Pérdidas de energía (parte 1)
Gilberto Enríquez Harper.
Las pérdidas en un sistema eléctrico de potencia incrementan el costo de suministro de energía a los consumidores
Las pérdidas en las redes de distribución no son nuevas. Ya se han documentado con anterioridad estas cuestiones. Este problema contempla aspectos técnicos, de medición, administrativos, por fraude y robo de la energía. De manera que los enfoques pueden ser distintos, pero el objetivo es el mismo: reducir al máximo las pérdidas de energía eléctrica, ya que representan un problema para la economía de los sistemas eléctricos, cuyos costos de operación se pueden ver sensiblemente elevados.En la actualidad, han tomado nuevamente relevancia los programas de minimización de pérdidas en los sistemas eléctricos, debido al costo elevado de la energía eléctrica y a la necesidad de impactar lo menos posible al medioambiente, ya que las pérdidas representan energía generada, pero no consumida. Por lo que la evaluación y acciones para la reducción de las pérdidas es una trabajo que resulta importante porque permite conocer qué se debe hacer específicamente para reducirlas. En forma estricta, para una empresa eléctrica, la esencia de la optimización de las pérdidas en un sistema eléctrico es la minimización de los costos netos del suministro.Para determinar cuándo un valor o índice de pérdidas se puede considerar como aceptable o elevado, se debe evaluar si las pérdidas representan un impacto importante sobre el sistema, desde el punto de vista del costo de la energía no suministrada o de la reducción de las pérdidas, en cuanto a las inversiones que se tienen que realizar para tal fin.
En un sistema eléctrico de potencia, las pérdidas totales van desde los servicios auxiliares de las centrales eléctricas, hasta las acometidas y medidores de los clientes o usuarios, pasando por las subestaciones elevadoras y reductoras, los equipos eléctricos, las líneas de transmisión, los alimentadores primarios, las redes secundarias, etc. Las pérdidas de energía, en forma elemental, se definen como la diferencia entre la energía disponible en la conexión al consumidor y la energía que se produce en las empresas eléctricas, hablando en términos de potencia activa, y la pérdida de ingresos que esto representa. Las pérdidas se pueden clasificar en dos grandes grupos. El primer grupo pertenece a las llamadas pérdidas no técnicas, que se deben al mal funcionamiento de algunos equipos y a otros aspectos sociales (el robo, el fraude) y administrativos (errores de facturación).El segundo grupo son las pérdidas técnicas, que son aquellas relacionadas con la eficiencia del sistema en las etapas de generación, transformación, transmisión y distribución de la energía eléctrica, hasta el consumidor final. Cualquiera que sea su tipo (industrial, comercial, residencial, de servicio público, etc). La solución a los problemas de las pérdidas no técnicas, que en ocasiones representan un porcentaje importante de las pérdidas totales en las redes de distribución, generalmente corresponde a acciones con aspectos técnicos limitados, como la calibración de medidores, el uso de medidores de energía digitales, la automatización de la medición, etc.
El resto de las acciones tiene relación más bien con las medidas correctivas con los trabajadores que se coluden con el fraude en las mediciones, los medidores arreglados, los lecturistas, etc. Todas estas pérdidas se pueden clasificar en tres grandes grupos: pérdidas por consumo, pérdidas por facturación y pérdidas por cobranza de facturas.
En la siguiente entrega hablaremos de esta clasificación y la solución a esta problemática.
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Gilberto Enríquez Harper
Ingeniero electricista por el IPN. Maestro en ciencias por la misma universidad, dentro del programa de la Unesco. Maestro en Filosofía de los Sistemas Eléctricos, por la Universidad de Londres. Es profesor de licenciatura y posgrado en ingeniería eléctrica en la ESIME. Ha escrito 75 libros y más de 280 artículos relacionados con ingeniería electromecánica.