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Ciudades eficientes

La satisfacción de las necesidades de confort humano a costa del consumo descontrolado ha acarreado problemáticas que afectan de manera directa los recursos naturales que deben emplearse de forma eficiente cuanto antes.

Por Myriam Sánchez.

El uso de energías renovables favorece al inversionista y al consumidor.

Los seres humanos, por naturaleza, siempre buscan la satisfacción de sus necesidades más allá de las básicas, es decir, van en busca del confort que puedan adquirir dentro de sus actividades cotidianas en cualquiera de los roles que desempeñen. Esto ha generado que, con el paso del tiempo y los avances tecnológicos obtenidos, se haya dejado de lado la atención que requieren los efectos negativos ocasionados al entorno ambiental.

Hoy en día, la atención que se le brinda a los efectos negativos sobre el ambiente ha sufrido una modificación debido a la problemática causada por el calentamiento global y por el alto índice de contaminación. Por ello, ingenieros, arquitectos y diversos especialistas están a la expectativa sobre la creación de nuevas tecnologías, sistemas o métodos que garanticen eficiencia en el recurso por utilizar.

Cuando se analiza el consumo energético, es preocupante percatarse de todo el desperdicio que se genera por la inadecuada utilización de los recursos de una ciudad. Por tal motivo, la concientización de las personas es un asunto importante para formar una ciudad eficiente, caracterizada por una mayor competitividad a pesar de la reducción de los recursos naturales a escala mundial. “Un menor uso de los recursos permite obtener mejores resultados en los procesos de una ciudad, haciéndola más eficiente”, expresa el maestro en ingeniería Edgar Villaseñor Franco, director ejecutivo del International Council for Local Environmental Initiatives (ICLEI).

Asociaciones que fomentan una cultura de ciudades eficientes

  • Organización de las Naciones Unidas (ONU-Habitat)
  • ICLEI-Gobiernos Locales por la Sustentabilidad
  • Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)

Para lograr que una ciudad sea eficiente, deben tomarse en cuenta ciertos recursos necesarios, entre los que están el agua, la electricidad, el combustible, el aire, el suelo o la biodiversidad. La clave está en el máximo aprovechamiento de estos elementos para lograr ciudades altamente competitivas y productivas.

Responsabilidad unánime
Aunque cada persona es responsable de cuidar los recursos y todos deben comprometerse con la eficiencia de la ciudad, el impulso y

el involucramiento en las buenas prácticas deben estar a cargo de las entidades públicas, es decir, dependen tanto del Gobierno Federal como de los gobiernos estatales. Asimismo, asociaciones municipales y organismos internacionales deben comprometerse con la ejecución y el planteamiento de los elementos necesarios para conseguir dicho objetivo.

Beneficios en ciudades eficientes
Económicos

  • Ahorros monetarios a la larga al reducir los costos que representan los servicios y actividades dentro de una ciudad
  • Fortalecimiento de la economía verde. Las empresas que buscan la eficiencia contribuyen a la obtención de más utilidades
  • Demanda de tecnologías ahorrativas, lo que origina un mercado y generación de empleos

Ambientales

  • Conservación del agua
  • Disminución de emisiones de gases contaminantes locales y globales
  • Reducción del consumo de combustibles
  • Reducción del uso y destrucción de la biodiversidad
  • Reducción en la contaminación del aire y el suelo

Sociales

  • Transferencia de recursos a proyectos sociales
  • Inversión en acciones de vivienda, obras y apoyo social a causa de la reducción de costos que se generaron por eficiencia
  • Generación de empleos por la economía verde
  • Habitar dentro de una ciudad confortable y saludable

Manejo y consumo de energía
Para lograr una ciudad eficiente, uno de los factores de gran peso es el buen manejo y utilización de la energía eléctrica, pues gran parte de los equipos y actividades requieren de la corriente de electricidad, en especial cuando se habla de una gran ciudad. De acuerdo con el maestro Villaseñor, deben tomarse en cuenta ciertos puntos para lograr un uso más racional de la electricidad:

