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Fondo de Sustentabilidad Energética

Operado entre la Secretaría de Energía y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, su objetivo es impulsar la investigación científica y tecnológica en materia de energías renovables, eficiencia energética, uso de tecnologías limpias y diversificación de fuentes energéticas.

El Fondo cuenta con un capital disponible de 2 mil 46 millones de pesos.

Por  Antonia Tapia.

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La investigación científica en México goza de muy buena salud; pero aún falta mucho camino por recorrer. Foto: cortesía del Fondo Sectorial Conacyt-Sener-Sustentabilidad Energética

El Fondo de Sustentabilidad Energética fue creado a fines de 2008 por la Secretaría de Energía (Sener) y opera de manera conjunta con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Su objetivo es promover y financiar la investigación científica y tecnológica en cuatro líneas: eficiencia energética, fuentes renovables de energía, uso de tecnologías limpias y diversificación de fuentes primarias de energía. Los destinatarios de estos recursos son los institutos de investigación y de educación superior de todo el país. Hasta el momento, se han apoyado 49 proyectos con una inversión aproximada de 375.63 millones de pesos.

Néstor Lorenzo Díaz Ramírez, secretario Técnico del Fondo Sener-Conacyt, explica que la primera convocatoria se lanzó en mayo de 2009 y desde entonces ha tenido muy buena recepción. “En 2012, por ejemplo, se publicaron cuatro llamados y en 2013 se realizaron cinco”, indica.

De igual manera, agrega que, aprobada la Reforma Energética, “uno de los temas más relevantes dentro de dicha iniciativa es la diversificación de fuentes de energía, en la cual se planea un incremento en su uso a fin reducir el empleo de combustibles fósiles. En este sentido, el Fondo está apoyando a las instituciones para que logren asimilar nuevas tecnologías y desarrollen nuevos materiales e infraestructura que permita al país alcanzar las metas propuestas en un mediano plazo”.

Los antecedentes del Fondo de Sustentabilidad Energética, se registran en una serie de estudios y programas que comenzaron a gestarse en 2006. Durante el Foro Consultivo Científico y Tecnológico desarrollado ese año, se elaboró un diagnóstico sobre la política científica y tecnológica mexicana. En esa oportunidad, los resultados indicaron que una de las limitantes fundamentales del desarrollo del país se encontraba en la insuficiente inversión en ciencia, tecnología e innovación. Por ello, comenzaron a sumarse esfuerzos para que la inversión en investigación, tecnología e innovación energética comenzara a ser trascendente.

En la actualidad, el Fondo cuenta con un capital de 3 mil 775.82 millones de pesos, de los cuales, después de los compromisos que tiene en cuanto a proyectos aprobados y en proceso, se tiene una disponibilidad de 2 mil 46.411 millones de pesos.

Díaz Ramírez resalta la importancia de este instrumento e indica que la investigación científica en México goza de buena salud y que en el país se encuentra una calidad científica muy importante dentro de todas las instituciones de educación. Sin embargo, resalta que aún falta mucho camino por recorrer para vencer las barreras entre institución e industria.

Para poder concursar, el primer requisito que se debe cumplir es que el proyecto sea encabezado por un instituto de educación superior o un centro de investigación mexicano. Una vez que se ha realizado la convocatoria en la página del Conacyt, se tienen programadas diversas fechas con talleres aclaratorios, en los cuales los proponentes pueden despejar sus dudas. Luego, a través del mismo sitio web, se realiza el registro del responsable técnico del proyecto.

Al cierre de la convocatoria, las propuestas entran en proceso de evaluación y luego se publican los resultados. Cuando los proyectos han sido aprobados, entran en una segunda etapa, en la cual se formaliza la entrega del recurso y se establecen una serie de actividades que tienen como fin darle seguimiento al proyecto, verificar su alcance y valorar sus resultados. Finalmente, se realiza el finiquito y se da paso a la medición de su impacto.

De acuerdo con los datos publicados por el Fondo, se han aprobado 51 proyectos, de los cuales,  48 se encuentran en ejecución: 33 proyectos en energías renovables; 9 en eficiencia energética; 4 en uso de tecnologías limpias, y 2 proyectos en diversificación de fuentes.

En lo referente a las energías renovables, muchos de los proyectos aprobados, que se encuentran en ejecución o que ya han sido concluidos, se focalizan en el desarrollo de celdas solares fotovoltaicas, producción de biocombustibles, biogás, energía geotérmica, vehículos solares con celdas de combustible a hidrógeno, sistemas de aire acondicionado solar y aerogeneradores. También resaltan los estudios de evaluación e impacto de diferentes tipos de energía e investigaciones sobre ahorro y eficiencia energética.

Según expresa Díaz Ramírez, dentro de las convocatorias han participado casi todas los instituciones de educación superior y centros de investigación del país. La Universidad Nacional Autónoma de México ha sido la institución educativa con mayor intervención. En segundo lugar, se encuentra el Instituto de Investigaciones Eléctricas, el Instituto Mexicano del Petróleo, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma de Baja California, el Tecnológico de Monterrey y la Universidad Autónoma de México.

En cuanto a logros, de acuerdo con datos publicados por el Fondo, al cierre de 2012 se destinó un monto aproximado de 201 millones de pesos para la ejecución de 35 proyectos relacionados con investigación, innovación y desarrollo en temas de energías renovables. Asimismo, se han invertido aproximadamente 50.6 millones de pesos en infraestructura y equipo de laboratorio.

También, se ha apoyado a 22 estudiantes de maestría y 18 estudiantes de doctorado. El resultado han sido 19 maestros y ocho doctores, 51 artículos publicados en revistas internacionales y se han generado 18 solicitudes de patentes. Esto último ha sido posible ya que en 2011 se acordó un convenio de colaboración con el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).

En 2012 se realizó un llamado para la creación de dos Centros Mexicanos de Innovación en Energía (CEMIEs), los cuales tendrían a su cargo la investigación en energías renovables. En esa oportunidad se abrió la convocatoria para un Centro Mexicano de Innovación en Energía Geotérmica y otro en Energía Solar. Luego de otra convocatoria, en 2013 se sumó un Centro Mexicano de Innovación en Energía Eólica.

Díaz Ramírez afirma que uno de grandes desafíos es involucrar al mayor número posible de instituciones de educación superior y centros de investigación públicos y privados, para aumentar capacidades y lograr una mayor sinergia. Lo anterior consolidaría a México como una de las principales potencias de conocimiento y desarrollo en temas de energías renovables.
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