Eficiencia energética: una radiografía nacional
La eficiencia energética se ha convertido en una de las metas principales de prácticamente cada actividad humana moderna. Su importancia se vincula con el deterioro del planeta, visible en el calentamiento global y en el cambio climático, enfatizados por los acuerdos mundiales de combate a estos fenómenos
Por Irayda Rodríguez y Christopher García
Si bien el concepto suele concebirse sólo en relación con el consumo de electricidad, principalmente con el grado de demanda que requieren los equipos eléctricos y electrónicos, abarca nichos tan diversos como el sector transporte, la industria y el sector primario, el sector residencial, el sector de generación de electricidad, y el sector servicios y comercio, a los cuales se ha sumado en fechas recientes el sector de edificios, cuyo crecimiento y demanda de energía son de los más elevados.
A escala mundial, la mayoría de las naciones, sobre todo las más desarrolladas, han definido diversos mecanismos para incrementar la eficiencia en cada uno de estos rubros, donde el desarrollo tecnológico y la transición hacia mejores alternativas es el camino más transitado. Para las naciones en crecimiento, organismos internacionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) han puesto a disposición programas de financiamiento para impulsar acciones encaminadas a la eficiencia energética.
A mediados de 2015, por ejemplo, el BID y el Fondo de Tecnología Limpia cerraron la primera fase de un financiamiento de 125 millones de dólares para proyectos de eficiencia energética desarrollados por empresas de servicios de energía de México mediante la emisión de bonos verdes en el mercado local de capital. “El Programa Nacional para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía calcula que el ahorro potencial en consumo final de energía como resultado de la implementación de mecanismos de eficiencia energética llegará a entre 34 mil 800 y 40 mil 500 GWh hacia 2025”, se lee en un comunicado de prensa.
En este sentido, los mecanismos que han dado mayores resultados a México en temas de eficiencia son las Normas Oficiales Mexicanas desarrolladas por la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuue). De acuerdo con el informe anual de resultados ofrecido por el ingeniero Odón de Buen, director General de la Comisión, las NOM de la Conuee significaron en 2015 un ahorro de más de 6 mil millones de kWh, la reducción de 24 millones de toneladas de CO2 equivalentes y un ahorro de 6 mil millones de pesos para los usuarios del servicio.
En el sector transporte, los autos eléctricos e híbridos van ganando terreno, a pesar de que, en cantidad, México registra apenas 1 por ciento del total mundial de este tipo de tecnología en circulación. En meses pasados, la trasnacional Schneider Electric anunció que sus proyecciones de crecimiento para la tecnología de recarga de autos eléctricos eran de 50 por ciento para 2016, al tiempo que la armadora Tesla, única compañía del mundo enfocada sólo en la fabricación de autos eléctricos, comenzó a comercializar sus productos en México.
Para el doctor Ricardo Mota Palomino, director de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), Unidad Zacatenco del Instituto Politécnico Nacional, el sector transporte es una de las grandes áreas de oportunidad que tiene el país, debido a que se le destina el mayor uso de energía bruta a nivel nacional (casi 40 % de la energía que se consume en el país).
Es muy simple, se puede constatar que el transporte es un área de oportunidad viendo que, todos los días, las vías rápidas de la Ciudad de México se convierten en estacionamientos por la tarde. Eso implica una quema brutal de hidrocarburos, con un producto neto y pobre desde el punto de vista de productividad. Esa es el área en la que hay mayor posibilidad de mejorar en cuanto a la forma en que consumimos insumos energéticos”: Ricardo Mota Palomino
A su juicio, el país necesita una alternativa de transporte más eficiente y menos contaminante para darle movilidad a la gente. “El Metro se quedó como una idea perdida y, probablemente, el futuro de la ciudad debería ser el transporte masivo eléctrico, aislando carriles para que circulen éstos”, propone.
Tecnología, estándares y financiamiento
En el sector residencial, los programas de intercambio tecnológico implementados por la Secretaría de Energía, la Conuee y el Fideicomiso para el Ahorro de Energía también han dado buenos resultados, al reemplazar equipo obsoleto y altamente ineficiente por tecnología mejorada, como sucedió con el programa “Cambia tu viejo por uno nuevo”.
Similares situaciones han vivido los sectores servicios y comercio e industria y sector primario. De la mano de la Conuee, una vez más, se busca desde 2015 la implementación de sistemas de gestión de energía (SGEn), mediante el estándar ISO 50001. El propósito, según informa la propia Comisión, “es establecer los métodos y procesos necesarios para mejorar el rendimiento energético, incluyendo la eficiencia, uso y consumo”.
