Iluminación en espacios públicos
Concebir el mundo actual sin iluminación es imposible. Cuando el Sol se oculta, la intensidad de la luz natural disponible es poca para continuar con la mayoría de las actividades. El uso de fuentes artificiales para brindar luz suficiente durante la noche sucede en casi todo el mundo. Las calles, avenidas, parques y demás espacios no son la excepción, pero el servicio que ofrecen requiere consideraciones específicas para operar de manera óptima
Por Christopher García
La invención de la primera lámpara eléctrica, según los datos más difundidos, corresponde a Thomas Alva Edison, quien obtuvo la primera patente en 1879; no obstante, más de 60 años antes el químico inglés Humphry Davy ya había desarrollado un artefacto similar. De igual manera, en 1855, el alemán Heinrich Göbel ya había registrado su bombilla incandescente, así como 19 años después lo hizo el ruso Aleksandr Lodygin. Todos antes que Edison.
Sin importar la paternidad del invento, desde entonces el desarrollo de la tecnología de iluminación y sus aplicaciones en las actividades humanas ha crecido de manera exponencial. De inicio, se introdujeron mejoras en las características de los bombillos incandescentes; más tarde, comenzó el reemplazo por los fluorescentes, que permitían disminuir el consumo eléctrico, hasta llegar a la época actual, cuando los dispositivos mencionados cada vez son menos socorridos y el LED avanza a pasos agigantados, al punto que ya es utilizable en áreas que antes parecían impensables.
Iluminación en áreas públicas y sus problemáticas
El alumbrado público es una de las más importantes demandas ciudadanas. Sus características dependen de diversos factores que el encargado del proyecto debe considerar para conseguir los objetivos planteados. En general, este tipo de proyectos se pueden asumir desde dos puntos de vista: ingeniería y diseño. Ambos abordajes presentan diversas implicaciones, propuestas y perspectivas distintas.
Desde el punto de vista de la ingeniería, Alex Ramírez Rivero, ingeniero especialista en ahorro de energía y director General de Genertek, menciona que todo proyecto de iluminación pública depende de lo que requieran las autoridades. “Lo primero que hay que preguntar es qué tipo de iluminación se va a utilizar: interior o exterior. En el caso de exterior, se debe proceder con la aplicación, porque si es alumbrado público, no tiene ningún parecido con la iluminación de fachadas ni tampoco con la de plazas”.
Por su parte, el arquitecto Gustavo Avilés, director General de Lighteam y uno de los diseñadores de iluminación más reconocidos de México, menciona que la iluminación pública debe desarrollarse siempre considerando a los usuarios: “A veces, al usuario se le considera un elemento ajeno al proceso de diseño; sin embargo, es propio del diseño. Esta idea nos lleva a privilegiar el espacio por su función social, por su función de lo común y lo compartido, a establecer un principio de expresión de la ciudad como consecuencia del día y de la noche, y a tomar el elemento nocturno urbano como símbolo y como metáfora en la captura de signos de identidad en el espacio público. El espacio no existe per se, sino por la gente y los objetos que la animan. Así, el espacio, por sí mismo, está en función del usuario al que va dirigido”.
Una vez definido el tipo de proyecto, el ingeniero Ramírez detalla que hay cuatro factores importantes que no deben ignorarse: “En primer lugar, está la parte técnica; en segundo lugar, la económica-financiera, que trata de si vamos a utilizar recursos propios o presupuesto; en tercer lugar, se encuentra la parte social, calcular el impacto, considerar la población, si es en el centro, en calles, si quieren aumentar la seguridad en una nueva vialidad o antigua pero que se le va a dar un uso comercial, la parte ambiental también entra en el aspecto social; por último, encontramos la parte política, que depende de lo que quiere el político, si quiere que se note su mano, que la gente lo agradezca o que simplemente se note”.
