Contratista

Pasión por la ingeniería

Es uno de los mejores de México. Su lugar dentro de la construcción en el país ha sido otorgado por la calidad y desempeño con el que trabaja. Además de ser empresario, su lado humano clarifica el porqué de su grandeza.

Por Antonio Nieto / Bruno Martínez, fotografías

Constructor Eléctrico (CE): ¿Cuáles son sus estudios y cómo se inicia en el sector de obra eléctrica?
Raúl Uribe (RU): Soy Ingeniero Electromecánico por la Universidad Nacional Autónoma de México, originario de Sinaloa. Llegué a México en 1972 a estudiar la carrera de ingeniería. Desde ese año, a la fecha, orgullosamente no he dejado de trabajar. Comencé trabajando en una compañía llamada GEA Ingenieros, donde laboré durante 11 años como dibujante de planos y posteriormente en el área de Proyectos, Administración y, prácticamente, hice de todo. Durante este periodo, tuve la oportunidad de tener un crecimiento personal, formarme como ingeniero y empresario. En 1982, en esa misma empresa, tuve la ocasión de hacer la obra “Hotel las Brisas”, en Acapulco; estuve a cargo de la parte eléctrica, hidráulica, sanitaria y de aire acondicionado. Lo último que realicé en esa empresa, para finalizar mi relación laboral, fue un centro comercial en Ciudad Juárez, donde llegué a contar con 500 trabajadores. Fue una experiencia muy interesante, pues en particular en esa obra tuve que desarrollar una estrategia para gestionar el capital humano. En 1984, se constituyó Uribe Ingenieros y en 1986 empecé a trabajar de lleno, y comenzó a abrirse el camino.

CE: ¿Recuerda la primera obra que realizó?
RU: La primera obra que hice, supervisé y proyecté fue Ginecobstetricia 2 en el Centro Médico Nacional. Al tercer día que llegué a la obra, uno de los supervisores renunció; tenía yo 20 años en ese entonces. Me dijeron que de momento no contaban con un suplente y me hice cargo de la obra: de supervisar a la gente, de pedir materiales.

CE: ¿Le dedica mucho tiempo a su trabajo?
RU: A través de los años, hemos tenido la suerte de tener giros distintos en el ramo de la construcción: hoteles, restaurantes, bares, una empresa de seguridad privada. Lo comento porque esta profesión me apasiona. Quisiera tener el tiempo para dedicarle más a la ingeniería. Venir a supervisar una obra no requiere tanta concentración, es más bien labor de inspección y administración. En el caso particular de realizar el proyecto es donde requiere mayor esfuerzo, conocer las normas, involucrarse más a nivel ingeniería profesional.

CE: ¿Cuántas obras lleva desde que inició y cuál es la mayor cantidad de éstas que ha llevado simultáneamente?
RU: En las cuales yo intervine, a la fecha son 647 obras. Y simultáneamente, la mayor cantidad que he llevado son 22 obras.

CE: ¿Qué obra considera la más importante en su haber?
RU: La obra más importante, para mí, ha sido el Centro Bancomer. ¿Por qué? Se trata de una obra que tiene 126 mil metros cuadrados de área construida; tienen ahí el centro de cómputo más grande del país: está el CPD (Centro de Procesamiento de Datos), donde corren 8 millones de cuentahabientes diario y donde hubo la responsabilidad de remodelar y operar la corriente eléctrica sin impacto al centro de cómputo. Tiene 18 millones de watts en infraestructura, es un gran edificio. Actualmente le damos mantenimiento. Llevamos 27 años trabajando con Bancomer y 11 años brindando mantenimiento a los edificios estratégicos de esta misma empresa bancaria.

CE: ¿Tiene obras fuera del país?
RU: Estamos haciendo obra para unos hoteles en Anguila; en Trinidad y Tobago, edificios gubernamentales; en Venezuela y en Puerto Rico, para unos laboratorios. A base de recomendaciones y a base de esfuerzo, conseguimos proyectos fuera     de la República, siempre con la mentalidad de que en México somos muy buenos. Éste es un gran país y merece lo mejor. Yo me siento muy comprometido con el recurso humano, con mis compañeros, con mis trabajadores, y espero tener la capacidad de generar muchos, muchos empleos más para México.

