Contratista

Obra y vida, sabiduría que se hereda

“Para nosotros, el cuidado al  planeta es una transición; para los jóvenes debe de ser una religión”.

La Empresa de Construcciones Electromecánicas (ETRA), propiedad del ingeniero René Vargas del Valle, ha acumulado gran experiencia y sabiduría durante los últimos 22 años. Ha realizado innumerables obras de gran importancia en la Ciudad de México.

Por Antonio Nieto.

René Vargas es un contratista eléctrico capaz, pero, en varias ocasiones, refleja también otras facetas, como poeta, pintor, difusor del conocimiento, etcétera.

Se podrían aplicar muchas palabras y conceptos para definirlo. Su figura es de respeto; impone su compromiso y profesionalismo.

En Reforma 222, no únicamente se pudo penetrar a las entrañas de la obra, sino que parte de su vida fue expuesta, como si se tratara de un viaje al fondo de la experiencia.

La enseñanza es una estela que va dejando el ingeniero por cada lugar en el que está. A través de los años, ha forjado una empresa y una familia, ambas con la solidez y cariño de este conspicuo hombre.

Constructor Eléctrico (CE): ¿En qué año empezó usted a involucrarse en la construcción eléctrica?
René Vargas (RV): Como ETRA, tenemos casi 23 años. Cuando estaba haciendo mi carrera en la ESIME del Politécnico, trabajaba en una planta de transformadores. Desde entonces, comencé a trabajar en el sector eléctrico, cuando tenía 16 años. Terminé muy joven, a los 20 años, ya con una experiencia. En esa planta duré 30 años, hasta que llegué a la Dirección General, y mi salida fue para iniciar nuestro proyecto de empresa.

CE: ¿Fue destacado en la universidad?
RV: Yo diría que fui como cualquier estudiante, ni mejor ni peor. Nunca fui miembro del cuadro de honor ni mucho menos. Fui un estudiante como cualquier otro, pero en algún momento de mi vida me dieron la oportunidad de colaborar en organismos intermedios, como AMERIC, ANFATE, CANAME, donde tú aportas mucho y no recibes a cambio un salario, recibes grandes satisfacciones y en ocasiones recibes críticas, pues no toda la gente está de acuerdo en la forma de llevar una institución.

Sin embargo, mi forma de vida, mi estilo personal de vida es “tú da a los demás y no esperes nada a cambio”. Y considero que esa regla me ha dado más de lo que yo me imagino; me ha dado, sobre todo, amigos. Soy una persona conocida en el medio, porque no tengo conflicto con nadie: puedo andar con orgullo en la calle o encontrarme a cualquier persona y no me oculto por haber hecho algo inadecuado, una instalación mediocre o de mala calidad, al contrario.

CE: ¿Se encariña uno con los proyectos?
RV: Te encariñas porque, independientemente de que se trate de obras de gran magnitud, cuando las ves en plena operación, te sientes diferente a la gente que cotidianamente usa los servicios, porque tú sabes que construiste (bueno, mi empresa), y toda su operación parece sencilla, casi automática y en muchas ocasiones de hecho lo es, por lo que deben existir procedimientos de operación y un mantenimiento de rutina, planeado, con estadísticas de operación y hecho por personal muy preparado y capaz.

Estas instalaciones están operando los 365 días del año. Imaginémonos lo que significa que hayas hecho una instalación eficiente con equipos de alta calidad. Tiene que haber orgullo.

CE: ¿Cómo nace la inquietud por formar la empresa actual?
RV: Fue un tanto casual, porque a la empresa que fabricaba los transformadores le surgió una oferta (le pertenecía en aquel entonces a una casa de bolsa: Probursa). Entonces, la competencia ofreció adquirir las acciones de nuestra compañía para ganar más mercado, ya que teníamos una gran demanda en la iniciativa privada, en Comisión Federal y en Compañía de Luz. Entonces, compraron la compañía para hacerse de mercado y la compañía se cerró, pero fue mi gran oportunidad porque había sido Presidente de la Cámara Nacional de Manufacturas Eléctricas. Conocía el medio eléctrico y me dieron las facilidades de tener distribuciones de equipos y de materiales.

Eso fue, por decirlo así, la plataforma de lanzamiento, porque tenía conocimiento y la experiencia con todos los fabricantes. Había sido su presidente, podría tener acceso a cada fábrica. Se me dio esta oportunidad; tomé las distribuciones, tomé las marcas y de ahí vimos que era más conveniente, no solamente vender productos, sino hacer proyectos e instalaciones.