Respecto del último punto, el arquitecto Avilés opina que, más que un elemento definitorio, el rasgo político se ha vuelto una problemática: “La luz es tomada como un elemento mediático de convicción para otros propósitos. Podemos ver inauguraciones efímeras de obras no terminadas y que la iluminación está dominada por un contratismo oscurantista. Esto lo relaciono con la multitud de “cigarritos” verticales que están poniendo en la Ciudad de México. Los veo con curiosidad y hasta me genera cierta gracia su inoperancia, su incapacidad de iluminar el espacio, la cantidad de reflejo que generan a la vista, la luz en oposición y su indiscriminada condición de posicionamiento, como si fueran velitas de pastel”.
Su principal desacuerdo se dirige hacia la ausencia de análisis del espacio por iluminar: “Los veo en la calle de Altavista, que tiene un carácter patrimonial histórico, aun siendo actualmente una calle comercial, pero también los veo en el camino que sube a Toluca, así como en diferentes plazas en avenida Revolución, y me pregunto: ¿es igual un espacio que otro? ¿Sobre qué bases tecnológicas, perceptivas están asignadas esas luminarias? Es verdaderamente insultante lo que sucede. Ahí vemos fuertemente el reconocimiento político. Es una decisión para generar un impacto y un beneficio instantáneo”.
En el mismo tenor, el ingeniero Ramírez señala que las decisiones deben tomarse con base en las necesidades del usuario: “Valdría la pena solicitar a los políticos que tomen las decisiones no por sus intereses personales, sino por lo que necesita la gente, que se den los recursos correctamente y una buena legislación, contratar una buena asesoría y sacar un proyecto que fuera bueno para todos”.
Además del obstáculo político, la presión comercial y el deseo de vender tecnología también se han colocado, al igual que en muchos sectores, como impedimentos para el desarrollo adecuado de esta área. “México siempre seguirá siendo una tierra noble, fértil y llena de promesas. En ese sentido, es vulnerable, sensible, frágil y, muchas veces, una buena prenda para ser tomada en rapto. Esta condición del país, en su inocencia de conocimiento y a veces de experiencia, se deja tomar mucho por la presión económica industrial, la cual está procurando inducir y convencer al consumo de elementos técnicos en iluminación que no son necesariamente útiles o necesarios”, expresa el arquitecto Avilés.
Y destaca que el rezago tecnológico es parte de la presencia de esta problemática: “Hemos ingresado en la iluminación del espacio público con un destiempo de aproximadamente 15 o 20 años, en comparación con la experiencia internacional, lo cual nos ubica en la necesidad de llenar el espacio vacío de conocimiento y educación. Tenemos que establecer con cierta prontitud profesionales calificados, que puedan, nuevamente, ordenar el espacio público con un principio de conocimiento”.
De igual manera, señala que la idiosincrasia mexicana resulta más desacertada que benéfica: “Otro punto que genera problemas es nuestra natural improvisación. La aparición de licenciados en Administración de Empresas que se llaman iluminadores y que nada más son neoilusionistas decorativos genera un gran daño al espacio público”.
Características de uso y eficiencia de los sistemas de iluminación | |||||
Característica | Vapor de sodio en alta presión | Aditivos metálicos | Inducción magnética | LED de alta potencia | LED radial |
Vida útil (horas) | 24,000 | 10000 a 15000 | 100000 | 50000 a 100000 | 50000 a 100000 |
Eficacia (lm/W) | 45-150 | 75-125 | 66-88 | 80-100 | 40-80 |
Mantenimiento de lúmenes | Bueno | Pobre a regular | Regular | Bueno | Muy pobre |
Índice de rendimiento de color | 22 | 65 | 80 | 70-90 | 65-90 |
Temperatura de color (K) | 1900-2200 | 2500-5000 | 3500-4100 | 2700-5699 | 2700-5700 |
Calor por disipar | 37% | 37% | 42% | 75 – 85 % | No aplica |
Costo inicial | Bajo | Medio | Alto | Alto | Alto |
Costo de operación | Bajo | Bajo a regular | Bajo | Bajo | Bajo |
Encendido (min) | 3-5 | 5-7 | Instantáneo | Instantáneo | Instantáneo |
Reencendido (min) | 1 | 5-7 | Instantáneo | Instantáneo | Instantáneo |
Ahorro de energía
Entre los principales elementos que se exigen a todo proyecto eléctrico es el ahorro energético. Al representar la iluminación uno de los rubros de mayor consumo, el tipo de equipo puede resultar un factor determinante. “El ahorro o beneficio que podamos tener depende de lo que tengamos instalado”, comenta el ingeniero Ramírez. Abunda: “Si una instalación es ineficiente y antigua, casi cualquier cosa que hagamos va a ser mejor; cuando no está tan mal, hay que afinar los números para entregar mejores resultados. Alternativas hay muchas, hay 15 tecnologías diferentes y 200 o 300 marcas que se pueden aplicar en alumbrado público”.