CE: ¿Cómo transmite su liderazgo?
RU: En cualquiera de los negocios donde voy y, entre mis clientes y colaboradores, me da mucho gusto escuchar que digan que cada vez que platican conmigo aprenden algo nuevo. Mi liderazgo es nato; yo no estudié para ser líder. Creo que tengo carácter para mandar. Quisiera tener el tiempo para transmitirle a los jóvenes este liderazgo para que el día de mañana contemos con personas dispuestas y preparadas.

CE: ¿Y la cuestión familiar?
RU: Durante mucho tiempo, sinceramente, dejé de dedicar el tiempo que merece a mi familia. Sin embargo, como contaba con varias obras fuera de la Ciudad, cada vez que había la posibilidad, llevaba a mi esposa e hijos a las obras. A sabiendas de que iba a pasar tiempo lejos de mi familia, los llevaba para después del trabajo tener la oportunidad de convivir.

CE: ¿A quién considera su mayor maestro?
RU: Mi mayor maestro es Dios, la vida. A quien agradezco en el plano profesional es a Carlos Gutiérrez y a Alfredo Arellano.

CE: ¿Qué le ha dejado la vida de contratista?
RU: Todo lo que tengo. Cuando comencé a ganar dinero pude valorar lo que tenía y me dispuse a luchar por más, a cimentar una empresa y a crecer como persona, me ha dejado una satisfacción personal y para poder compartir con mis hijos que soy un hombre de bien; con principios, que le gusta trabajar y que hoy, a base de esfuerzo y trabajo derivado de la construcción, mi familia puede gozar de algo que yo no tuve y compartir mis conocimientos con ellos.

CE: ¿Qué le diría a los contratistas que empiezan en el sector de obra eléctrica?
RU: Antes que nada, les pediría que fueran éticos. Hay mucha obra en México y el Sol sale para todos. Dentro del ramo de construcción, hay gente que abarata mucho la obra, sin ser bien pagada; la ingeniería en el país no es bien pagada. A la gente que está iniciando les diría que no hay que abaratar su trabajo: hay que valorar y dar a querer el talento que podemos ofrecer como uno de los mejores en el mundo. Hay que participar en las asociaciones y hacer algo por México, contribuir a que sea mejor cada día, a que tengamos mejor mano de obra calificada.

CE: ¿Qué experiencia le dio haber presidido AMERIC?
RU: AMERIC lleva muchos años y muchos de nosotros, constructores, la queremos ver cada día mejor. A mí en lo personal, además de relaciones, me aportó una experiencia que no había vivido, como el foguearme en eventos, entrevistas, participar y representar a AMERIC, inclusive a nivel internacional. Me siento muy orgulloso de haber presidido a la Asociación durante dos años, sobre todo haber compartido al ramo de la construcción eléctrica mi experiencia.

“Hay que participar en las asociaciones y hacer algo por México; contribuir a que sea mejor cada día, a que tengamos mejor mano de obra calificada”

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Plaza Samara, desarrollo eléctrico exclusivo

En uno de los lugares más exclusivos de la Ciudad de México, Uribe Ingenieros proyectó una de las obras más grandes de la ciudad. El sitio alberga corporativos, una plaza comercial y un hotel que requieren una conexión eléctrica segura y eficiente. Los más altos estándares estuvieron a cargo del ingeniero Raúl Uribe.

16 millones de watts, la carga total a la que asciende el proyecto.

Santa Fe se ha caracterizado por ser sede de desarrollos de última tecnología y por ser una de las zonas más prestigiadas de México. Enclavada en esta zona, se ha erigido Plaza Samara, un edificio de clase AAA que cuenta con tres torres de oficinas corporativas, un hotel de cinco estrellas y un centro comercial.

