Transición energética, tan urgente como distante
La transición energética no da lugar a equívocos para los tiempos que corren, en los que debe priorizarse el bien planetario, en el entendido de que la crisis climática obliga a cambiar el modelo energético, supeditado a los hidrocarburos.
¿Es el camino de los recursos no renovables la forma en la que enfrentaremos la crisis? México ha sido una economía petrolera, y de caerse los ingresos de este sector sin un sucedáneo, el país atravesaría una crisis sin precedentes. De acuerdo con el Inegi, Pemex aporta el 10 por ciento del PIB, además de contribuir con el 37 por ciento de los ingresos del sector público.
¿Somos una economía dependiente de los hidrocarburos? Sin duda. Haber depositado tanto a la economía petrolera devino en una visión que no ha sido sustituida hasta nuestros días.
La transición energética no ha sido tersa. El giro de timón en la política económica del país ha modificado los planes de energías renovables planteados en la Reforma Energética, en la que se aseguraba que México tendría el 35 por ciento de energías renovables para 2024.
El tema de portada de esta edición aborda la posibilidad de transitar hacia una economía energética verde, pues, asegura el autor, la tecnología ha avanzado lo suficiente para descarbonizar al país, pero no sólo estima importante la innovación, sino también las políticas, la investigación, la inversión, etcétera.
Abandonar el tecnoptimismo es una manera diferente y más acertada de resolver la crisis climática. La tecnología al servicio de iniciativas poco integrales no es la respuesta; es, cuando mucho, un síntoma del empacho ideológico y poco comprometido con el que se pretende resolver nuestro sistema extractivista.
Por las fechas en que esta edición esté circulando, se llevará a cabo la COP25, en donde una vez más las naciones se intentarán alinear para salvar al planeta. Se deberá, antes bien, comenzar a trazar las líneas de acción para una civilización resiliente.
Los editores