Inicia la extinción de los hidrocarburos
El 31 marzo de 2016 se dio paso a un hecho histórico en México: la primera subasta eléctrica del mercado mayorista. Contrario a las predicciones de algunos, las energías renovables cumplieron con incorporar el componente “limpio” en la matriz energética y con precios muy por debajo del objetivo, lo que beneficia al usuario final.
Los precios ofertados en las plantas solares fueron, en promedio, 5 centavos de dólar por kilowatt-hora, donde los más bajos se establecieron en 3.5 centavos. Hasta hace poco, se consideraba intocable el reino de la generación de ciclo combinado a gas; sin embargo, con la subasta, se confirma lo que ya en el mundo es tendencia: que ha iniciado la extinción de la era de los combustibles fósiles, mientras que la energía solar es la ganadora en el proceso y, con ello, gana México.
Al conocer los resultados de la primera subasta eléctrica del nuevo esquema de mercado, sabemos que se asignaron cerca de 5 mil 400 MWh de suministro eléctrico anual con energías renovables para los próximos 15 años, junto con sus respectivos Certificados de Energías Limpias por los próximos 20 años. De éstos, 74 % serán producidos por plantas de generación con paneles fotovoltaicos.
Para los que formamos parte de la ANES, iniciada hace 40 años, el momento es relevante y digno de celebración. Aunque aún hay trabajo que hacer y todavía más acuciante y desafiante que nunca.
Hay temas pendientes. Los resultados de la subasta añaden 5 % de energía renovable a la matriz energética de México, pero más de 75 % de la electricidad resulta de quemar petróleo, gas o carbón. Tenemos un largo camino por recorrer para cumplir el objetivo que marca la Ley de Transición Energética: alcanzar 35 % de generación eléctrica limpia en 2024 y, aún más retador, lograr el 50 %, que los expertos en la materia ven posible para mitad de siglo, si queremos de verdad enfrentar el calentamiento global.
Los efectos negativos del calentamiento global se han confirmado y avanzan rápidamente, el tema se ha convertido en cuándo ocurrirá. El tiempo para evitarlo por completo ya pasó; nuestro deber generacional es, al menos, mitigar sus consecuencias.
La energía solar es una de las tecnologías viables para enfrentarlo y, según parece, jugará un papel relevante; por ejemplo, la electricidad que se generó en México en 2014 (301 mil 462 GWh), podría obtenerse de paneles solares ocupando un cuadro de sólo 35 km por lado, menos de 0.002 % del territorio nacional, menor en extensión que la Ciudad de México (equivale a unas 100 veces lo asignado en la subasta eléctrica).
La participación actual de las energías renovables es, por decir lo menos, reducida. Las autoridades tienen el reto de aplicar una política económica consistente y sólida, que cambie esta situación. Siendo realistas, no es tarea fácil crear una infraestructura de fabricación extensiva y competitiva de equipos para generar con energías renovables. Las inversiones de capital son significativas, por lo que no ocurrirá con rapidez; no obstante, tampoco hay razón para que no ocurra. Hace más de 35 años ya había una planta piloto de celdas solares en el Centro de Investigaciones del IPN, sin mencionar que la UNAM, por más de 45 años, ha formado investigadores en el sector.
Para que este potencial sea realidad se debe resolver el obstáculo principal del uso generalizado de la energía solar: su intermitencia. Simple y llanamente, la electricidad solar se genera en momentos diferentes a aquellos en los que la sociedad la consume. La solución obvia, hoy por hoy costosa, es almacenar la energía para utilizarla posteriormente. Hay opciones tecnológicas intentándose ahora mismo, pero aún no hay soluciones claras.
Hay grandes desafíos, pero no son infranqueables; nada diferente a lo que nos enfrentábamos hace 40 años, cuando los idealistas veían la solución en la energía solar. Tenemos tiempo, pero no debemos perderlo.
Carlos Flores
Ingeniero en Comunicaciones y Electrónica por el IPN, con maestría en Ciencias en Ingeniería Eléctrica, especialidad en Electrónica del Estado Sólido, por el Cinvestav. Desde 1985 trabaja en el desarrollo del uso de la energía solar en México. Dirigió la Planta Piloto de Celdas Solares, esfuerzo pionero, cuyos módulos fotovoltaicos se utilizaron en proyectos de electrificación en albergues escolares del Instituto Nacional Indigenista. Participó en la primera instalación comercial en 2004. Desde 2005, dirige Conermex. Es vocero del sector fotovoltaico de la ANES.