Por su parte, el arquitecto Avilés sentencia que el ahorro energético, en realidad, no es un elemento nuevo, sino parte de todo buen proyecto: “Cualquiera que oferte ahorro energético está ofreciendo algo desgastado. El ahorro energético es parte de un buen diseño. Tenemos que eliminar el sentido funcionalista, decorativo y consumista, y entrar más en un principio creativo que invite al análisis y al porqué decidir las condiciones de un diseño”.
La normativa y los estándares aplicables en México cada vez se inclinan más por los esquemas que disminuyan el consumo. El ingeniero Ramírez señala que las normas son diversas y se enfocan en elementos precisos: “Hay una que es para instalación eléctrica, que es la NOM-001-2012, que es la más importante, porque aplica a todas las instalaciones. También hay normas de producto; por ejemplo, si fuera LED de alumbrado público, tenemos la 031; para balastros de lámparas, sería la 058; si fuera la norma de alumbrado público exclusivamente, sería la 3 de 2010”.
En su caso, el arquitecto Avilés expresa que si bien las normas tienen un gran peso en el desarrollo de este tipo de proyectos, no deben tomarse como dogma: “Últimamente, me he imaginado a la norma como una señora seductora, que tiene buena pierna, se levanta un poquito la falda y todos le obedecen o la quieren tener cerca: llega la norma e impone. Pero toda norma es negación de la inteligencia, porque impide el proceso crítico del pensamiento y es una adopción de decisiones que han sido tomadas en otro momento por personas que en estas condiciones no reconocemos. El diseño de la iluminación no está basado en normas, ni parámetros, ni componentes eléctricos, ni en el precio o la asignación de un contrato”.
Destaca, además, que la reflexión sobre el tipo de proyecto precede a toda norma y es el verdadero factor que determina qué instalar, cómo y por qué: “Las normativas que estableces en la ciudad de Chicago, a través de una norma LEED, no pueden ser las mismas que en Veracruz, que presenta condiciones totalmente distintas. La normativa es un factor de análisis. De ahí, en obligación y como una oferta totalmente necesaria, vienen las implicaciones de ahorro energético, sostenibilidad y bajos mantenimientos. Pero actualmente eso se ofrece como la gran ventaja, y eso no te da la calidad en el diseño. Puede haber un proyecto que esté cumpliendo perfectamente con una normatividad LEED o con un principio de ahorro de energía en watts y ser totalmente afuncional e incluso destructivo. La norma debe considerarse con base en un análisis específico y tomar los estándares como una referencia a la que se puede uno aproximar, pero no como reglas inevitables instituidas por anónimos, que generan más bien superstición sobre lo que es la iluminación”.
