Cambio climaticoEficiencia Energética

Dimmers, atenuar el gasto

El dimmer centra su funcionamiento en generar un cambio de intensidad luminosa de la lámpara existente, con la posibilidad de disminuir o abrillantar dicho nivel de manera rápida, sencilla y directa.

Por  Santiago Bonilla / Víctor Antonio Gómez.
Los Dimmers permiten controlar la intensidad de la iluminación en formas diversas.

La eficiencia energética es una cuestión que cobra importancia día a día. Para conseguir un máximo usufructo en la energía eléctrica, existen prácticas sencillas que pueden iniciar desde el lugar donde las personas habitan, hasta el lugar donde trabajan. La adopción de diversos instrumentos ha facilitado estas prácticas. Los dimmers son dispositivos creados para el control de la iluminación, al igual que un apagador convencional, teniendo ventajas sobre éste en cuanto a cómo se controla la iluminación.

Existen dimmers para todo tipo de lámparas: incandescentes, fluorescentes, compactas fluorescentes (CFL) y LED. El tipo dependerá directamente del estilo de lámpara por controlar. Antes de tomar una decisión sobre la instalación de dimmers, es necesario conocer los requerimientos del edificio, en cuanto a distribución de áreas y luminosidad, para elegir el mejor de acuerdo con las necesidades y tipos de lámpara por controlar.

El dimmer puede generar un ahorro energético al emplear menor cantidad de energía eléctrica para proporcionar iluminación; por ejemplo, si se atenúa una lámpara incandescente (un foco normal) de 100 watts un 20 por ciento, esta lámpara utilizará aproximadamente 18 por ciento menos energía. Mientras más se amaine la luz recibida, más ahorro se consigue; sin embargo, no debe dejar de observarse el confort y la buena iluminación para evitar daños a la vista y pérdidas en la producción.

En general, existen dos tipos de atenuación generadas por dimmers:

  • Atenuación arquitectónica, enfocada principalmente en el confort, ambientación y “estética lumínica”.
  • Atenuación de aprovechamiento de luz natural, enfocada en generar el mayor ahorro de energía, compensando la disminución lumínica de las lámparas con el aprovechamiento de la luz proporcionada de manera natural por el Sol.

Un apagador convencional (switch normal) proporciona un control de iluminación básico al permitir el encendido y apagado de las lámparas en un área. Este tipo de controlador permite un ahorro de energía (se deja de consumir energía eléctrica de una o varias lámparas), sacrificando la “estética lumínica” y la cantidad de luz dentro de un área; ello genera un cambio notoriamente visible, e incluso incomodidad dentro de dicha área al no contar con la intensidad luminosa necesaria para desempeñar correctamente una tarea.

El dimmer, por otra parte, permite un control de iluminación más sutil, con el que es posible ajustar la magnitud luminosa a determinadas necesidades, sin sacrificar la “estética lumínica” ni la productividad. Se puede ajustar la intensidad para crear un ambiente agradable a la vista, que invite a estar en un espacio o que destaque una sección o parte importante de una zona, logrando una atenuación arquitectónica. También es posible ir cambiando la intensidad luminosa de un área de acuerdo con las necesidades y requerimientos de los usuarios.

Hoy en día, existen sistemas adecuados que permiten este cambio de manera automática, variando la intensidad de luz artificial generada por las lámparas y compensando dicha intensidad con la mayor fuente de iluminación gratuita que existe: el Sol. A este proceso se le conoce como aprovechamiento de luz natural.

Los dimmers son una opción considerable para controlar la iluminación. Es posible tener un control básico desde un dimmer convencional, que de manera manual permita cambiar el grado de iluminación de las lámparas, hasta un sistema integral de administración, control y ahorro de energía que proporcione escenarios al incrementar o disminuir la luminosidad de diferentes zonas y áreas, o incluso una atenuación automatizada para echar mano de la luz que proporciona la naturaleza.

Además de generar ahorros al lograr que las lámparas consuman menor cantidad de energía, los dimmers también permiten extender su vida útil, reduciendo la periodicidad con que se realiza el mantenimiento de las luminarias.

Las altas demandas de iluminación son consecuencia del desempeño de actividades. Para determinarlas, se deben tomar en cuenta las dificultades de las tareas, en función de sus características, así como sus condiciones de realización. Las necesidades emocionales, en contraste, se dan por la influencia que la luz ejerce sobre el estado de ánimo.

Anteriormente se mencionaron las pérdidas en la productividad; la luz interviene en el estado anímico a manera de motivación, sensación de bienestar, confort y seguridad. Las necesidades arquitectónicas, por otra parte, están relacionadas con la posibilidad de destacar las cualidades de un edificio, sus decoraciones, sus detalles, etcétera. Para determinarlas, se deben observar las cualidades del espacio físico y ambiental (mobiliario – entorno) en donde se localiza el significado, entre otras.

Llevar a cabo prácticas, como apagar la luz en habitaciones desocupadas y la instalación de instrumentos para iluminar determinadas zonas, proporciona una pauta general para diseminar la cultura de eficiencia entre los usuarios finales de un edificio (sea comercial o habitacional, operadores o residentes).

Estos dispositivos cuentan con una amplia gama de iluminación, pues no pasan “de cero a cien”, a diferencia de los interruptores normales; esto, a su vez, proporciona una luminosidad de confort, dependiendo del área y la hora del día, y como se mencionó anteriormente, se evitan pérdidas en la productividad.

Al aprovechar las bondades de una correcta iluminación con dimmers, se puede considerar que es una iluminación eficiente, cuando además de satisfacer las necesidades visuales, se crean ambientes saludables, seguros y confortables, proporcionándole al usuario final una atmósfera laboral o residencial agradable. Todo lo anterior, dentro de un presupuesto razonable (que no incluya un oneroso gasto), el cual no solamente incluye las inversiones iniciales (de instalación), sino los gastos de mantenimiento.

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Víctor Antonio Gómez Aladro

Ingeniero Especialista en Proyectos LES. Comenzó en LEVITON en noviembre de 2009 como ingeniero de Aplicaciones Especiales, proporcionando soporte técnico y ayudando con la especificación de las diferentes líneas a la fuerza de ventas a nivel nacional. Actualmente, se desempeña en los proyectos de Lighting and Energy Solutions (LES, Soluciones de Iluminación y Energía) que involucran sistemas automatizados, avanzados e integrales de control, administración y ahorro de energía. www.leviton.com

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