Circulación eléctrica
Según cifras de la ONU, el calentamiento global ocasionará que la temperatura media del planeta aumente entre 1.4 y 5.8 ºC durante el próximo siglo. Los medios de transporte “verdes” pueden ser una opción para reducir las emisiones contaminantes.
Es primordial que en los hogares donde se adopten los vehículos eléctricos se estructure una red alterna y una toma eléctrica dedicada únicamente para el automóvil, pues la demanda energética es ocho o nueves veces mayor que la de una vivienda promedio.
Por Santiago Bonilla.
El cambio climático es una amenaza que se ha gestado durante años y hoy en día es una circunstancia evidente. Para contrarrestar esto, se han tomado diversas posturas sobre cómo se puede conseguir una reducción en la emisión de gases. Una de ellas es el desarrollo de medios de transporte ‘verdes’. En particular, en la Ciudad de México se propuso un programa piloto que consta de una flotilla de taxis eléctricos.
Los vehículos eléctricos han surgido como respuesta a todo el dilema energético que está enfrentando el mundo en la actualidad. Se sabe que lo propuesto para evitar un continuo cambio climático es la reducción de las emisiones de CO2 a la mitad. Se estima que para el año 2030 se duplicará el consumo de electricidad. Existe un gran reto: reducir el consumo energético y lograr una generación de electricidad a base de combustibles no fósiles. La mayoría del parque vehicular, en México y a escala mundial, utiliza gasolina o productos derivados como combustible. La transición de estos comburentes contaminantes a combustibles renovables, como gas, electricidad y biodiesel, supone un cambio de notable importancia para conseguir la disminución en la emisión de gases de efecto invernadero.
El funcionamiento de los vehículos eléctricos es muy similar al de los motores de combustión interna; sin embargo, a diferencia de estos últimos, no consume energía cuando, por ejemplo, se encuentra encendido pero estático. Los vehículos eléctricos, evidentemente, requieren de un constante flujo de electricidad que almacenan en una batería. Para recargar dicha batería, se ha propuesto la implementación de estaciones de servicio (llamarles gasolineras sería incorrecto), donde mediante una red alterna de alta tensión se surta de un flujo eléctrico a estas estaciones de servicio para la recarga de los acumuladores.
A grandes rasgos, existen tres esquemas generales para la disposición de las estaciones de recarga. En primera instancia, se cuenta con las de uso público; es decir, las que pueden ser montadas en un centro comercial o en la calle, y pueden variar los tiempos de recarga. Hay recargas rápidas de aproximadamente 30 minutos, las cuales únicamente proporcionan una pequeña autonomía para realizar traslados rápidos. Las recargas completas pueden durar hasta ocho horas y están planeadas para realizarse durante la noche o durante el tiempo laboral.
En otro apartado, se plantea la adopción de una red eléctrica secundaria para las viviendas. Este esquema, sin embargo, es muy diferente del que se tiene actualmente, pues hoy en día las personas se condicionan a que encontrarán una gasolinera en su trayecto diario. Al contrario de esta costumbre, acoger la práctica de recargar durante los tiempos espaciados se aboca a una maximización del tiempo cuando el conductor no está utilizando activamente su vehículo. Es importante subrayar para este efecto que la infraestructura eléctrica aún no existe en México.
Daniel Abraham López, especialista de Negocios, Marketing and Communications de Schneider Electric, señala que: “el proyecto llegó al país para el Gobierno del Distrito Federal, donde se estima que circulan alrededor de 13 mil taxis, lo cual representa aproximadamente 12 por ciento del consumo de combustibles que se venden en la capital”. Este es uno de los datos que motivan a los gobiernos a empezar a tomar cartas en el asunto y a realizar el cambio de vehículos convencionales por eléctricos.
Una de las cuestiones en la que es imperativo ahondar son los esquemas de cobro. Se propone que, mediante un sistema inteligente –por ejemplo una tarjeta o ficha–, se identifique al usuario, ya sea que se realice un cobro instantáneo a lo que se está utilizando o que se administre como tarjeta de crédito. La energía cuesta y su generación también; pero en el caso de la electricidad para transportes públicos ¿quién lo paga? ¿el gobierno, los contribuyentes o el usuario final? La solución que se ha planteado es que se dé un seguimiento del consumo que realiza cada usuario y se envíe un acuse desglosado, junto con el recibo común del consumo eléctrico. Sin embargo, no se ha establecido nada oficialmente, pues es una tecnología en gestión y aún no existe una infraestructura en el país para normalizar este tipo de consumos.
Es importante aclarar es que la tecnología de recarga de los automóviles no es una tecnología o equipo ‘vampiro’; en otras palabras, cuando la batería se carga por completo, se corta el suministro, no absorbe más energía de la necesaria. Entonces, es posible dejar conectado este tipo de acumuladores sin recelar que consuman más de lo que requieren. Respecto del tema de establecer una red alterna, es primordial que en los domicilios donde se adopten los vehículos eléctricos se estructure dicha red y una toma eléctrica dedicada para el auto únicamente, pues la demanda energética de un automóvil de este tipo es superior: ocho o nueve veces más que el de una vivienda promedio, ya que la razón eléctrica que se envía a las casas es de 220 volts y se sobrecargaría el entramado eléctrico, provocando un cortocircuito.
Aun así y por todo lo expuesto anteriormente, actualmente no es más barato utilizar un vehículo alimentado por electricidad que uno por gasolina. Daniel Abraham explica: “Al comparar las tecnologías, los motores de combustión interna tienen más de 100 años de existir, mientras que los autos verdes son una tecnología relativamente nueva. No se pueden comparar el crecimiento tecnológico ni la experiencia de los desarrolladores”.
Para aprovechar el desempeño de potencia, la energía debe generarse previamente. En México, la generación de energía proviene, mayormente, de fuentes fósiles. Se debe, primeramente, contar con una mezcla energética más equilibrada; es decir, una vez que las energías renovables rebasen la capacidad de los combustibles fósiles, sería más eficiente y ambientalista para México implementar la masificación de vehículos eléctricos. De esta manera, no sólo sería más limpio a nivel de emisiones, también sería más limpio a nivel de generación de energía.
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