Eficiencia Energética

México ante el desafío de preservar su energía y su entorno

En la situación actual del país, se ha propuesto rediseñar la estrategia energética, ya que la explotación de combustibles fósiles es una solución en vías de extinción. Edificios inteligentes y energías renovables son realidades que se consolidan día a día en México.

Por  Santiago Bonilla.

No basta que existan ingenierías sostenibles si los usuarios no son conscientes.

Durante los últimos años, el país se ha sumado a las naciones que se encuentran en una constante búsqueda, a base de investigaciones, proyectos y prototipos, que ofrezca soluciones reales viables a las necesidades energéticas y de sostenibilidad que crecen a diario. Desde edificios inteligentes y propuestas a la Estrategia Nacional de Energía, el objetivo es claro: ahorrar energía, hacerla más impactante y economizar tanto en gastos, como en fugas y pérdidas, ya sean calor, electricidad o desempeño humano. Partiendo de las propuestas, al poseer el Estado Mexicano la exclusividad en la generación de electricidad para el servicio público, el sector privado se encuentra incapacitado para brindar electricidad en el libre mercado. Esta incapacidad se retira en las nuevas propuestas que se han elaborado en materia de reforma eléctrica, pero aún no cuentan con la aprobación de ley.

Uno de los retos para mejorar la eficiencia energética del país es la búsqueda constante de energías renovables y amigables con el ambiente, que puedan satisfacer la demanda (por ejemplo) eléctrica, sin emitir año tras año toneladas de CO2 a la atmósfera. El sector energético es de los principales motores del país y un impulsor sólido y sustancial para la economía mexicana. El consumo y la distribución de la energía eléctrica se ven atados al precio que supone transportarla desde que se genera, hasta las centrales eléctricas donde se distribuye; de igual forma, se ve supeditado al hecho de que es una energía que no puede almacenarse per se y debe consumirse en el momento en que se genera; todo eso, sin tomar en cuenta que hay una pérdida energética (aunque reducida), debido a deficiencias en los cables e instalaciones que requieren un mantenimiento adecuado y constante para asegurar un aprovechamiento óptimo de la electricidad.

Al hablar sobre edificios inteligentes, el quid del asunto es ahorrar. Se estima que los nuevos edificios integrados a los más recientes sistemas ofrecen un ahorro de entre 30 y 40 por ciento, según un boletín publicado por Schneider Electric. El ahorro responde directamente a la automatización que se haya implementado en la construcción. Maribel Pacheco, coordinadora de KNX México, asegura que, al utilizar el estándar mundial (KNX) de edificios y viviendas en un proceso de automatización, se pueden lograr ahorros de iluminación de hasta 80 por ciento y ahorros en la climatización del aire de hasta 50 por ciento.

Cabe aclarar que la designación de “inteligencia” en un edificio o vivienda está relacionada directamente con su capacidad para “aprender” sobre los hábitos de los ocupantes (por ejemplo, mediante la medición y procesamiento de datos de consumo, o la comprobación de la calidad de aire interior mediante monitoreo de humedad, temperatura, caídas de presión, emisiones de CO2, etc.), así como para responder adecuadamente; es decir, ofrecer soluciones que permitan un ahorro sustancial en electricidad, agua y combustible, además de utilizar sus propios recursos para mantenerse, para ser una estructura sostenible.

Por supuesto, no todo se puede dejar en manos del edificio. Los mismos operadores e inquilinos, o trabajadores, en caso de un edificio comercial, deben de seguir ciertos lineamientos básicos para asegurar una economía energética real. Por ejemplo, evitar en la medida de lo posible contar con horarios abiertos, en el caso de estructuras comerciales, de manera que el esfuerzo humano y gasto energético se realicen simultáneamente en horas establecidas; así, se puede obtener un mejor control sobre el gasto energético diario y el rendimiento del personal y de la producción.

De igual manera, la Conuee (Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía) recomienda acciones básicas, como apagar la iluminación artificial cuando no se requiera, utilizar lámparas más eficientes, construir con luminarias los edificios nuevos, emplear sensores de presencia, eliminar lámparas incandescentes y comprobar los niveles para evitar la sobre-iluminación con ayuda de un luxómetro, apoyándose en las tablas de la Sociedad Mexicana de Ingeniería en Iluminación.

Respecto de la desaparición de los combustibles fósiles, se ha observado un deterioro en el medioambiente debido a la explotación de estos recursos, y las repercusiones son cada día más notorias. Todos los riesgos que se originan al momento de la explotación de combustibles deben ser asumidos por la entidad que los propicia; por lo tanto, debe existir responsabilidad de su parte en caso de que haya que resarcir daños causados sobre la biodiversidad, ya que la extracción de recursos fósiles ocasiona deterioro ambiental en cada una de sus fases.

La preocupación por mejorar el entorno natural y preservar los ecosistemas es un asunto que se ha planteado durante años por las organizaciones ambientalistas y es una postura adoptada recientemente por las instituciones más conservadoras. La doctora en Derecho Ambiental, María Del Carmen Carmona, señala que “el medioambiente es un bien jurídico colectivo y de carácter complejo, pues es tanto un objeto de derecho como un deber”. Sobre este esquema, se puede considerar al medioambiente como patrimonio nacional y natural. Con la implementación de energías renovables y eficientes, se puede lograr un gran avance hacia un país más eficiente con su gasto energético y responsable con su entorno.

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