Ante la Covid-19, esto es lo que podría ayudar a impulsar las economías
Quizá comencemos a escuchar mucho sobre energías limpias en los próximos meses. Sí, probablemente más que antes. La Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) asegura que las energías limpias ayudarían considerablemente al mundo a impulsar sus economías azotadas por la pandemia de la COVID-19. Excelente noticia en tiempos en que parece que no hay buenas noticias.
Dan Jørgensen, Ministro danés de clima, energía y servicios públicos, y el Dr. Fatih Birol, director Ejecutivo de la IEA comentan que los gobiernos hace grandes paquetes de rescate económico a corto y largo plazo, y en éste último los planes de infraestructura deben considerar un programa de energías limpias: «Creemos que al hacer que la energía limpia sea una parte integral de sus planes, los gobiernos pueden generar empleos y crecimiento económico al tiempo que aseguran que sus sistemas de energía se modernicen, sean más resistentes y menos contaminantes».
Mucho también se ha escuchado sobre la reducción del impacto en el planeta por la diminución de la actividad humana. Las emisiones de dióxido de carbono han disminuido hasta 25 por ciento en uno de los más grandes países contaminantes: China. Noticias que parecen bulos. ¿Una medusa en los canales de Venecia? Es por ello que la Agencia alerta sobre no considerar éste un logro, pues sólo la continuidad sistemática de la reducción de emisiones a través de la energía limpia mantendrá los índices a niveles históricamente bajos.
«Esta es una oportunidad intergeneracional, donde la planificación económica inteligente puede permitirnos encaminar al mundo para cumplir con nuestros compromisos climáticos, incluido el Acuerdo de París. Necesitamos hacer que los pilares clave de las transiciones de energía, como la eficiencia energética, las energías renovables y el almacenamiento de baterías, sean las principales prioridades para crear empleos, mejorar la infraestructura crítica e impulsar la innovación», advierten los especialistas de la IEA.
De acuerdo con la experiencia de Dinamarca, país del ministro Dan Jørgensen, incluir la eficiencia energética en los programas de estímulo ha demostrado efectividad, ya que mejora la competitividad, reduce las facturas de consumo energético y crea empleos rápidamente. Además, la modernización de edificios y los programas de actualización tecnológica pueden respaldar una actividad intensa en mano de obra en la construcción y la fabricación, y apuntalar las ganancias de productividad de la innovación y la infraestructura.
«Las energías renovables como la energía eólica y la energía solar fotovoltaica forman un pilar clave de las transiciones de energía limpia. Han demostrado cómo, en las condiciones adecuadas, las nuevas tecnologías bajas en carbono pueden crecer rápidamente para convertirse en una parte dinámica e innovadora de las economías con visión de futuro. Al diseñar paquetes de estímulo, los gobiernos deben tener en cuenta los beneficios estructurales que las energías renovables pueden aportar en términos de desarrollo económico y creación de empleo, al tiempo que reducen las emisiones y fomentan la innovación tecnológica», aseguran.
Lo que ya era tendencia en el mundo energético, la IEA lo pone de relieve como una oportunidad clave para no sólo la recuperación económica, sino para evitar el colapso climático que se ha advertido desde hace décadas. Es tiempo de poner manos a la obra y aprovechar los que las crisis nos aportan.