Columna

Impagos, deterioro de la industria de la construcción

Por Felipe Lascurain.Felipe Lascurain

Después de 30 años de estar al servicio de las empresas dedicadas a la construcción de obra me he podido dar cuenta, con pesar, de que la mayoría de las empresas, y no hablo de las verdaderamente grandes –que pueden manejar, contratar e incluso imponer sus condiciones arbitrarias al resto de las compañías, es decir, las pequeñas y medianas–, se encuentran en un vaivén (que en muchas ocasiones se decanta en impago) con los clientes para el pago oportuno de las obras.

¿Cuál es el problema? Los abogados sin ética. Al ser contratados por cualquier persona, nos tenemos que vender para llevar a cabo actos de injusticia, sin querer darnos cuenta de que, finalmente, lo que debemos impulsar es tener una ética que nos permita equilibrar los contratos para que la construcción sea un verdadero negocio para las partes que intervienen, y no como es hoy la industria del “no pago”.

Para la mayoría de las obras (hagan un ejercicio: revisen las obras ya realizadas por ustedes y vean dónde quedaron sus utilidades y el resto de cuestiones que pensaban ganar), sobrados son los casos en los que no cobran ni siquiera los salarios, o los materiales que no se habían adquirido desde el principio de la obra y que finalmente no se les pagan.

Ahora bien, con los años de experiencia que tengo asistiendo a profesionales que trabajan en el sector de la construcción en sus diferentes ámbitos: eléctrico, hidráulico, de obra eléctrica, etcétera, he ido diseñando una serie de medidas que les podrían ayudar a cobrarles a aquellos clientes que caen en el impago.

Existen diferentes mecanismos que contribuyen para la defensa o prevención de los impagos.

El contratista debe confiar en la figura del abogado, especializado en temas de contratos, para que se trabaje conjuntamente en ello. Los negocios no pueden caminar ni alcanzar prosperidad sin la suma de alianzas o relaciones estratégicas. Ahí es donde entra nuestra labor.

Uno de esos mecanismos de apoyo es propugnar por que aquellos clientes que nos contraten constituyan un fideicomiso y depositen en éste el ciento por ciento del capital, o, bien, la totalidad del costo de la obra, para asegurarles a los contratistas que el dinero existe.

De igual manera, esos clientes deben estar conscientes de que el contratista es su mejor ayuda, así como su mejor herramienta para lograr construcciones de primer nivel que cuenten con óptimas calidades, y que si ustedes no lo cuidan, el día de mañana tampoco tendrán personas éticas y capaces construyendo sus inmuebles.

México tiene una historia en el ámbito de la construcción y son innumerables las obras monumentales que se han erigido.

El sistema de construcción es inalienable a una ética profesional de toda la cadena de valor. Encontremos la respuesta en la corrupción, que es un malestar de México y de los que conducen este país.

Por supuesto, resulta contundente la premisa: “yo debo pagar por un servicio”. ¿Cómo es posible, entonces que a los contratistas se les niegue este derecho? La verdad no existe explicación que valga.
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Felipe Lascurain.
delascurain.consultoreslegales@e-management.mx
Licenciado en Derecho, egresado de la Universidad Iberoamericana. A lo largo de su carrera, adquirió una amplia experiencia en la asesoría a empresas dedicadas al ramo financiero, seguros, inmobiliario y construcción, tanto en su planeación como en su parte corporativa y legal.

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