Al mismo tiempo, el proyecto tiene la finalidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, el costo de la energía y otros impactos ambientales relacionados. Su aplicación es factible en todos los tipos y tamaños de empresa, “independientemente de las condiciones geográficas, culturales o sociales. No obstante, la implementación exitosa depende del compromiso de todos los niveles y funciones de la empresa, y en especial, de la alta dirección”.
Se trata de consumir menos energía para mantener un mismo nivel en el servicio de confort o de producto, o tener un mejor servicio con la misma cantidad de energía”: Odón de Buen, director General de la Conuee
En este sentido, los programas de financiamiento también levantan la mano para aportar a la búsqueda de mejores resultados. Desde el año pasado, el Fide puso en marcha dos programas encaminados a mejorar la eficiencia energética en las empresas, desde el punto de vista de la generación y del consumo.
En el primer caso, los créditos promueven el uso de mejores tecnologías, abarcando un amplio espectro de sistemas y materiales, como aislamiento térmico, automatización y monitoreo, bancos de capacitores, transformadores eléctricos, equipos de aire acondicionado y luminarios, entre otros.
En el segundo caso, se promueve la instalación de sistemas de generación de energía con fuentes renovables y de cogeneración eficiente, localizados en el sitio de consumo. De acuerdo con el Fide, estos proyectos “propician beneficios económicos al incrementar la competitividad y contribuyen a disminuir las emisiones contaminantes”. Los resultados del proyecto a diciembre de 2015, según informó el director General del Fide, Raúl Talán Ramírez, ascienden a 917 sistemas fotovoltaicos en Mypes y el sector residencial en todo el país, por un monto de 209 millones de pesos, para un total de 5.9 megawatts de capacidad instalada acumulada.
En atención al ritmo de colocación de créditos, se espera que para inicios del próximo año se esté financiando el proyecto número 1 mil”: Raúl Talán Ramírez, director General del Fide
Para el sector de edificios, se han logrado más avances de la mano de certificaciones como el Leadership in Energy & Environmental Design, otorgada por el U.S. Green Building Council, el esquema Passivhaus, desarrollado en Alemania, entre otros esquemas de evaluación y certificación. Aunque no se cuenta con cifras oficiales de los ahorros generados por este tipo de esquemas, los usuarios y desarrolladores reportan que mejoras en los diseños y tecnologías más eficientes reducen el consumo de los edificios en rangos que alcanzan hasta 30 por ciento del total, en comparación con inmuebles tradicionales.
El doctor Gilberto Enríquez Harper¸ gerente de Ingeniería Especializada en la CFE, detecta amplias oportunidades de mejora en los desarrollos comerciales y residenciales, si bien, señala, la conciencia de los usuarios sobre la ineficiencia no debe soslayarse. El uso de sistemas más eficientes e inteligentes, “tiene beneficios en la parte económica e, indirectamente, en el impacto ambiental. Por un lado está el cumplimiento de los sistemas inteligentes, pero también se tiene que trabajar a nivel social con la población para que entienda su importancia”.
Los rubros sin atender
“En el contexto de los sistemas energéticos”, discurre el doctor Mota Palomino, “la tecnología ha venido evolucionando década tras década. Por eso es conveniente revisar la forma en que estamos consumiendo energía y cómo la estamos utilizando para lograr este objetivo, sobre todo en México, donde es un insumo caro debido a que la mayoría de nuestros procesos se mueven con la quema de hidrocarburos”.
Sobre este punto, el doctor Mota explica que prevalece el mito de que México es un país energéticamente rico, lo que ha aportado en detrimento de la eficiencia. Al mismo tiempo, señala, el gobierno ha tomado como medida regulatoria el aumento de las tarifas eléctricas, pues “durante todos estos años, el objetivo primordial del sector público o del Estado fue suministrar energía y siempre se hizo sin mucho cuidado de los costos asociados. Entonces seguimos teniendo ese mal hábito de seguir pensando que tenemos una energía barata y constante”.
La Ley de Transición Energética, así como la implementación de los Centros Mexicanos de Innovación en Energía (Cemie), enfocados en desarrollar mejores prácticas, investigación y propuestas en las distintas fuentes alternativas de energía que pueden explotarse en el país, son herramientas de reciente creación que buscan salvar el hueco que persisten en el tema de la eficiencia desde el punto de vista de la generación. Estos centros están financiados con recursos del Fondo CONACYT-SENER-Sustentabilidad Energética.
