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Eficiencia energética en el sector eléctrico en México: estatus, retos y avances

Por Odón de Buen

Desde 1982, cuando se crea el Programa Nacional de Uso Racional y Eficiente de la Energía (Pronuree), la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en México ha operado, con éxito, una variedad de programas de ahorro de energía eléctrica.

El primero fue el orientado al aislamiento térmico de viviendas en Mexicali, que inició en 1990 con el fideicomiso FIPATERM, el cual ha financiado más de 100 mil acciones de aislamiento térmico en viviendas en zonas de clima cálido extremo.

El segundo fue el de ILUMEX, orientado a la iluminación residencial en Guadalajara y Monterrey, que fue uno de los primeros programas que apoyó el Global Environment Facility, de la ONU, el cual permitió la instalación de aproximadamente 2.5 millones de lámparas fluorescentes compactas en esas ciudades. El tercero fue el Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (Fide), con una gran cantidad de proyectos financiados en instalaciones diversas.

Sin embargo, la expedición y aplicación de las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) de eficiencia energética ha sido un trabajo de largo alcance, facilitado por la actual Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee). En cumplimiento de esta ley, a lo largo de 22 años se han elaborado y expedido 29 NOM, la mayoría, orientadas a equipos eléctricos y con un gran andamiaje institucional que incluye cerca de 60 laboratorios de prueba, casi una decena de organismos de certificación y más de 230 Unidades de Verificación.

A estos trabajos se suman los programas que se llevaron a cabo entre 2009 y 2012, que incluyeron la entrega de 46 millones de lámparas fluorescentes compactas y la sustitución de cerca de 2 millones de refrigeradores.

Los resultados de dichos programas se reflejan en el sector residencial, particularmente en las viviendas de zonas de clima templado, donde el consumo de un usuario promedio ha decrecido desde 2001 y en 2014 fue igual al registrado en 1989.

Sin embargo, las oportunidades existen, ya que el cambio tecnológico es acelerado y puede ser económicamente factible renovar millones de equipos e instalaciones. Mientras que las acciones orientadas a NOM de sistemas no han tenido el alcance deseado.

En cuanto al financiamiento de sistemas que utilizan electricidad, pese a la reconocida rentabilidad de este tipo de proyectos y a excepción de un programa con recursos muy limitados del Fide y de un número pequeño de financiamientos de Banobras para municipios e iniciativas de carácter piloto de otros organismos, las posibilidades de implementar programas de gran alcance son mayores. Para aprovecharlas se requiere de innovaciones, no sólo de los mecanismos financieros, sino en el desarrollo de instrumentos de certidumbre técnica y de acciones concertadas que reduzcan costos de transacción innecesarios o muy altos.

En lo que corresponde a las NOM para sistemas, su aplicación en sistemas de iluminación forma parte de los requisitos de CFE para los nuevos servicios. No obstante, en lo referente a las NOM de envolvente de edificios, se ha dependido, con muy poco éxito, de las autoridades municipales para exigir su cumplimiento.

Odón de Buen
Ingeniero mecánico electricista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Estudió una maestría en Energía y Recursos por la universidad de Berkeley, en California. Fue profesor asociado de la Maestría de Ingeniería Energética en la UNAM y autor de diversos reportes técnicos sobre temas de ahorro de energía y energías renovables, publicados tanto en México como en Estados Unidos de América. Actualmente, es director General de la Conuee.

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