Compromiso con la protección
Un esfuerzo conjunto dio origen a la Comisión de Seguridad Eléctrica de la Caname; su meta, promover la seguridad en las instalaciones residenciales para salvaguardar la vida de los usuarios y reducir el número de accidentes. Lograrlo ha implicado una serie de obstáculos para la Comisión, si bien sus esfuerzos no cesan para proteger al usuario mediante conocimiento y el uso de tecnologías adecuadas.
La Comisión de Seguridad Eléctrica tiene como objetivo difundir los peligros de estar desprotegidos y la importancia de la seguridad eléctrica en el hogar.
Por Christopher García / Bruno Martínez, fotografías
En México, cada año ocurren en promedio 179 muertes por electrocución, según un estudio elaborado por la Federación de Colegios de Ingenieros Mecánicos, Electricistas, Electrónicos y de Ramas Afines de la República Mexicana, A.C., basado en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
De este total, 31.4 por ciento sucede en casa habitación. Esta cifra se debe, en gran medida, a que aproximadamente 2 millones 560 mil viviendas en el país presentan más de 20 años de antigüedad, lo que incluye a la instalación y a los equipos eléctricos.
Dicha característica constituye un problema grave, pues si bien la mera antigüedad de los sistemas implica posibles fallas o funcionamientos indeseables, el tamaño de la carga que manejan los hogares ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas, lo que implica una mayor demanda de energía para la instalación eléctrica de los hogares.
Incluso si la instalación fuera nueva, las características con las que se diseñaban hace décadas resultan insuficientes para cubrir las exigencias del suministro actual, lo que coloca en peligro de electrocución, quemaduras e incluso situaciones más graves, como la muerte, a los habitantes del país.
“Hace 40 años, si había televisión en una casa, era sólo una; si había estéreo, era sólo uno. En la actualidad, además de estos equipos, está la lavadora, la secadora, el refrigerador, el congelador, el horno de microondas, el tostador, la licuadora, la batidora, hasta el abrelatas. La cantidad de equipos se ha multiplicado. En una recámara, hace 40 años se conectaba una lámpara y quizás un radio. Hoy en día se conecta la televisión, el DVD, el equipo de televisión por cable, la computadora, el teléfono, los juegos de video, el reloj despertador y también la lámpara”, detalla el ingeniero Julián Yarza, presidente de la Comisión de Seguridad Eléctrica de la Caname.
Conscientes del peligro a que se enfrentan los usuarios de tipo residencial, la Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas (Caname), la Asociación Nacional de Normalización y Certificación del Sector Eléctrico (ANCE) y un grupo de empresas preocupadas por la seguridad eléctrica acordaron conformar la Comisión de Seguridad Eléctrica, bajo el auspicio de la Caname.
A siete años de su conformación, se han logrado avances, pero la situación se mantiene complicada. La Comisión busca incrementar la incidencia del conocimiento sobre la seguridad eléctrica, mediante difusión permanente de los riesgos y promoción de equipos más apropiados. “La Comisión promueve la seguridad eléctrica, no las marcas”, explica el ingeniero Yarza. “Por ello, seleccionamos cinco temas de seguridad fundamentales. El primero son los conductores, los cuales deben contar con el calibre adecuado, estar certificados y tener línea de tierra. Se promueven estos requisitos como primera línea de defensa”.
Diagrama de un tomacorriente de tensión restringida
Un problema adicional a la antigüedad de las instalaciones es el conocimiento de que la gran mayoría de ellas carecen de los elementos de protección mínimos que estipula la NOM-001-SEDE-2012, la cual exige que los hogares cuenten con sistema de puesta a tierra, entre otros elementos de seguridad.
“El sistema de protección contra sobrecorrientes, mediante la promoción del uso de interruptores termomagnéticos certificados y de buena calidad” es otro de los temas abordados por la Comisión, según puntualiza el ingeniero Yarza. “Esto, porque, ¿qué pasa con un fusible cuando existe una sobrecorriente? Se funde y en general se le suele añadir infinidad de aditamentos para que ya no se esté fundiendo; incluso, se venden algunos con garantía de que no se funden; pero entonces ¿para qué sirve si fundirse es su función? Prácticamente están diciendo que se quema la casa, pero el fusible no”.