CE: ¿Recuerda su primera obra eléctrica? ¿Cómo fue?
RV: El que había sido administrador de la planta de transformadores, cuando la empresa ya se había vendido, me llamó. Él administraba una planta de tubos de albañal, que son tubos muy grandes de 3.5, 4 o hasta 5 metros de diámetro. La planta era muy antigua, por lo que nosotros la modernizamos. Hicimos el proyecto e hicimos la instalación. Fue uno de nuestros primeros trabajos, aproximadamente en 1989-1990.

CE: Respecto de 1981, cuando estaba en la Caname, ¿cómo ve el cambio del sector?
RV: En cualquier país, los avances, tanto de visión como de aspectos tecnológicos, traen un cambio radical. Nosotros dependíamos en aquella época de la manufactura nacional. Hoy el mundo está tan globalizado que los productos pueden venir de Europa, Asia o Estados Unidos, y ya no se defiende el concepto de producción nacional, pero la aplicación tecnológica, el trabajo que se da a los obreros de empresas, como Schneider, Condumex… lo hacemos los contratistas; es decir, nosotros les damos vida a estas empresas.

Consumimos los productos que nos demuestren calidad, tecnología, seguridad, eficiencia. Nosotros en nuestras áreas de ingeniería seleccionamos esos productos. La tecnología hoy es muy competida porque avanza a pasos agigantados, entonces tenemos que estar perfectamente capacitados. Pero el mundo ha sufrido un cambio radical, así como se ve con los autos híbridos o ahora eléctricos, se ve en electricidad también. Hay un gran avance tecnológico.

CE: ¿Se tiene que voltear irremediablemente hacia el cuidado del planeta?

RV: Definitivamente. Sería irresponsable si aquéllos que diseñamos o construimos obras de esta magnitud no estuviéramos a la vanguardia en los conceptos de ahorro de energía, cuidado del ambiente y, sobre todo, en el aprendizaje y la enseñanza para las futuras generaciones.

Para nosotros, significa una transición; para ellos debe de ser una religión, es decir, deben de considerar que no hay otra opción más que cuidar al planeta, ya que es la nave en la que estamos metidos todos. No podemos hacer ningún proyecto o instalación en donde no nos preocupemos por el resto de la humanidad. Tenemos que aportar cada quien nuestro grano de arena.

CE: ¿Qué es lo que ofrece su empresa a los trabajadores?
RV: Lo fundamental es seguridad de que tienen un trabajo, de que no van a recibir solamente un salario, sino que están aportando hacia afuera, hacia nuestros propios usuarios. A los usuarios de edificaciones como ésta les están aportando a través de su ingenio o de su trabajo una parte de ellos mismos, pero una gran parte hacia la sociedad.

Ellos están visibles; yo no escondo a mi gente, yo quiero que a la gente como Renato (hijo de René, también especialista en construcciones eléctricas), como el personal de ingeniería, de obra, de mantenimiento o, de instalaciones, los conozcan nuestros clientes y sepan de su capacidad.

No tenemos duda de que son gente que inclusive tiene el potencial de poderse ir a la competencia, pero que no se irán solamente por un mejor salario, sino por crecimiento personal, capacitación tecnológica y humanista, participación en organismos afines, etcétera.  Y es que es lo que estamos intentado hacer en ETRA: que ellos se sientan como en una extensión de su casa, con convivencia, participación y con buenas relaciones entre el personal. Tenemos un esquema permanente de motivación.

CE: ¿Qué parte de la vida lo ha llevado a tener esta visión?
RV: Primero, la necesidad económica, pero yo creo que en la vida no solamente de pan vive el hombre: el hombre llega a vivir de otros satisfactores. Cuando tú visitas una instalación como ésta, a pesar de que tiene terminada dos o tres años, no se termina la satisfacción, sino que la sigues viviendo y sigues en contacto con un mismo cliente que cree en ti y te sigue buscando, porque has hecho adecuadamente las cosas.

Te llena de orgullo, te llena de satisfacción y sabes que estás ayudando también a que tu personal haga un patrimonio; pero un patrimonio recto, un patrimonio de capacidad personal en la empresa. Saben que ellos están participando. No se trata de egoísmo del dueño o del director; lo principal es que participan todos tus colaboradores en sus diferentes trincheras.

