Columna

Edificios inteligentes

El uso eficiente de energía eléctrica es un concepto que ha crecido considerablemente. Algunos actores del ramo de construcción (AMERIC e IMEI), se han dedicado a fomentar la percepción de que no sólo el edificio debe ser inteligente o automatizado, sino  la conciencia de que el uso de la energía tiene que ser de la manera más eficiente posible.

El 53 por ciento de los ahorros y abatimientos en emisiones de CO2 en un futuro, de aquí a 20 años, van a darse no por no consumir ni por no generar sosteniblemente, sino por la eficiencia del consumo eléctrico per se. Esa parte es la que ha tenido mayor difusión, ha crecido mucho y ha permeado hacia la sociedad en general.

En el aspecto de la obra eléctrica, se observa una particularidad de parte del usuario final: hay cada vez más reparo en cuanto a la procuración de todo lo pertinente para el uso eficaz de la energía. A nivel constructoras, se empiezan a gestar muy buenas ideas e intenciones en cuanto a la proposición de proyectos y sistemas de alta eficiencia, pero conforme los tiempos y presupuestos merman, desafortunadamente pocos se llevan a cabo y es entonces cuando los operadores del edificio deben tomar acciones para evitar desperdicios de energía.

Además, no se toman en cuenta que los gastos deberían ser vistos al revés: cuando se construye un edificio, se cuenta con un periodo de tres a cinco años, dependiendo del tamaño, en el que se anula 25 por ciento del costo total a lo largo de la vida útil del inmueble. Dentro de ese 25 por ciento, se implican los gastos de la construcción, financiamiento, equipamiento, etcétera. Pero, a lo largo de la vida útil del edificio, entre 30 y 35, o tal vez 40 años, se puede erogar el 75 por ciento del costo. Entonces se cuida el 25 por ciento para que no se salga del presupuesto, descuidando el 75 por ciento o haciéndolo más grande porque no hubo suficiente equipamiento o provisión de información para la toma de decisiones durante la operación del edificio.

Un panorama óptimo sería un acuerdo entre el financiador del proyecto y el operador, el diseñador y el constructor, para tomar en cuenta todas las necesidades del edificio y del usuario final, y ofrecer soluciones que satisfagan a todas las partes.

En México, para fomentar la conciencia de eficiencia energética se están difundiendo cursos, como los seminarios de AMERIC, e información sobre el aprovechamiento máximo de instalaciones eléctricas, de aires acondicionados, sistemas de iluminación, entre otros. El IMEI, a su vez, con diplomados de edificios inteligentes y operación de edificios, tiene 21 años de difundir esta conciencia.

Como observación directa para los contratistas de obra eléctrica, lo más importante es que sigan acercándose a los eventos que organizan AMERIC e IMEI; que continúen profesionalizándose y actualizándose en los temas de eficiencia, ya que son factores que afectan directamente a las óptimas instalaciones y operación impecable de edificios, y sobre todo, la conciencia de que la energía eléctrica es una materia prima y se debe estar comprometido para garantizar la calidad y la continuidad de la materia. Así, aunque sean contratistas, podrán abogar por el usuario final o el operador de dicho inmueble.

“Un panorama óptimo sería que financiador, operador, diseñador y constructor llegaran a un acuerdo para satisfacer a todas las partes”.

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Jorge Hagg

Gerente de Desarrollo de Negocios en Schneider Electric; cuenta con el Certified Energy Manager, otorgado por la agencia estadunidense del uso eficiente de la energía, y preside el Instituto Mexicano del Edificio Inteligente (IMEI).

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