La importancia del interruptor termomagnético, según explica el ingeniero Yarza, radica en que ofrece un mejor nivel de protección, no es alterable y se puede limitar. La mayoría de los fusibles comerciales son de 30 amperes, lo que significa que si se quiere proteger un circuito de 10 o 15, no los protegerá; en cambio, el interruptor termomagnético permite tener circuitos de diferentes cargas y protegerlos individualmente.
Otro de los temas sobresalientes para la Comisión es la protección de los niños. Este asunto se enfoca en un elemento importante: los tomacorrientes. “Hace unos años hubo una promoción por parte de la Agencia Ocupacional de EUA en la que retaban a los fabricantes a desarrollar una protección para los niños. Ya había equipos, pero eran bastante sofisticados o muy caros, lo que hacía que no se utilizaran. El reto consistía en desarrollar un producto que brindara protección a los niños, que fuera permanente, que no requiriera remover ningún tipo de componente y quedara desprotegido, y que no encareciera el producto. Se trabajó en un sistema que consiste en dos placas de nylon (aislante) que funcionan con uno o dos resortes, según el diseño de cada fabricante. En el interior del contacto existe una tapa que impide que se introduzcan alambres o clips, pero permite la inserción de clavijas sin ningún problema. En EUA se conoce como tamper resistant; en México, como tensión restringida. Este tipo de equipos los exige el National Electrical Code de EUA desde 2008, lo que equivale a la NOM-001-SEDE, en las casas, aunque no haya niños, en las escuelas de educación básica y en las guarderías”, detalla el ingeniero Yarza.
Dispositivos. Los ICFT ofrecen la posibilidad de proteger la vida, al encargarse de interrumpir el flujo de corriente eléctrica ante un evento de falla
Aunque en México se carece de una estadística precisa sobre el número de niños que sufren accidentes por electrocución, sucede con mucha frecuencia y este tipo de tecnología permite minimizarlos. Además, destaca que la diferencia de precio –motivo más común para evitar el cambio de tecnología– es deleznable en comparación con la protección que brindan: “El diferencial de precio entre un contacto normal y uno que cuenta con este tipo de protección asciende a aproximadamente 10 pesos. Es un precio muy bajo y garantiza protección permanente”.
Otro de los sistemas que se promueven son los interruptores de circuito por falla a tierra (ICFT), los cuales ofrecen la posibilidad de proteger la vida. Explica: “El ICFT opera mediante una dona por donde pasan los dos conductores, tanto la línea como el neutro. Si la corriente de la línea es equivalente a la que regresa por el neutro, quiere decir que no hay nada conectado o que lo que se encuentra conectado trabaja adecuadamente. Cuando hay un desequilibrio, esa dona genera un disparo de control y abre el circuito; en otras palabras, interrumpe la corriente cuando la diferencia entre la corriente de la línea y del neutro es de 5 miliamperes ± 1 miliampere, y opera en 25 milisegundos, la cuarentava parte de un segundo”.
Por otra parte, el ingeniero Yarza especifica que la carga a la que se acciona el dispositivo responde a que es la cantidad que puede resistir, incluso, un niño sin sufrir daños.
“Cuando llegas a 10 miliamperes, una cantidad de corriente muy pequeña, es cuando se usa la expresión “se quedó pegado”: no te puedes soltar. La corriente te dificulta la acción razonada, te bloquea el músculo y no puedes soltarte.
Más allá de eso, en función de la cantidad de corriente y el tiempo, una descarga de 10 miliamperes puede provocarte quemaduras, hasta llegar a falla cardiaca y muerte”.
Al igual que en el caso de los tomacorrientes con protección integrada, este tipo de dispositivo no es costoso, funciona por muchos años y sólo es preciso verificar periódicamente que funciona de manera correcta.
Finalmente, el quinto tema se enfoca en la seguridad de los equipos electrónicos, abordada desde dos puntos de vista: protección contra picos de tensión transitorios y el uso de extensiones eléctricas.