CE: ¿De todos los mensajes que hay en su empresa con cuál se queda?
RV: Nunca lo había pensado, pero hay uno que se refiere a que la persona puede crecer tanto como lo desee; lo único que tiene que considerar es que mañana tiene que hacer mejor las cosas de lo que las hace hoy: ésa es la intención de la empresa.
——————————————————————————————————————-
REFORMA 222 dechado de calidad

Hubo que romper muchas fórmulas preestablecidas: se analizaron las acometidas y la distribución para cubrir todos los requisitos de seguridad técnica y humana

La infraestructura eléctrica que se llevó a cabo en el corazón de la avenida Reforma fue una tarea ardua, cuya realización presentó varios retos. Pericia y sabiduría se conjugaron para darle vida a uno de los complejos más importantes de la Ciudad de México.

Reforma 222 (como se le conoce a la edificación) es un desarrollo de usos mixtos que ocupa una superficie de 180 mil metros cuadrados y consta de dos torres de departamentos, una torre de oficinas, un centro comercial de 92 locales y cinco niveles de estacionamiento con capacidad para 2 mil automóviles; 11 salas de cine lo complementan, y un sinnúmero de instalaciones de entretenimiento, restaurantes, gimnasio, etcétera.

La torre II cuenta con tres niveles para comercios, además de un piso TRANSFER, el cual aloja un gran número de subestaciones eléctricas y presenta un diseño único, pues todo el complejo cuenta con un anillo de distribución de 23 mil volts y subestaciones con interruptores en hexafluoruro de azufre.

El proyecto, suministro de equipos y materiales, así como todas las instalaciones eléctricas, fueron encargados a ETRA por parte del desarrollador, Grupo Danhos.

El anillo eléctrico recorre los edificios en media tensión; es decir, a 23 mil volts, hasta las azoteas y desciende nuevamente. En las azoteas se instalaron subestaciones para conectar los equipos que se alimentan en baja tensión (480V), en forma más cercana para evitar conductores de mayor calibre y más costosos. Si se distribuye de abajo hacia arriba hasta el centro del edificio y viceversa, en 23 mil volts, se logra una gran economía, pues este sistema resultó más eficiente y económico.

Obra paradigmática
El complejo eléctrico es pionero porque se tuvo que convencer a la Compañía de Luz para aceptar un sistema de distribución con equipos en hexafloruro de azufre, logrando así una distribución más confiable. Además, el cuidado de la naturaleza, la máxima seguridad humana y la continuidad de operación permanecieron siempre en mente, ya que este gran complejo, con alto desempeño energético, es a la vez de una gran concentración humana.

Hubo que romper muchas fórmulas preestablecidas; por ejemplo, dejar de usar transformadores de líquido. Por ello, todos los transformadores son de tipo seco. Que ya no tuvieran las protecciones en aire, sino que fueran protecciones en hexafluoruro de azufre, pues son más confiables, hace que no requieran mantenimiento y funcionen de por vida.

Dichos equipos son los que también le dan el carácter de eficiencia energética. Al ser equipos secos, son de alta eficiencia. Las plantas de emergencia son de la mejor marca. La forma en la que se hizo la distribución fue para subir los voltajes, bajar las corrientes y usar, además, conductores de distribución en aluminio con su protección individual, llamados MC, o Metal Clad, debido a que los miles de kilómetros de cable que hay instalados en el sitio requerían eficiencia para la distribución.

No se debía invertir únicamente en cable o equipo, sino que había que analizar todas las acometidas y la distribución para hacerla eficiente y segura, con el fin de cubrir todos los requisitos de seguridad técnica y humana.

Desde que el proyecto se puso en marcha, las plantas generadoras de emergencia se han utilizado “n” veces, al salir de servicio el suministro que depende de la Comisión. Si hay corte de energía, se tiene que hacer uso de las plantas. Éstas arrancan de forma automática al detectar la falta de suministro eléctrico. Tienen que entrar entre cinco y seis segundos después de sucedido el corte. Y para el conjunto es básico, pues están instalados cerca de 4 mil kW, en plantas con diseño Bi-fuel.

Desafíos
Los retos, inherentes a cualquier obra, fueron varios. Hacer que la distribución estuviera oculta fue el mayor. La gente que ahora pasea por el centro comercial no imagina que exista tal entramado en el corazón del edificio.

Otro reto destacable fue que se trataba de una ciudad dentro de una ciudad. El problema consistió en concluir una instalación de esta magnitud en un tiempo determinado. Para tal fin se “abrieron frentes de obra diversos”. Es como si se hubieran tenido 10 o 12 contratos distintos con supervisión específica.

Se intentó que una supervisión no interfiriera con otras áreas, sino que se trabajara como si hubiera 12 contratos diferentes: con oficina diferente, con supervisión individual, pero con una cabeza general quien tenía casi que vivir todos los días en la obra, con respaldo del área de ingeniería.

1 2Página siguiente

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba