Energía eólica en México, hacia 2024
Las nuevas leyes nacionales para el mercado eléctrico y los acuerdos suscritos a escala internacional han proyectado que el país modifique la composición de su matriz eléctrica para contar con fuentes renovables en 35 por ciento para 2024. Ante ello, la energía eólica se perfila como una de las más promisorias
Por Ángel Martínez
Diversas naciones, entre ellas México, han adquirido el doble compromiso de reducir su dependencia de los combustibles fósiles para la generación de energía y disminuir la cantidad de gases de efecto invernadero liberados por esta labor. Esto las ha llevado a volver la vista hacia la utilización de fuentes de energía alternativas.
En México, diferentes leyes han apoyado la creación y el desarrollo de estas fuentes (también llamadas energías limpias). La más significativa es la Ley para el Aprovechamiento de Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética, promulgada en 2013. Dicha ley establece, en su artículo Segundo Transitorio, disminuir la participación de los combustibles fósiles en la generación de energía eléctrica a 65 por ciento para 2024, a 60 por ciento para 2035 y a 50 por ciento para 2050.
En la búsqueda de utilizar más energías limpias, la energía eólica parece tener un lugar privilegiado, no sólo en nuestro país, sino a nivel mundial, pues en 2014 se ubicó como en el segundo mayor rubro de inversión en energías renovables, con 99.5 mil millones de dólares, según información del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Entre los países que se han sumado a la transición energética, esto se traduce en que las fuentes eólicas constituyen dos tercios del objetivo total.
Para el caso particular de México, la aportación de esta fuente llegó a los 6 mil 900 MW entre el sector público y privado, en 2013, y se estima que podría alcanzar los 15 mil MW para 2024, sin considerar que en el país se cuenta con la mayoría de los materiales primarios para implementar parques eólicos, de acuerdo con información de la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE).
Frente a este panorama optimista, hay, sin embargo, varios obstáculos por considerar, que ya han sido planteados por la misma AMDEE:
1. Hacer un plan de ruta vinculante. Si bien es cierto que hay casos de éxito tanto en la sector público como en el privado (se sabe que al menos 200 empresas cuentan ya con fuentes de energía eólica para consumo propio), no se ha implementado un plan incluyente que permita saber de manera global las acciones y metas alcanzadas de cara a la participación de energías limpias establecidas en las diferentes leyes.
Esto significa que, a pesar de que en México hay las condiciones óptimas para el desarrollo de esta energía, no hay un esquema proporcional que permita fijar puntos intermedios entre la meta por alcanzar, lo cual obstruye el plan de acción
2. Crear subastas para energías limpias. A pesar de que el método de subastas es prácticamente nuevo en el país, es importante considerar a mediano plazo la implementación de subastas diseñadas únicamente para el sector de energías renovables, pues sólo así se fomentará su participación y progreso.
En países donde la energía eólica tiene ya un desarrollo considerable, como Estados Unidos, China o Brasil, la práctica de subastas para este sector ya está bien afianzada
3. Abundar sobre la certificación en energía limpia. Desde su creación en 2013, los Certificados de Energía Limpia (CEL) han tenido una participación discreta; sin embargo, la promoción de estos es fundamental no sólo en el caso de la participación eólica, sino de todas las fuentes naturales, pues sólo así se fomentará su presencia en las diferentes industrias.
A partir de 2015 se estableció por ley la adquisición de CEL a suministradores de servicios básicos (incluidos la CFE), a suministradores de servicios calificados (también la CFE), a usuarios calificados que participen en el mercado mayorista y a usuarios finales que suministren por abasto aislado.
Esta medida contempla que aquellos que incumplan con la cantidad de energía requerida por fuentes naturales se harán merecedores a una multa, que oscila entre 6 y 50 salarios mínimos por MWh, según el documento de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). No obstante, esta multa parece condescendiente desde la perspectiva de fomentar la obligación entre los consumidores de gran capacidad
4. Fomentar la expansión de la red eléctrica. Una de las limitantes evidentes para la participación de las energías limpias es el porteo. En general, el crecimiento de la red de transmisión eléctrica registrado es de 1.1 por ciento anual, lo que resulta significativamente inferior al 4.1 por ciento anual en la demanda. De esta manera, regiones que pueden ser explotadas han tenido que detenerse debido a la red de transmisión.
“La Comisión Reguladora de Energía ha llevado a cabo una serie de iniciativas llamadas ‘Temporadas Abiertas’ con el fin de impulsar el desarrollo de redes de transmisión. Si bien estas iniciativas han sido un impulso inicial innegable para el sector, no han llegado a permitir el desarrollo total del potencial existente en el país. En este sentido, la reforma energética permite la participación de particulares para el financiamiento, instalación, mantenimiento, operación y ampliación de la red nacional de transmisión, aunque, cabe destacar, sin reglas aún específicas”, menciona la AMDEE en su estudio El Potencial Eólico Mexicano.
Beneficios laterales
Más allá de que la energía eólica puede contribuir rápidamente a alcanzar la meta asumida, tanto por los acuerdos internacionales como por las leyes internas, se presume que su desarrollo traería beneficios de otra índole. Por ejemplo, según estimaciones de la misma organización, la generación de 12 mil MW de energía se traduciría en 45 mil nuevos empleos.
Asimismo, destaca que contribuir de manera activa en las metas establecidas daría pie para que otras fuentes naturales puedan desarrollarse, amén de que, por sí sola, esta fuente de energía contribuiría con 170 mil millones de pesos del producto interno bruto (PIB).
En términos medioambientales, según la institución, la instalación y desinstalación de los parques eólicos se lleva a cabo con suma conciencia, por lo que los terrenos en donde sean instalados no sufrirían perturbaciones considerables.
Lados sensibles
- Tiempo. El tiempo de un parque eólico, desde su concepción hasta su funcionamiento diario, implica una demora de hasta cinco años
- Variaciones. Las disminuciones de tensión eólica deberán suplirse de manera instantánea desde la central térmica, pues, de no ser así, se corre el riesgo de que se produzcan apagones
- Almacenamiento. Al hablar de energía eléctrica, se sabe que hasta ahora es “imposible” almacenarla; ésta debe ser consumida de manera inmediata, y sin una red de distribución energética óptima, la tarea se complica
- Exceso de viento. Contrario a lo que pudiera pensarse, el flujo de viento excesivo no ayuda en la generación de energía eléctrica, debido a que al haber mayor corriente de aire, los aerogeneradores del parque eólico tendrían que ser desconectados, tendrían que moverse sus aspas, afectando la producción diaria de energía prevista.
En resumen, la reducción de la energía a partir de fuentes fósiles en el país, con miras a revertir el daño en la capa de ozono, tiene una alternativa prometedora en el aprovechamiento del aire. Estados como Baja California, Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Jalisco, Puebla, Oaxaca y Chiapas, han desarrollado por lo menos un proyecto eólico e, incluso, en Baja California se está maquilando un parque eólico con fines de exportación.
Cabe destacar que Oaxaca es uno de los estados con mayor capacidad eólica. En su interior se albergan 23 parques eólicos en funcionamiento y tres en proyecto. En 2015, según gráficas de la misma Asociación, su capacidad energética llegó a 2 mil 695 MW conjuntos.
Asimismo, a inicios de 2016, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) aprobó el proyecto de energía limpia PIER II, en la comunidad de Atzitzintla, Puebla, el cual estará comandado por la firma española Iberdrola, la cual inauguró en noviembre pasado otro parque eólico en el mismo estado, en el municipio de Esperanza.