Normas Oficiales Mexicanas vigentes relacionadas con los sistemas de alumbrado público |
• NOM-001-SEDE-2012 Instalaciones eléctricas (utilización) |
• NOM-002-SEDE-2011 Requisitos de seguridad y eficiencia energética para transformadores de distribución |
• NOM-013-ENER-2013 Eficiencia energética para sistemas de alumbrado en vialidades y áreas exteriores públicas |
• NOM-058-SCFI-2004 Balastros para lámparas de descarga eléctrica en gas |
• NOM-064-SCFI-2000 Luminarios para uso en interiores y exteriores |
• NMX-J-230-ANCE-2011 Balastros para lámparas de vapor de mercurio en alta presión y aditivos metálicos |
• NMX-J-503-ANCE-2011 Balastros para lámparas de descarga de alta intensidad y lámparas de vapor de sodio en baja presión |
• NMX-J-507/1-ANCE-2010 Coeficiente de utilización de luminarios para alumbrado público de vialidades |
• NMX-J-510-ANCE-2011 Balastros de bajas pérdidas para lámparas de descarga de alta intensidad para utilización en alumbrado público |
• NMX-J-537-ANCE-2010 Balastros de impedancia lineal para lámparas de descarga de alta intensidad y lámparas de vapor de sodio en baja presión |
Insiste en este punto, pues declara que el apego irrestricto a las normas ha impedido el desarrollo de una buena cultura de iluminación: “Los diseños actualmente se basan en normas, y tenemos un Centro Histórico, en la Ciudad de México, iluminado por normas –me imagino–, pero está plano, insípido, no tiene lectura, jerarquía, principios de forma, de distancia, y simplemente cumple con una norma de tantos watts sobre metro cuadrado. Pero nosotros no vemos watts sobre metro cuadrado, nuestros ojos ven otras cosas”.
Componentes
En cuanto a los elementos que conforman un sistema de este tipo, el ingeniero Ramírez menciona que son cuatro elementos infaltables: “Como en todo los casos, está compuesto de cuatro partes, una es la fuente de luz; otro es la interface, que va conectado entre la fuente y la lámpara; luego la luminaria, que cumple con el control fotométrico, con funciones de protección ambiental y estructural; finalmente el control, que nos dice cuándo prender o apagar”.
Añade que, en alumbrado público, se deben considerar diversos factores adicionales: “Está la estructura pública: si es una calle de dos, tres o cuatro carriles, cuál es el tráfico vehicular y peatonal, qué alturas de montaje tienen los postes, a qué distancia están, cuál es el ancho de la banqueta, qué sistemas existen… Hay muchas variables”.
Pero basarse sólo en tecnología, según opina el arquitecto Avilés, puede no resultar el mejor método si se desconocen las aplicaciones: “Equipos de luz artificial tenemos los más variados: cátodo frío, rayo láser, aditivos metálicos, luz halógena, sodio, mercurio, diferentes fuentes mixtas y, hasta ahora, los LED. Pero realmente estos elementos están basados en su buen uso. Pensemos en la tecnología que tiene un cirujano para hacer una intervención quirúrgica. Le puedes dar pinzas, bisturís, diferentes elementos; pero ¿qué pasa si se los das a un cirujano que no sabe nada de fisiología o de anatomía o de medicina? El problema no es tecnológico, el problema es saber cómo utilizar la tecnología”.
En este sentido, emplear ciertos equipos para resolver una necesidad desembocaría en la abundancia de lámparas que no cumplen la función prevista. “Una buena tecnología puede estar cimentada en una fuente u otra de iluminación. Actualmente se utilizan los LED de una manera irracional, como si fueran la solución total de un problema y hasta significa un símbolo de inteligencia utilizarlos. Yo digo que voy a utilizar LED y de inmediato me dicen ‘¡Qué bien!’. Pues lo digo para entrar fácil, pero termino no aplicándolos, porque tienen definido su territorio, porque en la actualidad no tienen estadística, no generan garantía, no son estables, no reproducen bien el color; los que realmente son buenos cuestan extremadamente caros, operan como montoneros y siempre van en pandilla. Para poder sustituir un halógeno tradicional, el MR-16 de 50 o 35 watts, necesito colocar tres LED. Entonces no hay ahorro de energía. Lo hay en la unidad de consumo, pero no hay un ahorro de energía en la aplicación”.