La importancia del primer punto radica en que los picos de tensión son capaces de quemar los equipos. Cuando esto sucede, es posible que se reduzca a la mera pérdida del equipo, pero, en casos más graves, la quemadura del aparato puede desencadenar un incendio, debido a que los picos de tensión llegan a dañar la protección de los equipos.
En el segundo caso, el ingeniero Yarza comenta que el incremento en el número de equipos ha favorecido la utilización de extensiones, lo cual constituye un riesgo, ya que las extensiones eléctricas se deben utilizar exclusivamente de manera temporal. “Una instalación correcta en una casa debe estar bien cableada, con protección a tierra, contar con contactos suficientes y con un sistema de protección termomagnético para controlar los diferentes circuitos. En la actualidad, si se presenta un cortocircuito por una sobrecarga, se pierde la energía en toda la casa, lo que provoca un caos. Lo mejor es contar con diferentes circuitos, con sus diferentes pastillas, para que, en caso de que se presente una falla, esté bajo control”.
Si bien la mayoría de estos equipos llevan ya algún tiempo en el mercado, poco se ha avanzado en su utilización entre los usuarios de tipo residencial, principal preocupación de la Comisión. “La seguridad eléctrica, por tanto, demanda educación, difusión del conocimiento, porque muchas veces las personas no instalan sistemas de protección porque no saben que los necesitan. Hay gente que se ha electrocutado en varias ocasiones y aun así no lo toman en cuenta. Esto va de la mano, también, con evitar comprar productos pirata. En el mercado encuentras interruptores termomagnéticos a precios impresionantemente baratos, pero no tienen nada adentro; y si lo compras, en realidad estás pagando carísimo, si bien te va, un simple apagador”.
En el país, el número de usuarios de tipo residencial supera los 4 millones de personas. En general, estos usuarios no cuentan con las protecciones mínimas que indica la norma y es donde se debe trabajar. “Una de las primeras acciones de la Comisión es retomar la página de internet y estamos preparando pequeños mensajes, porque el objetivo es que lo difunda la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a través de todos sus recibos, con una pequeña nota y la dirección de la página, de modo que la visiten y tengan acceso a la información”, comenta el presidente de la Comisión de Seguridad.
“La seguridad eléctrica demanda difusión del conocimiento, porque muchas veces las personas no instalan sistemas de protección porque no saben que los necesitan“: Julián Yarza
Pero la difusión con apoyo de CFE aún está por consolidarse, por lo que los miembros de la Comisión han definido otros esquemas para hacer llegar el conocimiento a los usuarios: “Esta labor la estamos llevando a cabo a través de los niños. Esto se debe a que es sumamente difícil reunir, digamos, a un grupo de 200 madres de familia; pero en una escuela, si repartes información impresa con 200 niños, le llega a 200 madres de familia y posiblemente a 200 padres también”, apunta el ingeniero Yarza. “Por otra parte, se han desarrollado cuadernillos y libros para colorear con ideas sumamente básicas con el propósito de que los niños vayan entendiendo los conceptos sobre seguridad eléctrica y cuestionen a sus padres al respecto”, detalla.
“Gran parte de lo que se necesita para lograr un efecto positivo radica en crear consciencia”, ahonda. “La electricidad es una herramienta y es muy útil. Nos sirve para muchas cosas y nos ofrece una gran cantidad de comodidades; pero también tiene sus riesgos. Por ejemplo, antes manejábamos todo el tiempo sin cinturón de seguridad y nunca nos pasó nada, pero ahora toda la gente lo primero que hace al subirse al auto es ponerse el cinturón. Esto se debe a que ahora hay consciencia. En el caso de los contactos de tensión restringida, una mamá no está consciente de los peligros; quizás si ve que el niño está tratando de introducir una llave en el contacto, se va a encargar de que no suceda; pero ¿qué pasa cuando no lo está viendo? Si le proporcionas la información sobre el riesgo al que están expuestos y que la inversión para neutralizar ese riesgo es mínima, se interesan. Lo mismo sucede con los demás temas que buscamos difundir”.
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