  1. Partir de una línea base, es decir, tener un diagnóstico interno del consumo de electricidad por el gobierno municipal o capitalino. Ejemplos claros son el alumbrado público, el de instalaciones públicas o equipos de oficinas.
  2. Conocer el consumo de electricidad de otros sectores de la ciudad.
  3. Establecer una meta de reducción del consumo de electricidad a nivel gubernamental y a nivel comunidad.
  4. Establecer un plan de acción a corto, mediano y largo plazo.
  5. Incentivar la administración de las buenas prácticas, así como a los sectores que trabajen para el uso eficiente de recursos.
  6. Monitoreo y verificación de resultados.

Villaseñor recomienda sacarle el mayor provecho a ciertas tecnologías, con las cuales se puede garantizar una verdadera reducción en el consumo de energía eléctrica.

Alumbrado público: una de las tecnologías probadas que se recomienda utilizar son las lámparas de vapor de sodio de alta presión, ya que proporcionan una gran cantidad de lúmenes por watt y resultan muy eficientes. Otras opciones son los balastros de bajas pérdidas, los cuales ayudan a mantener un flujo de corriente estable en las lámparas; los transformadores energéticamente eficientes mejoran la calidad de la energía que se entrega al circuito y reducen las fallas que puedan generarse en lámparas y balastros; las lámparas LED, que se caracterizan por su bajo consumo de energía, amplio tiempo de vida, resistencia a las vibraciones, reducción de emisiones de calor y por no contener mercurio; la inducción magnética, que estimula una corriente eléctrica, y los paneles solares, que aprovechan la radiación solar para convertirla en energía eléctrica. Estas tecnologías son eficientes en relación con el costo, el beneficio y el confort

Consumo eléctrico de edificios: renovar el cableado ayuda a reducir pérdidas; cambiar las lámparas por focos eficientes que sean compactos fluorescentes; usar tubulares T8, T5 y T2; emplear LED. En lo que respecta a los sistemas de climatización, se recomienda sustituirlos por nuevas tecnologías eficientes; comprar equipos de oficina con sello de eficiencia energética, como Energy Star, y contar con equipos que tengan la opción de standby; la segmentación de circuitos es de gran ayuda para no encender lámparas en secciones de las oficinas que no son utilizadas

Consumo eléctrico en bombeo de agua: evitar el rebobinado de bombas y motores; renovar los equipos de bombeo, comprar equipos de alta eficiencia, de preferencia que cuenten con sello NEMA Premium

Las tecnologías sostenibles, además de disminuir los efectos de contaminación y lograr un mayor ahorro energético, traen como consecuencia diversos beneficios para el consumidor y para el inversionista.

Cuando el consumidor utiliza este tipo de tecnologías no sólo ayuda a conseguir una ciudad eficiente mediante la reducción en el consumo de electricidad, agua y combustibles, sino que se beneficia debido al ahorro monetario generado en el transcurso de la vida útil de las tecnologías. Esto se ve reflejado en el monto de facturación por pago de servicios, en donde la persona puede ver de la reducción de gasto por el consumo efectuado.

Por su parte, el inversionista obtiene una gran rentabilidad debido a que estas tecnologías se pagan, en la mayoría de los casos, en pocos meses, lo que permite tener un periodo de retorno muy atractivo para invertir más en ciudades eficientes. Sin embargo, a pesar de la posibilidad de obtener estos beneficios, aún no existe un cambio notorio o mayor presencia de este concepto sobre ciudades eficientes.