Respecto del consumo, el ingeniero Ramírez menciona que la validación del proyecto por parte de CFE es uno de los principales retos: “La carta de CFE, donde nos acredita los ahorros, es la más difícil, porque en el alumbrado público no tenemos medición como en una casa o en un edificio. El 80 por ciento del país es instituto convenido, le tenemos que preguntar a CFE si está de acuerdo con lo que vamos a poner, que lo evalúe previamente, que diga cuál es el consumo y de ahí se establece el proyecto”.
Luz natural
Al consultar al arquitecto Avilés sobre las posibilidades de utilizar la luz natural en espacios públicos, menciona que más que utilizarla debería tomarse como base para los proyectos basados en elementos artificiales: “Considero absolutamente necesario usarla, porque la luz natural siempre parte de un principio fundamental: es la manifestación del sistema solar sobre el planeta Tierra, es un orden superior. La luz natural nos da la visión global del espacio. Es una luz genérica, bondadosa, etérea, no es selectiva; es una luz omnidireccional, que igual obedece lo pequeño que lo grande, lo sencillo que lo complejo.
”La luz natural tiene el don de generar una sola sombra. Si partimos de este principio, los proyectos de iluminación podrían cimentarse en la luz natural. Podemos orientar las calles tomando en cuenta el Este y el Oeste, el Norte y el Sur; igualmente, las visiones de horizonte, de larga distancia. No podemos iluminar el espacio público por fachadas o pequeños edificios: la perspectiva se fuga, la vista se va hacia el horizonte y en ella se funden el amanecer o el atardecer. Esto también obedece a la posición cenital del Sol a mediodía.
”La luz natural es un gran refugio de decisiones. Los principales proyectos que yo hago siempre están hechos de día, siempre toman en cuenta la naturaleza de la luz natural proyectada sobre las superficies y, en consecuencia, el proyecto de iluminación con fuentes artificiales puede, no es obligatorio, seguir los lineamientos formales y geométricos de la luz natural. Y la luz natural no es una fuente ahorradora de energía, el Sol no está hecho para ahorrar energía, eso es sólo una nueva moda lingüística, falsa. La luz del Sol no es para ahorrarla, es para poder utilizarla en su mejor condición”.
El factor dinero
Con el desarrollo de nuevas tecnologías, suelen ofrecerse diversos beneficios, como menor consumo, mayor durabilidad, reducción en el mantenimiento, pero, por lo general, los proyectos suelen encarecer su inversión inicial y convertirse en un dilema. “En general, la iluminación en las grandes ciudades de México es buena, aunque el mantenimiento es costoso. Entre 15 y 30 por ciento del costo de energía eléctrica se va en el mantenimiento. Cuando se reemplaza tecnología de corta vida y eficiencia media por una de muy larga vida con doble o triple vida con menos de la mitad del consumo, el costo por mantenimiento es casi nulo, pero sí aumenta el monto de inversión inicial”, señala el director de Genertek.
Por su parte, el arquitecto Avilés destaca que “el factor económico sí es una limitante, pero en realidad es un elemento del diseño. Un buen diseño debe cumplir con un programa económico. A veces es más difícil desarrollar un proyecto que no tenga limitantes de dinero, porque resulta más compleja la selección; como no hay limitantes, no hay medida”.
Detalla: “Un factor importante del diseño es su alcance económico y si ese alcance es corto o reducido, no va en contra de generar un buen diseño, porque un buen diseño en sí mismo contempla un alcance económico. El sentido del precio no está relacionado con la condición de valor: un mismo proyecto puede tener diferentes niveles de precio, sin bajar de calidad en su concepto. En algunos casos sí bajarían algunas cualidades, pero no necesariamente la calidad de la oferta en diseño. No podemos, como los doctores, quitar poquito el dolor: o lo quitas o no lo quitas; no te puedo dar una medicina barata para que te duela menos. La iluminación es igual: o ves o no ves. Muchos muy buenos proyectos que hemos realizado se han apoyado en muy bajos presupuestos”.