El eminente edificio requiere una obra eléctrica con el mismo adjetivo. En las entrañas de Plaza Samara, se ha desarrollado la ingeniería eléctrica de un proyectista insigne: el ingeniero Raúl Leonel Uribe.

En esta obra, se previeron todos los aspectos necesarios para dar seguridad, eficiencia y confiabilidad de servicio a restaurantes, bancos, hotel, centro comercial, oficinas corporativas, etcétera.

El edificio cuenta con 426 mil 411 metros de área construida, cuyas dimensiones están divididas en tres edificios de oficinas, la parte del hotel y todo lo que es el centro comercial, con siete sótanos como estacionamientos. La carga total instalada que arroja el proyecto Samara son 16 MW, regulado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y dos acometidas de mediana tensión: 20-23 kV, tres fases, cuatro hilos. La carga que se pretende demandar son 10 MVA. Cabe mencionar que no ha sido una parte fácil en todo el desarrollo Santa Fe contar con energía eléctrica. Hace tres años dio inicio la obra, tanto en media como en baja tensión. La plaza cuenta con dos alimentadores: uno de un circuito de Contadero, pero no exclusivo para este sitio, y otro se traerá de un alimentador exclusivo que viene del mismo lugar, de 20-23 mil volts. La distancia que hay hasta Contadero es de 2 mil 600 metros. Toda la red es subterránea; teledirigida, la última tecnología para no hacer obra civil a cielo abierto y evitar problemáticas con la vialidad.

El proyecto comenzó cuando a Uribe Ingenieros los contrató Diámetro Arquitectos. Todavía sin finalizar la obra Samara, se inició con la instalación eléctrica. Se comenzó desde el principio de la obra con la instalación de la tubería para todo el alumbrado en las lozas; es decir, las canalizaciones para el sistema de alumbrado están ahogadas bajo las lozas de concreto. Primero se hizo la torre B, luego la C, luego la torre A; más tarde el edificio del hotel y por último el centro comercial.

Este desarrollo cuenta con un anillo interno, con dos alimentadores y seccionadores e interruptores de transferencia. Si alguno llegara a fallar, automáticamente el otro entra en funcionamiento. Algunas subestaciones son compartidas por grandes usuarios, con electroducto y con medición remota. La idea es que el tomalectura no tenga que entrar al sitio. Así, uno, por medio de un servidor web, puede revisar el consumo y se puede hacer el pago en línea.

Para el sistema HVAC, se cuenta con una sola subestación. Uribe Ingenieros concretó un proyecto de ahorro para el suministro de energía de todos los equipos. En condiciones normales, la carga era de 5 megawatts; sin embargo, se consiguió una reducción de 2 megawatts.

En la subestación de servicios de la torre (edificio de oficinas), hay una carga de 1 mil 250 kVA; cuenta con una planta de emergencia. Se tiene también un espacio donde existe la prospección para futuras necesidades de carga.

Seguridad
Por seguridad, ninguna persona que carezca de los conocimientos adecuados puede tener acceso a las subestaciones. Se debe contar con información o capacitación para manipular equipos de media tensión; se debe tener equipo para laborar en el sitio: guantes, lentes de protección, casco, alicates, calzado dieléctrico. Dos aspectos, de los más importantes: tarimas aislantes y sistemas de puesta a tierra.

La obra obedece a las normas más importantes: la NOM 001, la SEDE, a todas las recomendaciones de la ANCE, IEEE, NFPA, etcétera.

Para los corporativos que excedan cargas de más de 100 mil watts, como criterio de ingeniería de Uribe Ingenieros, se cuenta con una subestación. Es el caso de General Electric; Danone; Procter & Gamble; Hewlett-Packard. Éstas son típicas: una subestación receptora, una cuchilla operación en grupo sin carga, un seccionador, transformador, tablero general de distribución, transfer, un tablero de emergencia, su generador y su tanque de día.

Hay una razón indispensable para contar con estos equipamientos. En el caso de General Electric, sus cargas, que exceden más de 100 mil watts, llegan a casi 1 millón.