La razón de esta situación nacional, de acuerdo con el maestro Villaseñor, no se debe a que no existan buenas iniciativas políticas, sino que hace falta poner mayor énfasis en la implementación de dichas iniciativas en el sector privado, ya que, por cuestiones económicas, su ejecución es poca o prácticamente nula. De igual forma, otra premura para lograr eficiencia dentro de las metrópolis es que no exista un verdadero compromiso por parte de la mayor parte de la población en México para utilizar sistemas y equipos eficientes. Aunque son muchas las causas de esta circunstancia, algunas de las razones más importantes tienen que ver con:

  • El desconocimiento del impacto ambiental, social y económico que provocan específicas tecnologías convencionales
  • El poco acceso a la información del funcionamiento de las tecnologías limpias
  • Ignorancia sobre los beneficios que se obtienen a lo largo de la vida útil de las tecnologías eficientes
  • El mayor costo de inversión de las tecnologías verdes. De ellas se desconoce que, a lo largo de su vida útil, la inversión es recuperada por medio del ahorro que generan
  • Falta de disponibilidad de las tecnologías verdes y eficientes

Es importante que, mediante diferentes estrategias, se involucre más a la población, con la finalidad de generar una mayor demanda de equipos y servicios eficientes. La creación de incentivos económicos y fiscales resulta ser bastante atractiva para la mayoría de los individuos, pues las tecnologías sostenibles se vuelven competitivas dentro del mercado frente a las prácticas convencionales y se reduce el periodo de recuperación de inversión. Un punto importante es cambiar el concepto de “menor precio en la inversión inicial” a “menor costo a lo largo de la vida útil de los productos”.

Hay que considerar una parte fundamental relacionada con lo humanístico, es decir, lograr una mayor participación a través de la difusión, capacitación y concientización de los usuarios. En tiempos recientes se han creado diversos programas o acciones que buscan involucrar a la sociedad:

  • Horario de verano
  • La hora del planeta de WWF
  • Programa de Promoción del Calentamiento Solar de Agua (Procalsol) de la Secretaría de Energía
  • Incentivos y financiamiento del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (Fide)
  • Promoviendo un Sector Público Energéticamente Eficiente (PEPS), de ICLEI
  • Transformadores Energéticamente Eficientes (TEE), de ICLEI

Ciudades eficientes en el mundo

El maestro Villaseñor informa que, por lo general, las ciudades de países desarrollados tienen una mayor posibilidad de realizar buenas prácticas en la utilización de la energía debido a la gran capacidad económica que tienen para invertir en tecnologías verdes y eficientes. Aunque cada vez más ciudades se suman al uso responsable de los recursos, algunas de ellas destacan entre el resto:

Reykjavik, Islandia, donde sus volcanes no representan problema, sino que se convierten en aliados, pues el 95 por ciento de su energía proviene de la matriz geotérmica e hidroeléctrica; el sistema de transporte funciona con hidrógeno.

Copenhague, Dinamarca, a escala mundial, tienen los niveles más bajos de emisiones de CO2, pues, por política, el único transporte urbano es la bicicleta, lo que ha permitido que esta actividad sea la clave de su éxito. Además, se espera que, para 2015, 50 por ciento de sus habitantes se sumen a la bicicultura.

Sidney, Australia, reconocida por iniciar “La hora del planeta”, la cual consiste en dejar de utilizar automóviles y aparatos que generen liberación de gases contaminantes. También se caracteriza por impulsar el uso de lámparas de bajo consumo.

Vancouver, Canadá, donde la energía proviene en 90 por ciento de fuentes renovables.

Hoy en día, la principal problemática es encarar la contaminación industrial que se padece. Por ello, ha surgido una revolución sostenible con la que se pretende orientar hacia la eficiencia en el uso de los recursos, que, además de permitir un ahorro económico, ayudan a enfrentar las crisis ecológicas y a volver los entornos más saludables. “Al tener disponibles menos recursos en las administraciones municipales, se requiere eficientar su uso, por lo que ser ‘ciudades eficientes en el uso de los recursos’ es una realidad que permite la supervivencia de las administraciones municipales y sus finanzas, así como la conservación del planeta ante el riesgo del cambio climático”, asevera el maestro Villaseñor.

Las tendencias eficientes garantizan un futuro prometedor, pues permitirán la creación de civilizaciones sostenibles mediante la educación y la cultura.
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