Rumbos
En cuestiones de tecnología, el ingeniero Ramírez resalta que hay distintas vertientes en el país: “Está competido. En la actualidad hay mucho de sodio, domina más de 60 por ciento del mercado, pero es sodio americano, que es menos eficiente. El europeo ofrece mayor vida útil y más eficiencia; sin embargo, el sodio está perdiendo terreno cada día, la gente prefiere luz blanca y dentro de la luz blanca está el aditivo de pulso que no es precisamente lo mejor porque pesa mucho, pero todavía tiene algo que dar. Después está el aditivo cerámico, que es con lo que se ha iluminado gran parte de las grandes ciudades de México. Inducción tiene su espacio y es un buen proyecto, mínimo mantenimiento y excelente calidad de luz, con costo de operación bajo y costo de inversión inicial medio. Por último los LED, que siguen siendo muy caros, pero que resuelven prácticamente cualquier problema tecnológico”.
Señala que las preferencias de los usuarios se dirigen “hacia luz blanca y lámparas sin electrodos; lámparas convencionales, como el vapor de mercurio, sodio, la luz mixta, incluso la aditiva, todas tienen cátodos. La tecnología va hacia las lámparas sin cátodos, que tienen varias ventajas entre las que se encuentran, pues no envejecen mucho y tienen larga vida”.
En relación con las tendencias de diseño, Gustavo Avilés señala dos caminos que se siguen actualmente: “Uno no es muy bueno, es el camino de la improvisación, en el que, en lugar de diseñar, sólo se posiciona. Podemos ver cómo está iluminado el Ángel de la Independencia. Se basa sólo en el posicionamiento de luminarios, que no tienen nada qué ver con la temática histórica del monumento: están iluminadas igual las esculturas, que los minaretes y que el fuste de la columna; no hay lectura visual”, explica.
“Nuevamente, el problema no es tanto tecnológico, cada tecnología tiene su beneficio. En ese caso es mucho más importante poder darle la colocación a cada una. Es un problema de fundamentos, de publicidad, de presión informativa, de decir no toda la verdad, porque nos venden actualmente los LED con muchas virtudes, pero no nos hablan de que eliminan la sombra, eliminan el color, no reproducen la naturaleza de los materiales, tienen diferentes problemas de reproducción cromática. Habría que preguntarse ¿de qué energía estamos hablando? ¿Una energía únicamente en unidades de consumo? Es relativo y dudoso. ¿Una energía de carácter ergonómico y visual? Es absolutamente falible”, puntualiza Avilés.
Pero, según comenta, también hay quienes están transitando un rumbo distinto: “En la actualidad tenemos la necesidad de crear generaciones de jóvenes –no de edad, sino de visión– en términos de lo que implica la iluminación como una carrera profesional. En la UNAM estamos a la mitad de la primera especialización en Iluminación Arquitectónica. Terminamos ya el primer semestre y vamos hacia el segundo para terminar un curso completo de 520 horas. Es el primer curso en Latinoamérica que se da en español, con fundamentos dirigidos hacia el Diseño de Iluminación en Arquitectura”.
Expresa que una de las medidas que mayor beneficio pueden aportar en esta área reside en la reflexión y en la consideración de todos los elementos visuales. “La iluminación fuera de México, como en Japón, en donde los monumentos oficiales, los palacios y los templos se han iluminado con una gran elegancia, con un sentido profundo de lo que es el valor simbólico, religioso que tienen, ofrece proyectos muy finos y correctos. Tomaría como ejemplo algunos diseños hechos por Ishi o Mende, que son diseñadores profesionales de iluminación. Quisiera que nuestras pirámides históricas, prehispánicas, no se iluminaran como numeritos festivos de 30 minutos, sino que pudieran transmitir el significado original de esas lecturas nocturnas de las culturas del Sol, a través de un fondeo, de una sola luz proyectada sobre una pirámide. Todavía, si los veo en Las Vegas, los veo bien; pero en unas pirámides prehispánicas, pues no funcionan. En ese sentido es importante ver hacia adentro para lograr captar el valor, el símbolo de la identidad del espacio público, ya sea histórico o contemporáneo. Es más importante ver hacia adentro”, finaliza.