El sistema citado no es un asunto que tenga que ver con normatividad; es un criterio de quien realiza la ingeniería. Si se considera que se va a trabajar con entre 90 y 100 mil watts, el costo-beneficio de la inversión se paga entre dos y tres años. De esta manera, uno puede manejar el transformador, subir o bajar el voltaje por medio de los tabs y no depende de terceros: ni de la Comisión Federal ni de baja tensión, ni que corten la carga. Por ejemplo, General Electric tiene sites de cómputo o CPD, y por cuestiones obvias, para ellos es muy importante que un tercero no les derrumbe la carga, pues la energía en baja tensión se transmite en suministro compartido. Entonces, se tiene que recurrir a esto por cuestiones de seguridad y de tarifa.

Toda la infraestructura del edificio,  excepto HVAC, está en emergencia al ciento por ciento. La probabilidad de que falle es remota. Con el anillo y las acometidas se obtiene mucha seguridad, sobre todo por el hecho de que viene de una subestación. Samara cuenta con puestas a tierra para sistemas eléctricos de potencia, pararrayos modernos con puntas ionizantes, entre otros. Nótese que cumplen con todas las normas mexicanas e internacionales.

Obra de grandes dimensiones
Es la obra más grande que ha hecho Raúl. Por ahora, cuenta con 16 subestaciones, transformadores y plantas de emergencia.

Todo el sistema HVAC tiene una carga de 3 millones de watts; son dos transformadores de 1 mil 500 kVA, que se reparten la carga del sistema de enfriadores y bombeo. Lo que quiere decir que, en caso de falla de un transformador o los tableros, se puede “jugar” con el ciento por ciento en redundancia; es decir, nunca se quedarían sin aire acondicionado. Cuenta con un switch de transferencia automática en 23 mil, donde transfiere y quita la carga de manera maquinal en cuanto se nota que no existe carga en alguno.

Toda la alimentación de Comisión Federal es de 23 mil, y toda la distribución en general asciende a 480 mil, en lo que respecta a equipos únicamente de HVAC. La carga que maneja el complejo en su totalidad son 16 millones de watts: alumbrado, usuarios, aire acondicionado, etcétera. Se proyectaron originalmente 5 millones de watts para el aire acondicionado.

También se alimenta al centro comercial, el cual tiene tres subestaciones que abastecen a 144 locales. La forma de distribuir energía eléctrica es mediante una subestación compartida: dentro de un esquema tradicional, un locatario estaría sujeto a una tarifa tipo 3 de la Comisión Federal, en una subestación compartida, está en una tarifa HM (horario medido de mediana tensión) donde el costo del kW/h es más barato.

La forma de distribuir en baja tensión para cada usuario que albergan los pisos se hace por medio de electroductos, lo cual ofrece un costo reducido en las instalaciones, pues hay que recordar que en todos estos edificios el costo por metro cuadrado se cotiza en dólares.

El edificio, además de lo mencionado anteriormente, está totalmente automatizado: HVAC, bombas de agua, bombas PCI y servicios del edificio. Además, toda la iluminación se compone por luminarias y balastros electrónicos, focos ahorradores de energía, celdas fotosensensibles y, de nuevo, automatización, donde se especifica que a partir de las 10 de la noche sólo se ocupa iluminación al 30 por ciento.

En cuestión de innovaciones, la tecnología que se manejó en las subestaciones fue en SF6 (hexafloruro de azufre), no son en vacío. Todos los transformadores no se manejan en aceite, sino en silicón (no son inflamables ni contaminantes); todos los arrancadores e interruptores son de tecnología de punta, pues están preparados para la automatización.

El reto más importante de la obra fue la introducción de los equipos. El proceso con el que contaban fue complicado para meter las subestaciones y sistemas. En sus momentos más críticos, se llegó a contar con 390 personas trabajando en los emplazamientos de baja y mediana tensión. La parte de baja tensión novedosa fue la distribución en electroducto; por lo general, no está normado por la Comisión Federal, pues es una infraestructura que se le entrega a la Comisión.
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