con recursos propios o se licitaría. “Podría ocurrir que la CFE se convierta en un proveedor más para vender energía”, acota Gerardo Sánchez; “sin embargo, lo más acertado sería que continuara atendiendo a los grandes usuarios. Cuando vengan las empresas extranjeras, no van a suministrar energía a las viviendas, sino a los grandes consumidores con gran potencia instalada. Sin duda, eso es algo que la CFE tiene que resguardar”.