No obstante, el doctor Mota insiste en que “prácticamente no hay compromisos vinculantes a los términos de eficiencia energética”. A su juicio, el único mecanismo que ha resultado eficiente para controlar el uso excesivo de la energía han sido las tarifas. “Por ejemplo, a medida que los costos de los hidrocarburos han ido escalando, la gente ha comenzado a preocuparse por tener moderación en el uso de sus vehículos. Los usuarios que han tenido que pagar tarifas domésticas de alto consumo se han interesado por instalar celdas fotovoltaicas o calentadores solares de agua”.
Tema aparte lo constituyen las pérdidas técnicas y no técnicas de energía, que hasta la fecha habían sido para la CFE una preocupación operativa para convertirse en una preocupación de negocio en el nuevo esquema de mercado. De acuerdo con información de la propia CFE, ambas categorías disminuyeron 13.1 %, al cierre del año pasado, lo cual equivale a cerca de 42 mil 200 millones de pesos.
“Con la Reforma Energética, la CFE estando encargada de esto como unidad de negocios, le conviene reducir sus pérdidas y aumentar lo que recibe por la venta de energía. Si se pierde energía en el camino, ya no es buen negocio, no le conviene estar vendiendo menos. Aunque al usuario final esto no le afecta tanto, una empresa como la CFE debe estar lo más cerca posible a estándares internacionales”, agrega el titular de la Conuee.
En este sentido, también se ha puesto en marcha un Cemie enfocado en redes inteligentes, con miras a adoptar tecnologías que permitan optimizar el consumo, detectar robos de energía y pérdidas en el traslado. De acuerdo con el documento Términos de referencia Conacyt-Sener-Sustentabilidad Energética-2015-05. Centro mexicano de innovación en redes eléctricas inteligentes, el centro se encargará de promover el aprovechamiento de sinergias mediante el establecimiento de alianzas estratégicas multidisciplinarias, participativas y dinámicas, enfocadas en el desarrollo de conocimiento, tecnología y capital humano para el aprovechamiento de las redes eléctricas inteligentes.
Se intuye que cada uno de los centros, en su conjunto, están atacando la etapa de la eficiencia que no tiene que ver ya con el consumo, sino con la generación. Así entendido, el desarrollo de las redes inteligentes no puede prescindir de mejores fuentes de generación. Finalmente, esto haría congruente la política general de mejorar la eficiencia energética en todas sus etapas, donde la generación de energía, como origen del fluido, debe acudir a mejores opciones.
La generación de combustibles usando mejor calidad y fuentes limpias tiene un menor impacto en el ambiente y también tiende a mejorar la condición operativa, desde que se produce la energía hasta que se consume. Hay diferentes etapas en todo el proceso, en el que se puede aplicar el concepto de eficiencia y de calidad de energía, para lograr la eficiencia reduciendo pérdidas y haciendo mejor uso de instalaciones y recursos”: Gilberto Enríquez Harper¸ gerente de Ingeniería Especializada en la CFE
De acuerdo con el Informe Anual 2014 de la CFE, hasta ese año poco más de 75 por ciento de la generación de energía en México correspondía a la propia Comisión. De este porcentaje, la mayor aportación provenía de la generación hidroeléctrica, con 22.6 por ciento del total, seguida de la generación por vapor, con 21 por ciento, el ciclo combinado, con 13.9 por ciento, y las plantas carboeléctricas, con 9.9 por ciento. Por su parte, los productores independientes de energía generaban prácticamente toda su energía mediante plantas de ciclo combinado, con sólo una pequeña parte mediante el aprovechamiento del viento.
Estas cifras han cambiado mucho desde entonces. La evaluación más reciente del mercado de renovables realizado por Bloomberg New Energy Finance mostró que las renovables crecieron por encima de lo esperado durante 2015. La solar por sí sola duplicó su participación de mercado en el país y se espera que con la entrada en vigor de los mecanismos de la Reforma Energética la participación general de las renovables sea aún mayor.
La evidencia que ofrecen las políticas públicas encamina el mercado hacia una mezcla energética que disminuya la dependencia de los hidrocarburos y le brinde mayor participación a otras fuentes de energía. Además de la Primera Subasta del Mercado Eléctrico –de la que se esperan inversiones millonarias para las renovables–, la entrada en vigor en 2018 de los Certificados de Energías Limpias promete impulsar una generación de energía más eficiente.
“México es un país rico en energía renovable, pero tecnológicamente poco desarrollado para aprovecharla”, ataja el doctor Mota Palomino, “ya que requiere inversiones más altas y todavía se tiene poca experiencia para operarlas, porque la mayoría son intermitentes”.